La Solana, 1 de septiembre de 2009
El grupo Artístico y Literario “Pan de Trigo” ha emitido el fallo de su XX Certamen Poético Nacional. Reunido el jurado y, tras una difícil deliberación por la cantidad y calidad de los trabajos presentados, se decide otorgar los siguientes galardones:
1º PREMIO, dotado con símbolo Pan de Trigo, 400 euros y matrícula en la Escuela de Escritores Alonso Quijano de Alcázar de San Juan, a Esteban Torres Sagra, natural de Montizón (Jaén) por su trabajo titulado CHARADA.2º PREMIO, dotado con símbolo Pan de Trigo y 300 euros, a José María Torres Fabero, natural de Membrilla (Ciudad Real), por su trabajo titulado HISTORIA OTRA.
3º PREMIO, dotado con símbolo Pan de Trigo y 200 euros, a Isidro Catela Marcos, natural de Salamanca, por su trabajo titulado LA BREVE FELICIDAD.
PREMIO JOVEN, dotado con símbolo de Pan de Trigo y 200 euros, a Lourdes Rubio Ramírez, de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), por su trabajo titulado A UN VERSO SUELTO.
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El jurado ha estado formado por los componentes del grupo Juani Torrijos, Antonio García Catalán e Isabel del Rey, y como secretaria, Ramona Serrano.
El acto de entrega de premios se llevará a cabo el sábado, día 10 de octubre, en el auditorio de la Casa de Cultura. Durante el mismo acto, se rendirá homenaje a Lope de Vega, en el cuatrocientos aniversario de su poema El arte nuevo de hacer comedias.
Pan de Trigo
CHARADA
Arrojaré al viento la olla de sal
donde me cobijaba
cuando la espuma
de un sí rotundo parta de tu lengua,
cuando los elementos se conjuren
sobre altares de culto milenarios
y nazca de tu boca una rosa de agua,
porque ya no me sirve cualquier sí,
porque ya no me sirve un sí cualquiera.
Será un brindis afrodisíaco de cadetes
primerizos, de apóstoles novatos,
de heliotropos ciegos que apuntalan el ocaso
con la fragua constante de sus vigas,
que apostillan la luz
y la niegan tres veces
si pregunta por su génesis algún recuerdo.
Y el mar,
o el aire,
o las gavillas de oro que condensan
en tus ojos irisaciones pálidas,
o el cardomomo vivo que arde en una vela,
a modo de aliento, en tus entrañas,
me responderán al reto con huracanes
de confeti,
con hojas de sabinas
merodeando el crestero,
con humo romántico y oloroso,
con harina mojada
cubriendo las cumbres de los macizos.
E iré a buscarte
al mismo sitio del primer desprecio,
a aquel portal de siemprevivas muertas,
a la esquina triste donde tus labios
ensayaron el camino de la huida
y dejaron mi boca a la intemperie.
Entonces entenderé que el dolor es vencible
y su adalid más fiero vulnerable,
que la espera se amortigua con un vino rojo
y el amor lo forman insospechados resortes.
Entonces navegaré por los sueños
hasta la terraza ígnea de tus ingles,
beberé néctar divino de crianza
y bajaré de los puentes hasta las cenizas
más oscuras del agua
a besar sus arenas.
Si todo ha sido cierto una bengala
ascenderá hasta el Sol desde mis ojos
y por su escala la emoción genuina
alcanzará su cénit.
Si sólo ha vuelto a ser una quimera,
otra charada más del subconsciente,
cuando despierte lloraré en silencio
y, por enésima vez, suplicaré a tu Dios
que me libere al fin de este suplicio.