IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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miércoles, 2 de septiembre de 2020

SEGUNDO PREMIO DE POESÍA EN ALACUÁS


 El poema que transcribo a continuación ha obtenido el segundo premio en el certamen MARE DE DÉU DE L'OLIVAR, modalidad B.



BALADA DEL SETENTA Y CINCO

 

 

 

Nunca olvidaré las acequias de mi infancia

en el descampado que había detrás de mi piso:

corrientes que inundaban madrigueras de ratas 

entre carriles de azada y de rastrojos

y nos dejaban sin fútbol unas horas

para regar a mansalva los naranjos

y los huertos del camino a Xirivella.

 

Venas secas que despertaban al dictado

de un turno incomprensible para un niño

hasta reventar de agua aquellos cauces,

perennemente secos hasta entonces,

como venas excavadas en el páramo.

 

Ni las tardes en que rompíamos la monotonía

haciendo cola cuando estrenaban

alguna de Tarzán, el hombre mono,

o para ver pelearse a dos romanos

en el cine Hercumar, enfrente de mi escuela.

 

Ni las noches de estrellas, orientados a levante

para vislumbrar el castillo de pólvora

el día de San José, mirando a Valencia

por encima de los edificios y las luces,

sobre tejados convertidos en terraza

en una finca de las afueras de Alaquàs.

 

Nunca olvidaré los primeros escarceos con la vida

para un andaluz emigrante de once años, 

los amigos que dejé y los que pude hacer,

las clases de guitarra que no di 

para disgusto de mis padres,

el susto de mi hermano al cruzar la avenida,

las escapadas algún sábado al Vedat,

los partidos de frontón en la azotea,

y ese olor que se pega a los recuerdos

con retazos de humo y azahar;

o las clases de don Francisco Lerma,

de quien yo era su alumno favorito…

 

Todo bien mezclado con carencias y con ansias

de hacerme mayor, sin yo saberlo,

para soñar con las acequias de mi infancia 

dormido en las entrañas de otra tierra.