IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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domingo, 29 de abril de 2018

RELATO PREMIADO EN EL "HELÉNIDES DE SALAMINA"




 Un auténtico placer recibir el premio de relato 
"HELÉNIDES DE SALAMINA"
por mi texto 
"LA BURBUJA"
en Casar de Cáceres 
el pasado sábado 28 de abril. 



                          LA BURBUJA.                                

Todo empezó cuando Ekall eligió un sitio a las afueras del poblado, allende las palmeras centenarias, para erigir la cabaña de sus sueños. Estaba alejado del centro, la verdad,  a unos doscientos pies más o menos grandes de donde vivía el jefe de la tribu, Kimyo, que significa “Ki Mando Yo”, pero con el carro-taxi tirado por un cebú que hace de transporte público, se podía tardar, como mucho, un par de minutos en el viaje. Así que no le dio importancia al asunto de la lejanía y comenzó a talar bambúes y pimpollos de sicomoro para enjaretar el primer armazón de su vivienda, algo arcaica y sin excesos, ya que a pesar de la tasa de paro de la aldea, que rondaba el seis por ciento según la última EPA (Encuesta de Población nAtiva), pues a Basir le mordió una hiena en el calcañar y estaba de baja con un parte del curandero y Kambusi sufría intoxicación por comerse el intestino descompuesto de un lagarto, la cosa podía ir a peor si las gacelas tomaban las de Villadiego y se iban buscando pastos más septentrionales, o los barbos con rayas lilas, especie endémica, sufrían otra epidemia de moquillo y fenecían a cientos, como el año de marras. Por eso Ekall se autoimpuso la austeridad como norma.
         El lugar tenía vistas a la selva desde su pequeña atalaya, y por el otro lado a la zona de expansión natural, en la que tenía proyectado construir Nueme, en un futuro próximo, un cobertizo para que durmieran sus suegros y evitar los ronquidos en sus esporádicas visitas, a modo de incipiente motel de carretera: con agua corriente, (estaba al lado del arroyo), camas ecológicas de uno cincuenta por cinco pasos (de hojas de palmera) y otros lujos, como paja arrocera en el suelo y asientos de tronco forrados de leopardo, con pieles de antes de que su esposa se hiciese  ecologista.
        
La casa, orientada hacia el sur, llamaba la atención de los vecinos, que hasta entonces no habían reparado en la idoneidad del sitio para construir. Y a medida que progresaba su rudimentaria arquitectura iba siendo la envidia de cualquiera. Por eso el hijo del jefe Kimyo, pidió a su padre que se la regalase como dote para sus próximas nupcias. Ekall se enteró por los rumores del interés del cacique por su choza y se negó en rotundo a cambiarla por dos cabras, un avestruz enano y una vieja chimpancé instruida para espantar a las zarigüeyas. Sin embargo, se dejó caer por sus inmediaciones el taimado Komi, que en el idioma ancestral quiere decir “El Que Va A Komisión” y le explicó lo provechoso que podía resultarle aquel trato si le exigía también al comprador que le nombrase miembro del Consejo de Ancianos, no en balde Ekall rondaba ya los veinticinco, y que le hiciese el encargado del PGOU, es decir, “el que autoriza edificar en los solares públicos y convierte los parques de jirafas en centros comerciales para el trueque y en campos donde practicar el lanzamiento de ubres de búfala rellenos de estiércol, el deporte local por excelencia”.  El precio final, con la intermediación de Komi, superó con diferencia las previsiones más optimistas del vendedor y la gente del poblado se llevaba las manos a la cabeza al enterarse del mismo, pues nadie entendía cómo podía pagarse aquel capital por una vivienda en las afueras. Kimyo tuvo que pedir un préstamo a Bhotyn que significa “El Que De Verdad Manda”. Le prestó tres carneros de Antioquía a devolver en cien lunas, con el incremento de dos perdices australes cada siete, por lo que el jefe tuvo que trabajar por las noches en un espectáculo tribal en las turísticas ciudades próximas de Ben y Dorm para afrontar su compromiso.
         Ekall convenció a su amigo de la infancia, Seoane, para que se asociara con él en el negocio inmobiliario. Debía aportar su búfalo dócil y el carro de cañas, con sus atalajes correspondientes, a la empresa común. Pronto comenzaron a desbrozar la selva de la parte norte para levantar tres pequeñas residencias, las cuáles vendieron sobre plano (de papiro) antes de comenzar a edificarlas, con lo que sacaron veinte cerdos de cría, trece gallinas de Borneo, nueve cabras de pelo rojo y un íbice, que no servía para nada. Tuvieron que contratar a cuatro niños de seis años para que cuidaran del ganado y a dos hombres fuertes para poder entregar las viviendas en el plazo previsto.
         Su siguiente proyecto encontró la oposición del Consejo de Ancianos, porque, entre otras cosas, debían desviar el curso del riachuelo que abastecía a Kombeze, su aldea, la aldea que estaba creciendo más en aquella estación seca que en las diez últimas. Regalaron una cerda preñada al jefe Kimyo, que se puso de su parte de inmediato y convenció a la Asamblea de la conveniencia para la artesanía y el comercio locales de aquella obra. Hubo que adiestrar dos elefantes para acometer el trasvase y transportar madera. Seoane tuvo la idea de ahorrar materiales en las nuevas urbanizaciones y logró casi un treinta por ciento menos de gasto, con lo que el beneficio sería mayor, aunque las estructuras más enclenques, pero nadie lo notaría, a no ser que se moviera la Tierra por un enfado del Dios Sismo. Fueron quince bungalows adosados con vistas a un pequeño lago artificial poblado de flamencos, grullas coronadas y algunas gallinetas, y a un campo de lanzamiento de ubres, por lo que todos los hacendados de la tribu quisieron disponer de una segunda vivienda en propiedad en aquel paraíso. Ya contaban con veinte hombres trabajando a turnos. Tuvieron que venir de otras aldeas oficiales y peones, que para ahorrarse el desacarreo de dos horas andando cada mañana y cada tarde, comenzaron a interesarse por las viviendas de segunda mano, las que quedaban libres tras adquirir sus propietarios una nueva, por lo que este mercado supuso un nuevo empuje para la economía local. Poco a poco los sueldos subieron en la construcción hasta casi lo inconfesable, por lo que los pescadores de barbos con rayas lilas, la especie endémica, y los cazadores de gacelas fueron aprendiendo el oficio e incorporándose a la nómina de EKASESA, la empresa  original: EKAll y SEoane, Siempre Amigos. La prosperidad se instaló en Kombeze y como había muchos semovientes para el canje, se disparó la demanda de los servicios y, arrastrados por ella, los precios de todo. Bhotyn alquiló una céntrica cabaña como sede central de su BANKO, que así se bautizó en suajiri a este modo novedoso de hacer fortuna y que viene a significar “Beneficiarse A Nuestra KOsta. Pronto no quedó nadie que no se hubiese comprometido con un préstamo de 200 ó 300 lunas en todo el valle del río Oouala.
         Al brillo de las finanzas, las nuevas construcciones constaban de dos alturas, dejando la planta de abajo como local en alquiler para los comerciantes y artesanos que llegaron de otros pueblos menos prósperos y que estaban dispuestos a pagar una piel curtida de castor o el hígado de un armadillo cada luna. Se conformó un sistema casi perfecto en el que los elementos de trueque más codiciados, como las cabras de leche rojas y los colmillos de rata almizclera, circulaban de mano en mano a velocidad de vértigo. La propia compañía de Ekall advirtió la necesidad de las gentes de gastar sus fungibles en cualquier sibaritismo y probó con una casa de comidas, donde se servía a diario solomillo de antílope al aroma del marsupial sobre cama de frutas caramelizadas, o criadillas de rinoceronte negro aliñadas con hierbas aromáticas y virutas de coco, siendo el jefe de cocina un viejo caníbal reconvertido, con mucha experiencia en la preparación de la carne, de una tribu casi desaparecida. En vista de su éxito y de su lleno casi diario, los dirigentes de EKASESA abrieron también un concesionario de potentes cebras mansas, para los potentados, y de burritos pigmeos, para sus señoras, pensados para pequeños desplazamientos en el casco urbano y fáciles de aparcar, ambos con aguaderas grandes para cargar las compras del ultramarino y que consumían solamente un par de zanahorias crudas y un  balde de agua cada mil metros. En muchas casas se contrató a una o dos internas, muchas sin derecho a curandero ni a pócimas, que se encargaban de las tareas domésticas y liberaban a las dueñas de quehaceres. Eran chicas venidas de aldeas más pobres que debían permitir que las explotasen laboralmente para poder subsistir, porque la mayoría ni hablaban siquiera este dialecto. El Consejo de Ancianos multiplicó su actividad y convocó cuatro plazas de administración para poder documentar mejor sus presupuestos en las Asambleas con números pintados sobre papiros con sangre de oso hormiguero.       
Así transcurrieron muchas lunas bajo el sol de Kombeze. Ekall no sabía a ciencia cierta ni cuántas personas trabajaban para él, ni los bienes que poseía, aunque se cuidó bien de ocultarlos a los ojos de la Asamblea, por consejo de Komi, para no pagar el estipendio acordado, llevándose los mismos a la ciudad fronteriza de Shuizá, donde le estaba permitido acumular más y más riqueza sin tener que colaborar en las fiestas tribales del mes séptimo, ni en la poda de los baobats municipales, ni en la comida de la red de cebúes públicos, ni en socorrer a los que no podían trabajar por alguna lesión o accidente sobrevenido trabajando para él, o a los viejos y viudas que quedaban desamparados repentinamente. Bhotyn publicitaba su BANKO y otorgaba préstamos sin ton ni son, dejándose llevar por la vorágine de aquella sociedad consumista y desarrollada a la que no la conminaban los importes abusivos de los servicios y los bienes. Ahora estaba permitido pagar hasta en 600 lunas, y la gente se proveyó de los adelantos técnicos más novedosos, aunque tuvieron que trabajar de sol a sol para juntar los intereses que debían. Otros siguieron los pasos de Seoane y Ekall y emprendieron asociaciones semejantes, por lo que se llegaron a construir en la aldea hasta tres campos de lanzamiento de ubres de búfala rellenos de estiércol, ahora perfumado, y más de cuarenta casas entre cada dos estaciones de lluvias, lo cual quintuplicaba las necesidades reales de aquella población que no se veía harta de acumular inmuebles y de agrandar sus deudas. El brujo quiso advertir desde su cubículo del riesgo que corrían, agravado por el abandono de las actividades tradicionales de la aldea, menos lucrativas pero más necesarias, como la caza de gacelas y la pesca del barbo con rayas lilas, la especie endémica,  pero nadie parecía oírle y le tildaban de viejo loco, desfasado y antisistema.
         Un empleado del BANKO pidió ver a Bhotyn una mañana del mes quinto, cuando el celo de los mandriles se desacerba y no dejan dormir a nadie con sus gritos de cortejo. En una revisión rutinaria de las cuentas había descubierto que Moró Soo no pagaba su deuda a tiempo, a lo que llamó “morosidad” en su honor, pues, a pesar de trabajar sin descanso, la subida de intereses acordada en la última reunión se le había incrementado la cuota a niveles inasumibles. La mujer que limpiaba el bambú del despacho de Bhotyn, llamada Karme Le, que significa “La Que Gusta Del Chisme”, oyó la conversación y vio la cara de circunstancias de su jefe, que no podía broncearse más porque era de mucha melanina, y corrió a airear la noticia, magnificándola, por los mentideros del poblado. El pánico se apoderó de los poderosos, al pensar que aquella señal negativa podía afectarles a ellos, por lo que al instante pusieron en venta las casas que habían comprado como inversiones, y muchos artesanos y comerciantes previeron nubarrones y dificultades, confirmados pronto, cuando los de la tribu bajaron drásticamente sus gastos en espera de mejores tiempos. Los que no tenían locales propios decidieron cerrar sus tiendas, y por tanto ahorrarse el arrendamiento, con lo que los dueños de los bajos sufrieron una merma considerable de sus rentas, las cuales dedicaban al pago de los préstamos con los que compraron más locales. Por ello también los poderosos con cuantía de bienes inmuebles pero sin liquidez, se vieron en la necesidad de renegociar sus deudas con el BANKO, que se negó en redondo al contemplar el negro panorama. El abastecimiento de zanahorias comenzó a ser parco, pues la gente comenzó a ir andando a todos sitios para ahorrar mantenimiento en los medios de transporte y muchos pusieron a la venta sus cebras y sus burritos pigmeos de segunda mano. EKASESA advirtió que no iba a poder vender las promociones que estaba construyendo ante la caída del consumo, por lo que decidió suspender las obras hasta nuevo aviso, dejando sin trabajo y sin cobrar a los sesenta y cinco empleados directos, que a su vez, al quedarse en paro, no pudieron hacer frente a los pagos comprometidos en las próximas lunas. Hubo que dar descanso a los cocineros de la casa de comida en vista de que nadie iba a yantar desde el comienzo de la Krisis, que significa “Mal Va La Cosa”, pero que al principio se llamó “ajuste coyuntural” o “burbuja inmobiliaria” por el portavoz del Consejo de Ancianos. Quedaron sin empleo los cazadores de antílopes y de rinocerontes negros, y los recolectores de hierbas aromáticas, y los que endulzaban la fruta. A la casa de huéspedes de Nueme no venía nadie, por lo que la hostelería también se sumó a la Krisis del “ladrillo”, palabra extranjera usada para designar el conjunto de elementos que intervienen en la construcción de una vivienda de ramas. La Encuesta de Población Nativa arrojaba los datos más pesimistas que se recuerdan en Kombeze. Se dijo que los reajustes iban a durar veinte lunas y luego que cincuenta y después que cien, pero Ekall y Seoane desaparecieron con sus familias mucho antes sin que nadie sepa adónde fueron, aunque se sospecha que viven en Shuizá, a veinte lunas de aquí.
         En Kombeze rige la desolación y triunfan los presagios agoreros. El brujo ha fundado un partido político alternativo que cada vez tiene más adeptos. Amenaza la hambruna a los sectores más desfavorecidos del entramado social y las hordas de hombres, sin nada que hacer, aburridos de buscar trabajo y de presentar currículum en los poblados vecinos, se pasan los lunes al sol.                                                         



         FIN                    


lunes, 23 de abril de 2018

martes, 17 de abril de 2018

PRIMER PREMIO DE POESÍA EN INIESTA

Un honor recoger el primer premio de poesía "VILLA DE INIESTA" el próximo domingo 22 de abril de 2018 en la localidad conquense por mi poema 
"CUIDADO CON LO QUE DESEAS".

lunes, 9 de abril de 2018

PRIMER PREMIO DE POESÍA EN POZO ESTRECHO


· Ernesto Tubía y Esteban Torres ganan el III Certamen Literario 'Villa de Pozo Estrecho'


La Asociación de Vecinos de Pozo Estrecho (Cartagena, Murcia) comunica que el próximo día 21 de abril tendrá lugar en el centro cívico la entrega de premios del III Certamen Literario 'Villa de Pozo Estrecho'. Los ganadores en la categoría de adultos han sido:

• Premio de Relato: Ernesto Tubía Landeras, con 'La quinta parte de Silvia' 

• Premio de Poesía: Esteban Torres Sagra, con 'Metamorfosis 2.0'

Ambos premios están dotados con 300 euros y un lote de libros.
(09/04/18) 

ENTREVISTA PUBLICADA EN EL BLOG LOQUEOPINANMISPOETAS

sábado, 7 de abril de 2018


Lo que opina Esteban Torres Sagra

Puedes saber más de Esteban Torres Sagra en estas direcciones:
El blog de Esteban Torres Sagra 
Una entrevista a Esteban Torres Sagra
Poema "Algunas veces" leído por Emilio Muñiz en el VI Día Internacional de la Poesía en Segovia

1 - ¿Cómo definirías tu poesía? ¿En qué proporción su temática y estilo surgen espontáneamente o son provocados?
 


La poesía no es de nadie y es de todos. La que me nace a mí es un algodón impregnado en mi incongruencia, en mi soledad, en mi miedo, en mi confusión, en mi ternura… que luego se hace hilachos sobre una pantalla de ordenador y después se materializa en folios renuentes. Practico la poesía como el que practica un deporte, billar francés, por ejemplo, con sus retos y su entrenamiento, buscando siempre un nuevo récord, un hito más.
Todo sirve. Provocar o dejarse ir por las laderas de la imaginación. Llover o evaporarse. Golpear o recibir. No sé de qué depende cada poema, cada intento, pero me entrego en cualquier tentativa como si fuera la última.

2 -Así como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan siempre el mismo cuadro ¿Crees que el poeta que escribe habitualmente está elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu caso?
 
Somos bodegas en las que la liturgia y los materiales, a saber: botas, cubas, acero, microclima, clase de uvas, maduración… dan caldos parecidos y a la vez distantes y distintos. Con una impronta, con un rasgo definitivo que los hace nuestros e identificables. Los poemas son hermanos cuya genética semejante se manifiesta irreconocible en cada miembro. Se parecen, pero cada cual sale a un ancestro distinto sin darnos cuenta. Y ese aire de familia lo impregna todo, lo ensucia todo.
Intento experimentar lo más posible y lo mismo patino sobre el hielo de un fracaso que me siento lactante de una musa.

3 - ¿En qué modo crees que tu poesía sirve o puede servir como terapia para tus lectores o para ti mismo/a?
 
Para terapias hay profesionales muy cualificados. La poesía es goce y como tal puede curar lo mismo que una borrachera. Lo mismo que una juerga donde habla el interior del monstruo que llevamos a cuestas. Dicho esto, cierto es que descubrir aspectos ignotos de nosotros mismos o de los demás siempre purifica y hace crecer. Siguiendo el razonamiento anterior me contradigo con la primera frase y asevero que sí, que sigo una terapia de dolor –crear un poema es parir- y gloria –por la alegría del recién nacido cuando el parto acaba favorablemente-.

4 - ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía de la totalidad?
 
Somos la suma de muchas partes y la frase: “uno más uno no siempre son dos” vendría pintiparada para describir que la totalidad a veces se queda corta cuando agregamos todas nuestras pretensiones y todas nuestras expectativas. Prefiero muchos pocos, aunque no vayan en la misma dirección, que un edificio pretencioso erigido con el fin de cobijar las experiencias e instruir sobre aspectos íntimos. No creo en los manuales ni en las lecciones magistrales cuando se trata de poesía.

5 - Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de cuál de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso así, seguir teniendo calidad?
 
Me gusta la ginebra y me gusta el vino, también la cerveza. Podría, no obstante, vivir sin ellos, pero qué necesidad hay de excluir. Si me obligan a elegir me quedaría con el lenguaje, ya que en el fondo es el principio de cualquier creación y los demás elementos líricos giran en su torno y beben de su naturaleza.

6 - ¿Hasta qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo, corto? ¿Es el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el lector el mayor peso posible, a la hora de interpretarlo?
 
Amo los coches grandes, potentes, agresivos. Pero también las bicicletas: silenciosas, ecológicas, íntimas. Como lector disfruto de todo y a veces me apetece viajar en coche y otras pedalear hasta el ocaso. Cada consumidor en cada instante requiere un medio de transporte dependiendo del trayecto, del destino, de las necesidades del momento. Personalmente prefiero los poemas sugerentes, que pueden arrancar emociones dispares a cada lector con sus imágenes, a aquellos otros más lineales y menos interactivos.

7 - ¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la ausencia de monolitos generacionales como los del 89 o 27?
 
Las etiquetas siempre son a posteriori. Nadie elige pertenecer a una. Es el tiempo y algún crítico oportuno el que bautiza. No obstante, es evidente que las circunstancias de una época, de unas preocupaciones en concreto y el alza o la baja de valores coetáneos suponen una horma férrea de la que es difícil desmarcarse, por lo que todo el que pertenece a una generación concreta está abocado a ser gregario. Pero la tecnología abre pasillos, o agujeros negros, o corredores que comunican con otros lugares y tiempos en instantes. Por eso hay demasiadas corrientes de aire con las que resfriarnos y tal vez esa sea la causa de tanta heterogeneidad. Es bueno no encasillarse.

8 - ¿En qué proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o viceversa, para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en su creación?
 
No todo ha de ser autobiográfico. La imaginación y la lectura, las vivencias ajenas también marcan y enriquecen y pueden ser motores potentísimos. El cine es una fábrica de emociones que el poeta puede aprovechar como si fuesen propias y exprimirlas. La empatía es la madre de la inspiración. No me gusta la palabra honestidad, prefiero fantasía al hablar de literatura.

9 - Cuando creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán pedagógico?
 
Sólo cuando les explico a mis hijos la diferencia entre prosa y poesía. Aunque siempre se enseña algo, aunque sea un sentimiento, un laberinto, un infierno; quizás la pedagogía de un poema estriba en mostrar el mundo desde otra perspectiva. Exponer otra manera de afrontar la realidad y diseccionarla con una navaja barbera. De todos modos yo no me considero un forense. Prefiero un poema que vuele sin destino cierto a uno enjaulado con aspiraciones magistrales.

10 - ¿Cuál crees que es la clave para hacer que un recital poético sea atrayente (Música durante la recitación o entre poemas, cantidad de poemas a leer, número de presentadores o lectores, temporalización, cualquier otro complemento)?
 
Todo influye. La calidad sería el mejor argumento; por supuesto el sentido común. Y luego algo que están sabiendo hacer muchos poetas jóvenes o no tanto (y lo de “tanto” se refiere a “poetas” más que a “jóvenes”) que es vender el producto a través de la tecnología. Para alguien conocido es más fácil cualquier atracción. Es maravilloso oír recitar a voces como Luis del Olmo, Nuria Espert, Francisco Valladares, etc. Si se añade música o efectos visuales o se declama ante una puesta maravillosa de sol, miel sobre hojuelas, pero es fundamental la calidad de los versos y leerlos adecuadamente; sin alharacas y sobreactuaciones, pero también sin fatuidad. Siempre enriqueciendo el texto al pronunciarlo, lo cual no es fácil.

11 – La famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.
 
Hay etapas en la vida de cada poeta en la que prima un motivo u otro para escribir. Nada es cien por cien blanco o negro. El riesgo de crear para uno mismo no es otro que la mediocridad y la autocomplacencia. Escribir para un público puede ocasionar postureo y falta de rigor por buscar el aplauso fácil y el reconocimiento. Un fifty-fifty yo diría que sería lo deseable.

12 – Si te apetece, hazte tú mismo/a esta pregunta final y contéstala (por supuesto).
 
Me voy a hacer dos, una propia y otra sugerida por ti:
 


a.- ¿Dónde van todos los libros de poesía que nadie compra?
 
Debe existir un infierno y un cielo para ellos. Al menos un purgatorio. Me imagino almacenes llenos de cajas donde los sueños se pudren entre hojas de papel satinado. He publicado tres poemarios en solitario y me siento –siguiendo con el símil del parto que ya usé en una respuesta anterior- como si mis tres libros hubiesen nacido muertos. Quizás mi oficio sea ponerles flores cada día. Ahora dudo entre los anticonceptivos y la fecundación in vitro y me imagino con una calavera en la mano diciendo aquello de “to be or not to be”.

b.- ¿Cuál es la clave para tener tal acierto poético en los concursos? ¿Qué es lo que hace que tu poesía se adecue a la sensibilidad de quien escucha y juzga?
 
Me halagas en el fondo al sugerirme que me autoinquiera lo anterior, pues me estás dando a entender que me consideras sujeto de tu convicción. En primer lugar no creo en absoluto, repito, en absoluto, que tenga éxito en los concursos y no es falsa modestia. De hecho si existiera esa clave y yo la conociera no me expondría al fracaso continuado como me ocurre en tantas ocasiones, la mayoría. El secreto es escribir mucho y pulir los escritos cada vez más. Para los concursos, a una calidad –que se supone- hay que añadir el factor cantidad, pues no entiendo los éxitos en los certámenes sino como un porcentaje exiguo sobre los envíos realizados: A más remites mayor acierto, por pura estadística. Contaría mil anécdotas de textos que se han paseado por bastantes certámenes sin pena ni gloria y han acabado siendo recompensados y con elogios en otro más importante, por lo considero que a los jurados –a las personas, a los lectores- les influyen tantos imponderables que es imposible extraer una consecuencia válida de sus procederes al evaluar.

Muchas gracias por incluirme en este blog tan interesante, al lado de poetas a quienes admiro mucho.

martes, 3 de abril de 2018

PRIMER PREMIO DE RELATO "HELÉNIDES DE SALAMINA"

ACABA DE APARECER EN PREMIOSLITERARIOS.COM LA NOTICIA DEL PRIMER PREMIO DE RELATO "HELÉNIDES DE SALAMINA" CONCEDIDO A MI RELATO "LA BURBUJA", GALARDÓN QUE RECIBIRÉ EL PRÓXIMO DÍA 28 DE ABRIL EN LA UNIVERSIDAD POPULAR DE CASAR DE CÁCERES. 

ME ESTOY HACIENDO ADULTO EN ESTO DEL RELATO Y PREMIOS ASÍ ME LLENAN DE SATISFACCIÓN, MÁXIME CUANDO EL OTRO AUTOR DISTINGUIDO HA SIDO MI ADMIRADO RAÚL CLAVERO, A QUIEN POR FIN CONOCERÉ EN PERSONA.

domingo, 1 de abril de 2018

PREMIO DE POESÍA EN LOSCOS

Acabo de volver de Loscos (Teruel) en donde mi poema "A GUISA DE PANEGÍRICO PARA EL QUE GUISA" ha resultado galardonado con un segundo premio ex aequo. Ni que decir tiene que nos lo hemos pasado genial en un ambiente cordial, distendido y literario.
     
     A GUISA DE PANEGÍRICO PARA EL QUE GUISA
                                   


Un nuevo año -y casi aposta-
en honor del Venerable
concurrimos
a esta iglesia de mamposta,
con el fervor admirable
que sentimos.

Aprecien vuesas mercedes
las estrofas con esmero
que recito
en aquestos menesteres
de ensalzar a limosnero
tan bendito.

Inspirado por el caso
les explico mi experiencia,
concebida
como efímero repaso
desde Loscos a Valencia
por su vida.

Ejemplo de honestidad,
benefactor con anhelo,
sin jactancia;
su pobreza, castidad
y obediencia son modelo
de observancia.
  
Superando la fatiga
de tantas calamidades,
con esfuerzo,
a duras penas mitiga
las diarias necesidades
del almuerzo
al pedigüeño y al mendigo,
con un caldo de puchero
sin sustancia
(porque siempre está consigo
el que lo hiciera portero
de su estancia).

Hambre con misericordia
a remediar se dedica
como loco,
paladín de la concordia
en su nombre la practica
poco a poco
en la puerta levantina
de convento dominico
muy nombrado,
mientras cuece alguna espina
en un calderete chico
y abollado,
            pues no tiene otros posibles
de ejercer sus encomiendas
principales
que aumentar los comestibles
con prodigios y prebendas
monacales.
  
Y tal es la nombradía
de sus hechos milagrosos
boca a boca
que pasan por portería
humildes y poderosos
cuando toca.

Con el respeto debido,
mi argumento se interesa
por su drama,
que muy pronto el sinsentido
-cual volátil mayonesa-
se derrama
y las horas de homenaje,
tras estos versos profanos
sin sentido,
empujarán su bagaje
a superar los arcanos
del olvido.

Es inicio de otras cosas
cuando se cierran los ojos
con honores:
Por encima de las losas
solo quedan los abrojos
de las flores…
¡y el cariño de su tierra,
y el de los hombres cabales
con memoria
que se agrupan en Trassierra
para glosar los anales
de su historia!
    
Siempre, ¡querido Anadón!,
            eleva a Dios tus plegarias
por nosotros,
cuida a la organización
de estas Justas literarias,
y a los otros,
esos que animan y aplauden
con emoción nuestras coplas
manriqueñas
y merecen un “cum laude”
por acudir sin manoplas
a estas señas.