IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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jueves, 12 de septiembre de 2019

III CERTAMEN DE POESÍA "CECILIO FERNÁNDEZ TESTÓN"

Mi soneto "DE UN PADRE SOBRIO A UN HIJO EBRIO" ha resultado ganador (1800 euros más de fin de semana para dos personas a gastos pagados) del certamen organizado por el Ayuntamiento de Peñamellera Baja 
"III Certamen de Poesía "Cecilio Fernández Testón"
Esta mañana, en el Ayuntamiento de Peñamellera Baja se reunía el jurado del Certamen Internacional de Poesía Cecilio Fernández Testón para fallar el premio correspondiente a su tercera edición. En total fueron 214 los sonetos recibidos, de los que la inmensa mayoría, 212, entraron a concurso.
Tras leerlos y analizarlos, el jurado acordó por unanimidad conceder el primer premio al jienense Esteban Torres Sagra, un funcionario de carrera residente en la localidad de Úbeda  que cuenta con más de una centena de premios literarios en poesía, relato y microrrelato. El soneto ganador, el que se llevará los 1.800 euros con los que está dotado el premio, además de una figura de bronce representativa del certamen, se titula ‘De un padre sobrio a un hijo ebrio’.
El segundo y tercer premio, dotados con un diploma honorífico y placa conmemorativa, se marchan para Albacete y México respectivamente. Los autores son el manchego Manuel Terrín Benavides (Estampa Profunda) y el mexicano de Michoacán, Luis Girarte Martínez (El viajero).
Los premios se entregarán a lo largo del mes de octubre. El jurado estuvo presidido por el alcalde de Peñamellera Baja, José Manuel Fernández y contó con la participación de Francisco Alvarez Velasco, Aurelio González Ovies, Antonia Alvarez Alvarez y Regino Mateo Pardo. Como secretario actuó el técnico municipal Juan Enrique Rugarcía Corral.
Imagen: Con Antonia Álvarez Álvarez, Aurelio González Ovies y Regino Mateo, miembros del jurado, ante el óleo "Pan" de Cecilio Testón en el salón de actos del ayuntamiento de Peñamellera Baja

DE UN PADRE SOBRIO A UN HIJO EBRIO

Vas y vienes gastando carretera,
a horcajadas de todas las auroras.
Despótico jinete de las horas
cabalgas con el mundo por montera.

Estatua de alabastro, a tu manera,
a los míticos griegos conmemoras:
conquistas, avasallas, enamoras...
pero te olvidas siempre quién te espera.

Y no malgastarías mucho en eso...
digo: en mandar un selfie con un beso,
un whatsapp, un mensaje, una perdida.

Casi nunca te acuerdas de avisarnos
y esa costumbre tuya de ignorarnos
a tu madre le cuesta media vida.

Esteban Torres Sagra.

viernes, 9 de agosto de 2019

ACCÉSIT DEL FRAY LUIS DE LEÓN

Fallo del jurado XXIX Premios de Poesía 

                    Fray Luis de León



XXIX PREMIO DE POESIA FRAY LUIS DE LEÓN

El Jurado está compuesto por:
PRESIDENTA:
D ª. Ana Isabel Zurdo Manso, Alcaldesa-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres.
VOCALES:
D. Luis Garcinuño González, Filólogo.
D. José María Muñoz Quirós, Poeta.
D. Fernando Romera Galán, Profesor de la UCA y Poeta.
Dª Carmen Vanesa Álvarez Rosa, Profesora del Departamento de Lengua Española de la Universidad de Salamanca.
SECRETARIA:
Dª Manuela Doyágüez Buitrago, Funcionaria del Excmo. Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres.

PREMIADOS

1er Premio: “DESPOJOS” de Fulgencio Antonio López Agüera, Cartagena (Murcia)

2º Premio: “ATARDECER” de Mª Soledad Barguilla Abejón, Vitoria-Gasteiz
 MENCIONES DE HONOR

1ª Mención: “MECHAS Y RASTAS” de José Luis de Castro Diez, Venta de Baños (Palencia)


    
2ª Mención: "MADRIGAL DEL AMOR INCESANTE” de Álvaro Adrían Perdigón Delgado, Caracas (Venezuela) y residente en Murcia
3ª Mención: “ORGANIGRAMA DE LUEGO” de Esteban Torres Sagra, Úbeda (Jaén)
4ª Mención: “PORQUE TE QUIERO ASÍ, PORQUE TE QUIERO” de Manuel Ramón Moya Bascuñana, Orihuela (Alicante)


jueves, 14 de marzo de 2019

PREMIO DE POESÍA EN ALCÁZAR DE SAN JUAN



PRIMER PREMIO A MI POEMA
 "PROBLEMAS PERMANENTES CON EL VADO"


Lo nuestro no podía durar
más de lo que dura un espejismo:
tu amor no tenía vado permanente
y yo no quise seguir en doble fila, 
acumulando multas al desaire,
debajo de tu falda por más tiempo.

Te seducían las estrofas conceptistas
y constreñir las ideas hasta la hipérbole;
mientras, Góngora obnubilaba mis sentidos
con sus palabras sonoras, baluartes del barroco,
gustándose al reescribir lo que se siente 
cuando una piedra rompe al ser lanzada 
el diáfano cristal de un sentimiento.

Tú amabas los solos de trompeta,
notas indómitas, el jazz que improvisa
siempre en el alma un algo frívolo y eterno, 
un matiz inapreciable,
un gemido de saxo con su dolor inverosímil,
un do de trompeta que barrita
con la fuerza de cien elefantes amaestrados
y luego se desvanece en un instante, 
y solo deja trazas de su breve magisterio
en los oídos más adictos y sensibles;
yo, en cambio, soñaba eternidades filarmónicas,
los movimientos a compás de cien violines,
clarinetes, trompas, oboes, contrabajos…
al escuchar música de orquesta, 
en una coreografía exacta en su conjunto, 
con perfección acústica, casi matemática.

Yo era de Wagner. Tú de Verdi.

No podías vivir sin microondas
y a mí me extasiaban los pucheros. 
  
Querías disfrutar a toda prisa
tu loca juventud de rascacielos
en ciento cuarenta caracteres por minuto,
abrir nuestras intimidades en las redes
a una caterva de anónimos amigos
-imaginarios casi todos-
como si el amor fuese una tienda de modelos
que necesitara escaparates;
en tanto, yo me inventaba alguna excusa
para escribir tratados de paciencia
observando la cúpula del tiempo
bajo la vieja catenaria de una encina,
en mi olivetti desfasada,
con una taza de ti al alcance de mi mano 
como único argumento.

Yo soy de películas antiguas
en la que los galanes se insinúan 
en las fiestas a las damas elegantes.
Tú no soportas nada de otro siglo:
sólo te atraen los muertos que reviven
y los vampiros con ropa Calvin Klane
persiguiendo a jovencitas malhabladas
por un campus futurista y desolado.

Mis discos de vinilo te provocan ictericia.
Amancio Prada te suena a marca de vaqueros.
Para que no vomites oyendo a Mocedades
necesitas tomarte un par de biodraminas.

Mientras yo degusto, en copa mágnum,
un coñac con más años que tus trenzas,
un gran reserva indescriptible
o un güisqui con más solera que tu olvido;
tú, con su sal correspondiente y sus limones,
sin apenas paladear las bocanadas,
te bebes los chupitos de tequila
solo para sentir lo más rápido posible
el alcohol incendiando tus latidos.

Lo nuestro no podía durar
más de lo que dura un epitafio:
tu amor no tenía seguro de accidentes
y yo quise sofocar mis hemorragias
cosiéndome a solas las heridas,
esos roces que causaste en mi pintura
-mientras estaba aparcado en doble fila- 
porque no tenías vado permanente.


PRIMER PREMIO DE POESÍA EN TORREJÓN DE ARDOZ


MI POEMA "SILENCIOS SONOROS"
HA SIDO GALARDONADO.
¡¡OS ESPERO EN TORREJÓN DE ARDOZ!!

jueves, 16 de agosto de 2018

PRIMER PREMIO DE POESÍA EN RENEDO DE ESGUEVA


Renedo, 16 de agosto de 2018.- Una vez reunidos el jurado del concurso de poesía y evaluadas todas las obras poéticas presentadas por los concursantes, esta ha sido la resolución:

domingo, 5 de agosto de 2018

PREMIO DE POESÍA EN BOCA DE HUÉRGANO

Mi poema "TRÓPICO DE CÁNCER", que más abajo reproduzco, ha sido merecedor del segundo premio de poesía organizado por el Ayuntamiento de Boca de Huérgano (León). 
He tenido la fortuna de conocer a don José María Rodríguez, ganador del primer premio, y a su esposa, Marichu. Detalles como este inicio de amistad hacen inolvidables algunos actos de entrega de premio, aunque no siempre se prodigan.  
Trópico de Cáncer 
I
 

A mi duermevela le crecen juncos
en esta habitación con vistas a un aparcamiento.
Y una pleamar de electrones en cada uno de mis párpados
intenta comerse sus manzanas podridas
cada vez que espanto a los mirlos de tus sienes.
Un abalorio hecho con gomas y puntos suspensivos
-negros, como tus pupilas-
se relevan en el arte de estirar tu sonrisa por el páramo.
Se oye un tranvía sin bautizar por los alféizares de mi agonía
y unas manos que lo frenan,
y un chillido de gaviotas sin cabeza en la estación de la fiebre.

Yo te observo como a un paisaje hecho para mi disfrute
en esta sala sin cortinas, sin espejos;
desde un reportaje filmado con luz artificial
sobre el interior de tu escote minúsculo
por algún ganglio centinela que se duerme
en los aledaños de tu axila.

Yo miro con mi ojo pirata a medio abrir y lo vigilo todo.
No me fío de los escáneres. No me fío del éter.
Inspiro cada átomo de aire antes que tú lo respires.
Antes que tú alecciono las vías en mis brazos
para enseñar a las agujas lo delicados
que pueden llegar a ser tus capilares.


II

Espero que te roce con su aura un ángel color púrpura,
y que te unja con su aliento de espíritu invencible,
capaz de enmendar los presagios agoreros
que se escriben a lápiz en los márgenes de un síntoma
y enturbian tu mirada desde el último análisis.

Deseo que el plasma enderece su rumbo en los mapas celulares
y salve el arrecife que se avista desde el ático,
que se quede vacío el aparcamiento que veo desde la ventana
y que la evidencia clara deje de ser una clarividencia
a los ojos prosaicos de los hermeneutas
que manejan las coordenadas de cada imponderable.

Mientras tanto, mi desvelo se traduce en la templanza
que reflejan estos versos para gastar el insomnio
con su tiza de colores delicados,
en esta desazón que me quema el intestino
y me hace llorar con la impotencia del marinero
al que el mar vuelca su barco en lontananza.

No quiero oír más esa palabra masculina que me suena a trópico
seguida por el nombre de una parte de tu cuerpo tan precisa,
pignorar mi miedo en los mercados de la resignación,
desentrañar los tecnicismos que le sirven de cohorte
a ese protocolo inclemente que arrea su caballo
por hipódromos empapelados con lienzos de radiografías.

Esta madrugada huelo el zumo de los astros vertido en los arrabales
e interrogo al infinito sobre la probabilidad de las margaritas
cuando les preguntas idioteces.

Adjudico a cada estrella la ley del albedrío
y lo apuesto todo al número de tu carnet
sobre la mesa del quirófano,
y grito por qué algunas mitocondrias
desobedecen las reglas grabadas a fuego en los genes
y te llevan en volandas por la senda del cansancio.
Y quiero ponerle al miedo todos los nombres que suscita,
ponerle un candado en cada página, un menhir
para que no levante nunca su vuelo atroz estando tú presente.

Clavo interjecciones a todos sus sinónimos
como alfileres a las mariposas que coleccionaba;
corto sus huidas,
le impido los atajos con caricias templadas,
aviso a los trapecistas del rescate
para que te extraigan diligentes de cada sobredosis,
azuzo los mecanismos de la espera
para que jueguen con nosotros a las siemprevivas
y levanto una coraza de sonrisas meridianas
cada vez que una mueca dibuja un croquis en tus labios quebradizos.

Juro acelerar el tiempo de la lucha y de la entrega
cuando la victoria signifique un nacimiento eterno,
otro nacimiento que nos haga querernos con más ímpetu, mejores,
sin treguas, sin rutinas ni menudencias que lo mengüen nunca.

Prometo comprarte, comprarme, comprarnos
unas alas nuevas para remontar juntos el vuelo

en cuanto salgamos triunfales de la última terapia.
 







miércoles, 2 de mayo de 2018

POEMA PREMIADO EN INIESTA

A continuación reproduzco el poema titulado "CUIDADO CON LO QUE DESEAS" galardonado con el primer premio del 
XXVIII CERTAMEN DE POESÍA 
"VILLA DE INIESTA".

CUIDADO CON LO QUE DESEAS

                                                                                                         

                                                                               
Siempre hay un ministerio,
un despacho recóndito en una galería interminable de pasillos,
al final de un laberinto sin señales;
una oficina de atención al público en un edificio obsoleto
-en esto se igualan las monarquías con las repúblicas
y empatan las dictaduras con las democracias-
donde solicitar un árbol, una deforestación, una poda, un escarmiento…
la concesión administrativa del romanticismo o la piedad,
permiso para construir un balneario en la azotea de una casa
o autorizaciones para abrir zanjas al despecho;
empedrar los carriles por los que pasea la desnudez núbil
o instalar depósitos de cristal inoxidable
donde desagüe la envidia el licor que recoge;
rastrillar barro -simple barro, arcilla vulgar, tierra dúctil-
esa substancia emérita con la que moldean sus sueños
las gentes que se obstinan en burlar la existencia
a golpes de espátula o pedaladas de torno.
Siempre hay una ventanilla adonde van los idealistas
en  países que apuran su gama de acuarelas cada tarde
e invitan a café a los foráneos,
para registrar el argumento de alguna fantasía ingobernable
o la fórmula secreta de un sentimiento sin patente.
Se accede tras una larga espera –desayuno y otros imponderables-
a un funcionario de segunda que archiva despacio sus musarañas
y te requiere una póliza,
y te exige fotocopias compulsadas de tu alijo,
hasta que descuelga un sello de su metálica estructura,
catenaria nimia heredada de otras épocas,
y por fin estampa el caucho, con indisimulada ira,
en la frente de tu folio.
Y ya está.
Ya sólo resta esperar las firmas oportunas
que aceleren o retarden el proceso administrativo,
los vistos buenos de la jerarquía
-y pueden pasar muchos meses de silencio burocrático-
las decisiones que aprueben lo que pides
para que te sientas confortado y recuperes
el gusanillo rojo de todo autodidacta.

Morirán más de cien días,
manará en los pozos clausurados agua joven,
la noche parirá cañaverales rubios en charcos relucientes
y esparcirá su sombra en las espigas hasta quedar hecha jirones;
se derretirán las velas en la iglesia que frecuentas,
ebrias de amarillo,
canjearán cromos de la nueva temporada los niños caprichosos,
y hasta el amor puede bendecirte en una esquina
o en una calle llena de autobuses -¡escúchame bien, el amor!,-
en el momento que menos te lo esperes,
mientras pasan borrascas desabridas y tediosas
sin guión, sin esperanza, sin resumen,
por el cielo de tus propósitos legales
y las dudas vomitan en la acera de las pretensiones
los excesos de su hartazgo.

Un mensajero, cuando ya ni te acuerdes,
cuando el olor maduro del durazno
dé sus brochazos sobre los portones,
pulsará el timbre de tu casa bajo un sol de bayonetas
y al abrirle, vestido con ropa informal y macilenta,
te entregará una carta, un bulto chico, no sé…
¡un gran paquete!.
Por eso ten cuidado con lo que ahora solicitas
y atempera bien el acervo de tus ilusiones:
Esta vez fue un sobre con semillas de esperanza
lo que te llegó del Ministerio,

pero otro día pueden aprobarte cualquier cosa.