FOTO DE FAMILIA DE LA ENTREGA DE LOS XXVIII PREMIOS "PAN DE TRIGO" EN LA SOLANA (CIUDAD REAL)
De derecha a izquierda, Mamen Hernández Cobos (tercer premio), el menda (segundo premio), Isabel Villalta Villalba (primer premio), Juan Lorenzo Collado Gómez (ganador en 2016 y mantenedor del acto este año) y José Navarro Jaime (ganador modalidad joven).
Mi poema "IN MEMORIAM" dedicado al poeta fallecido -no hace mucho- Vicente Martín, ganador del certamen solanero en 2010.
IN
MEMORIAM A Vicente Martín.
Me dicen las musas que has llegado al Paraíso,
que arribaste puntual a la frontera del ocaso,
a la última linde que separa los espejos líquidos
del campo donde duermen las berlinas.
Me cuentan que alcanzaste el final del apeadero
sin más novedad que la sorpresa
y que ellas te estaban esperando:
Euterpe, Calíope, Clío, Polimnia…
para incorporarte ipso
facto
a su elenco inmortal de poetas ilustres.
La luz se hunde en un pupitre
porque no encuentra tu cuerpo en su caída,
porque ya no te dedicas a entorpecer trayectorias
de rayos gamma en este universo adolescente
de verbos pilotados por ángeles sin prisa.
Hay moscas grandes en los platos de sopa
y se han desconchado las esquinas de los bulevares.
Se ha encendido una farola en cada pueblo chico
que no puede apagarse y, desde entonces,
como fuera de cobertura - o mudos, o averiados -
los gallos han dejado –y yo creo que para siempre-
de cantar sus salmodias cada madrugada
y ya sólo quieren picotear en tus versículos.
Las cortinas tapan agujeros de tristeza
y los balandros que circulan por la acera
miran hacia arriba resignados,
intuyendo que sigues presidiendo el crepúsculo,
en un triste verano de nubes aguerridas
que salpican metáforas inútiles
y pésames que ocupan dos renglones.
Han llamado mil poetas desde otros tantos países
y a todos se les nota húmedo el acento
de aguantar el relente que nos dejas.
Me confiesan su dolor y no saben qué hacer
con tantos poemas inconclusos,
con tanta soledad abarrotando los bolsillos,
ni a quién dirigir la intención de cada estrofa
que les cuelga en la solapa,
península sin nombre,
como inútil manojo de palabras sin sentido.