IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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miércoles, 28 de julio de 2021

JUSTAS POÉTICAS DE DUEÑAS




Preciosa tarde la del 15 de agosto en Dueñas. Cuatro poetas declamando sus versos para que un jurado, tras votación secreta, repartiera los cuatro botijos. Al final hubo empate entre Andrés R. Blanco y yo, pero él ganó por tener más dieces en su puntuación (10 + 7 +10 = 27; 9 + 10 + 8 = 27). Así que obtuve el BOTIJO DE PLATA por segunda vez en mi vida. Lo fundamental fue conocer por fin a mi admirado Amando García Nuño, a Gloria Fernández, a Ángel Gómez, a Obdulio Alonso y a Andrés R. Blanco, a quien reitero mi enhorabuena. También quiero agradecer al Ayuntamiento su trato cariñoso y exquisito, así como la perfecta organización. Y, para terminar, la tarde se redondeó con la presencia de nuestros queridos amigos Menchu y José María Rodríguez, a quienes nunca agradeceremos bastante su amistad.



martes, 27 de julio de 2021

PREMIO DE RELATO EN MUNERA

 El próximo 4 de septiembre asistiré a la  entrega de premios en Munera, en el MOLINO DE LA BELLA QUITERIA, al haber sido distinguido con un tercer premio mi relato "JUEGO DE TRONOS". 

Las tres veces anteriores que he disfrutado de la merienda manchega me lo he pasado genial, siempre encantado de saludar a la pléyade de autores castellanos que se dejan ver por el recinto y, navaja en mano, degustan las ricas gachas, los torreznos, el queso y los dulces que organiza cada año, desde hace muchos, la familia García-Gavidia.

Espero que la pandemia nos deje en paz y podamos gozar de una velada literaria y al
imenticia.

viernes, 23 de julio de 2021

PRIMER PREMIO DE POESÍA "MANUEL GARRIDO CHAMORRO"


 Mi poema 
"CONDUCE SIEMPRE POR LA IZQUIERDA" 
acaba de obtener el premio MANUEL GARRIDO CHAMORRO, 
de poesía, dentro de los certámenes "MARTOS CULTURAL".

Acta del fallo del XLII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro

edición 2021

En la ciudad de Martos, en la Casa Municipal de Cultura Francisco Delicado, siendo las dieciocho horas y cuarenta minutos del día 12 de julio de 2021, se reúne el jurado compuesto por los siguientes miembros:

  • Presidente:

José Cuesta Fernández, profesor de Primaria

  • Vocales:

Amador López Morales, monitor de los Clubes de Lectura

Manuel Luna Pérez, técnico jurídico de la Administración del Estado

Antonio Milla Gutiérrez, profesor de Secundaria

Isabel Nicolás Garrido, librera

Mª José Ortega de Toro, escritora

Jesús Vicioso Hoyo, periodista

Secretario:

Antonio Caño Dortez

El jurado pasa fallar el XLII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro, de ámbito internacional. Al mencionado certamen se han presentado 303 trabajos, procedentes de distintos lugares de España, Europa, Asia y América.

Se realiza una primera selección formada por los poemarios:

  • Nº 20, La herida mana.
  • Nº 22, Conduce siempre por la izquierda.
  • Nº 42, Poética Parda.
  • Nº 54, Tragicomedia semanal de lo patético.
  • Nº 67, Un ejemplo de subliteratura.
  • Nº 76, Vendrá otro verso, y pagará el rescate.
  • Nº 148, Sed.
  • Nº 217, La tierra rota.
  • Nº 260, El barro que llevamos siglos pisando.
  • Nº 287, La pubertad de Munch.
  • Nº 297, Una mujer que quiere morir.

A continuación, el jurado elige como finalistas:

  • Nº 22, Conduce siempre por la izquierda.
  • Nº 42, Poética Parda.
  • Nº 54, Tragicomedia semanal de lo patético.
  • Nº 76, Vendrá otro verso, y pagará el rescate.
  • Nº 287, La pubertad de Munch.

Tras valorar concienzudamente cada conjunto de estos poemas, resulta ganador del XLII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro, por mayoría, el poemario nº 22, titulado Conduce siempre por la izquierda. El premio está dotado con 1.000 € y diploma. Una vez abierta la correspondiente plica, el autor resulta ser Esteban Torres Sagra, de Úbeda (Jaén).

Y no habiendo más asuntos que tratar, se da por concluida la sesión cuando son las diecinueve horas y veinte minutos del día antes indicado, de todo lo cual, como secretario, doy fe.


lunes, 19 de julio de 2021

SEGUNDO PREMIO DE MICRORRELATO "EL ENCIERRO" DE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES



Después de deliberar sobre los relatos presentados acordaron, por unanimidad, conceder los siguientes premios previstos en las bases:

Primer Premio: 400 € y Trofeo, para el microrrelato titulado Un recuerdo, de Ernesto Hidalga Erenas, de Badalona (Barcelona).

Segundo Premio: 100 € y Diploma, para A su merced, de Esteban Torres Sagra, de Aldeahermosa de Montizón (Jaén).

Nominación Especial inspirada en Sanse: 100 € y Diploma, para Monólogo del sendero, de Jorge Eliécer Valbuena Montoya, de Facatativá (Colombia).

Premio Jóvenes Autores: 100 € y Diploma, para Dos minutos, de Telmo G. Yago, de Valencia.

 Enhorabuena a todos ellos


Los textos de los microrrelatos ganadores de la decimoctava edición (2021) son los siguientes:

 Primer Premio 2021:  Un recuerdo, de Ernesto Hidalga Erenas, de Badalona (Barcelona)

Última semana de agosto y estoy aquí, en Sanse, a punto de salir a correr delante de los toros. Es mi primera vez. Siento un cosquilleo en el estómago. Y se me cruza por la mente un recuerdo de la infancia. Yo, de niño, en la casa de mis abuelos en San Sebastián. Están de limpieza. Hay un arcón. Lo abro por curiosidad. Está lleno de fotos, cartas, joyas (que tiempo después supe que tenían más valor sentimental que económico), y una cosa que me llama muchísimo la atención: dos pedazos de cuero viejo atravesados por finas cuerdas que cuelgan. Le pregunto a mi abuelo qué son, y me responde que se trata de las zapatillas de su tatarabuelo. ¿Por qué las guardan si ya nadie las usa? Porque son con las que aquel hombre corrió su primer encierro de San Sebastián de los Reyes. Mi abuelo ve el interés en mi mirada y me cuenta cosas sobre los encierros, de su tradición, que se remonta al tatarabuelo de su tatarabuelo, o más atrás; y me habla de la emoción y los nervios antes y durante la carrera, y de los buenos momentos con los amigos. Al final se queda callado y pensativo. Tras esos instantes de silencio, me sonríe y dice que los encierros son algo que no se puede explicar, que se tienen que vivir. Yo quiero vivirlo, le digo, pero me contesta que aún soy demasiado pequeño.

 Han pasado doce años y ahora las zapatillas de mi trastatarabuelo las tengo yo, guardadas en una cajita en mi apartamento. Y, mientras rememoro por qué son tan importantes para la familia, aquí estoy, esperando para hacer mi primera carrera en los encierros de San Sebastián. Se la dedicaré a mi abuelo, que espero que me vea allá donde esté y se sienta orgulloso de mí.

 Segundo premio 2021:  

A su merced, de Esteban Torres Sagra, de Aldeahermosa de Montizón (Jaén).


 A su merced. Sin saber cómo había llegado a semejante situación, si por error mío en el cálculo de la distancia de seguridad, o por algún tropezón inoportuno que había querido demostrarme, sin piedad, el paso de los años por mis piernas.

 Lo cierto es que allí estaba yo, sobre el suelo, notando la raya de la acera en los huesos de mi espalda. Aovillado y agarrándome los tobillos con los brazos, en posición fetal, en posición de querer volver al útero materno. Y en frente, a un metro en línea recta desde sus pitones a mi alma, un morlaco extraordinario, precioso, impresionante; un toro cinqueño echando espuma por la boca después de galopar medio itinerario, un recorrido que él, con total seguridad, no volvería a hacer jamás y, que a lo mejor yo, casi con total seguridad también, no repetiría tampoco.

Intuitivamente sopesé la oportunidad de salir huyendo hacia la talanquera, apenas a un suspiro de distancia. Para ello cerré los ojos e hice balance de mis daños físicos repasando mentalmente cada centímetro de mi piel y todos los músculos que recordaba de las clases de anatomía. No había ninguna disfuncionalidad manifiesta, sólo las erosiones en las rodillas y en los codos propias del asfalto al frenan mi inercia.

 Poca cosa que no me impediría elegir la huida como plan. Volví a abrirlos y el cornúpeta seguía varado frente a mí. Me pareció más grande de lo que recordaba.

 Viendo su poderío decidí volver a cerrar los ojos y deseché la opción de arrastrarme hacia el vallado. Lo más sensato era aguantar sin moverme y sin respirar. No sé cuánto tiempo pasé de esa guisa. De pronto un golpe seco en el hombro me dejó sin terminar la frase “así en la tierra como en el cielo” que susurraba interiormente.

 Me temí lo peor. Enseguida una voz juvenil me devolvió a la realidad: “¡Eh, señor! ¿está usted bien? ¡Levántese! El eral lleva ya dos minutos enchiquerado”. Alrededor de mí se formó un corro de curiosos que no se atrevían a reírse abiertamente de mi miedo por si estaba herido.

 Nominación Especial’2021 inspirada en Sanse: Monólogo del sendero, de Jorge Eliécer Valbuena Montoya, de Facatativá (Colombia)

Siempre a esa hora, once de la mañana, y en esa fecha veintiocho de agosto, cada año, he aprendido a descifrar un enorme surco sobre mi piel que empieza como un ligero movimiento repentino hasta convertirse en un remolino que danza sin descanso, durante días, sobre las laderas de mi cuerpo. Siento un trepidar de toros y cabestros que me hacen saltar de mi calma, desde Leopoldo Gimeno hasta El ruedo del Coso. Me viste entonces un delirio de rostros y bufidos, cantos y gritos, me convierto en una extraña ceremonia de bríos, un telar de hilos en movimiento que me envuelven hasta atraparme. Así es como he conocido el misterio que asoma en mis

orillas, hasta encerrarme en un redondel de arena. Soy el aire y el lienzo de esta celebración de sombras, viento de casta, agitada banderilla de respiros, correría, capa invisible del tiempo y sus fronteras.

 Premio Jóvenes Autores 2021: Dos minutos, de Telmo G. Yago, de Valencia.

 La charanga recorre a pie de la Real Vieja al coso, animando al personal que madruga las vallas. El tiempo pasa lento y los calores se apagan con un helado en las manos, acodado a la protección, y con los ojos clavados en el recorrido. Siempre desde el mismo punto, recordando encierros pasados cuando venía, casi en pañales, con mi abuelo. Ahora, es mi padre el que ha cogido la alternativa. Lo hace por gusto mío y por mantener el recuerdo del viejo.

 La música ya se recoge por las puertas y el aire se empapa de los sudores de los que nos rodean. Hay gritos, vítores y tensión, incluso en los que vemos los toros desde la barrera. Suena el silbido y el golpe seco al estallar el aviso. Empieza el trote cansino de los primeros corredores, esos que salen para probarse capaces de pasar la puerta, sin riesgo para las carnes. El pelotón va compactándose y los nervios calan en la masa, sin espacio para respirar.

 Entonces sucede. El mar de cuerpos empieza a agitarse. Una ola de energía se propaga y se acelera desde la cola de ese monstruo de centenares de cabezas. Ahí están los que sienten de verdad que los toros vienen.

 Acodado a la valla en la calle Estafeta, me dejó inundar por esa sensación indescriptible que dibuja una sonrisa en mi rostro. La piel se me pone de gallina y, al reburdeo de las bestias, me veo corriendo delante de los astados. Pasan los mansos rodeados de corredores. Dos morlacos se rezagan. El pánico provoca empujones y caídas en la curva, mientras los toros mirones visitan con las astas a los rezagados.

Un parpadeo. Y todo ha pasado en menos de dos minutos