IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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sábado, 5 de octubre de 2024

PRIMER PREMIO DE POESÍA "FUENTES DE LA EDAD"

 

Tengo el placer de anunciar que mi poema "APÓCRIFO TESTAMENTO" 
ha sido distinguido con el Primer Premio de poesía del certamen 
"FUENTES DE LA EDAD", 
convocado por la asociación del mismo nombre en  Valladolid.


APÓCRIFO TESTAMENTO.              

 

 

Arrendatario de goces

y de cuitas heredero,

afilo el pretil metálico

-perla que brilla sin serlo-

 y arranco el frío que pace

por la humedad de su cuerpo

con una piedra amolada

que guardo entre mis trebejos.

 

Luna gris entre dos lunas

repujada sobre cuerno,

relámpago que desbasta 

esquirlas al aguacero

y las convierte en quimera, 

envidia de los espejos.

 

En mis iris fulge su hoja 

y mis ojos lo hacen dentro

de su frágil catenaria

remedando el universo.

 

Su cómoda empuñadura

se prolonga entre mis dedos

y engalana un escenario 

donde afloran sentimientos

que parecían perdidos

en las hacinas del sueño.

 

Se descorren las cortinas

con las ráfagas de viento 

y echan a volar nostalgias

que estremecen el silencio.

Campa el aire por la estancia

y despeina mis recuerdos:

canciones de vino verde

sobre los peces de acero

retumban sus alharacas

entre paredes de yeso.

Cucharas y tenedores

sobre una mesa sin centro

comparten manjares pobres

con chacinas y pan tierno

partidos con la navaja

que se acurruca en mi seno.

 

En mis iris brilla su hoja 

y mis ojos lo hacen dentro

de su bello desafío

emulando al firmamento.

 

Entresijos familiares

se confunden entre versos 

con estampas infantiles

en las piernas de mi abuelo,

sentado en cada velada

como en la proa de un velero

sobre sus óseas rodillas,

enjutas como sarmientos,

y vuelven a emocionarme

al evocar el misterio

de su voz recia y antigua

recitándome algún cuento.

Sólo queda esta navaja

entre sus cosas de viejo

de las muchas que tuviera.

Seguro que perdió cientos

al cabo de tantos días

y tantas noches de invierno:

ignotas en el monte unas,

otras… junto al olmo seco;

las más, prestadas, sin duda,

a un vecino descuidero

que se olvidó devolverlas

al redil de los cubiertos.

 

En mis iris bruñe su hoja 

y mis ojos lo hacen dentro

de su hermoso escalofrío

escarbando en mis cimientos.

 

Sólo queda esta navaja,

notaria de los eventos, 

alimentando rumores

al aire de su concierto

de muelles que se resisten

a ser sólo teloneros,

y dan fe con sus robines

y con su halo polvoriento

de lo que nunca aprendimos:

no nos sirven como ejemplo

las lecciones magistrales

sobre el transcurso del tiempo,

ni se asume su dictado,

ni se comprende su verbo

hasta que no se conjuga

en el futuro imperfecto,

hasta que corta los hilos

el docto titiritero

y la marioneta que somos,

buscando su cementerio,

sin memoria y sin palabras,

se descoyunta en el suelo.

 

En mis iris bruñe su hoja 

y mis ojos, ya sin fuego,

dejarán para otros hombres 

su apócrifo testamento.