IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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viernes, 10 de mayo de 2019

PRIMER ACCÉSIT DE RELATO EN CÓRDOBA

El relato de mi autoría "PACA, LA MUDA" resultó premiado con el PRIMER ACCÉSIT en el certamen organizado por LA CASA DE JAÉN EN CÓRDOBA. 

A pesar de que el fallo se produjo en noviembre de 2018, ha sido el 10 de mayo de 2019 cuando se ha celebrado el acto de entrega de premios.

El primer premio ha sido para "LÁGRIMAS DE PLATA" de José Ignacio Tamayo Pérez y el segundo accésit para "AQUELLA VISITA A LA CATEDRAL" de Francisco Vaquerizo Moreno.
Un placer haber conocido a José Ignacio y a su esposa.
Paca, La Muda.

Paca está entre los sesenta y los setenta años, en esa edad en la que los achaques pesan tanto como los recuerdos y no sabe uno si está para dar o para pedir asistencia, para pedir o para dar consejos, según los días y el tiempo, principalmente. 
Paca no existe, pero está entre nosotros. Nadie la conoce, pero todos nos hemos cruzado con ella en algún velatorio o en alguna verbena.
Se ha muerto Cosme hace un rato y la vela del cuerpo se ha dispuesto en la misma casa, como viene siendo tradicional en todos los pueblos jiennenses desde tiempos inmemoriales, y en los que, poco a poco, se van imponiendo los tanatorios, más cómodos y con mejores servicios, pero con una asepsia que raya el proceso industrial. Paca es espontánea y muy dicharachera, una cocinera excelente y una aficionada sin parangón a mover la lengua, por lo que en el pueblo es conocida con el apodo de La Muda, pues ya se sabe que la ironía en el bautizo de los alias es moneda común en el imaginario castizo. Y la sabiduría popular es muy certera a la hora de tildar a alguien con un mote:
- No preocuparse, Ernestina, que la nena y yo hemos dispuesto un calderillo a cocer caldo con unos huesos del jamón sin apurar y dos caramanchones de las gallina vieja, de las mías, que ya no ponían las mu putas y he dicho yo pa mí: “pos las sacrifico y pa hacer sopa” sin saber yo que este duelo estaba escrito tan cercano, en mi mismica puerta, ¡válgame el Señor!  en cuanto sos apetezca lo decís y la servimos en la cocinilla, que el consomé consuela el estrago de los cuerpos, si lo sabré yo… y después unos bisteses de pechuga a la plancha y unas almóndigas de pollo revueltas con jabalín- Paca siempre dice “jabalín” por más que la corrijas - recién muerto, mejorando lo presente, y de postre unas natillas de flanín y galletas caseras y una jícara de leche tibia con unos borrachuelos, que la noche es mu larga y las penas con pan son menos penas, con perdón, que yo sé que lo sentís mucho... 
Los dolientes sos vais turnando y así no se queda solo, el probe, con lo bueno que ha sío patoel mundo... Se van los mejores...¡Qué lástima más grande, Señor! ¡qué lastimica más grande! - Paca se saca un pañuelo de la bocamanga de la rebeca y con el pico se hurga el lacrimal, como un zahorí, buscando agua sin conseguirlo - Lo que yo digo, que si sos acostáis un rato tampoco pasa na, si lo que teníais que hacer por el defunto ya lo hicisteis con creces estos últimos meses. En fin, ¡qué poca cosa semos! ¡hay que ver, tanto trajín pa na¡pa na!pa terminar tos, ricos y probes, tuertos y derechos, güenos y malos, en el Corral de los Quietos! ¡Ayyy! 
            Tras una pausa de apenas diez segundos, Paca prosigue su charla con la viuda:
-¡Vaya caja más elegantona, hija, se nota que os habéis esmerao!, ¿o es que la paga Santa Lucía..? Es de pino bueno, ¿eh?... Tú, si no quieres pechuga que es más seca pala trágala, pos yo te traigo un plato de arroz cardoso de mediodía, que me ha salío que resucita a un muerto, con perdón... ¿No ves? si  sabía que me se olvidaba algo, ¡la bebía! ahora mismico mando a la nena a comprar un sifón y un cartón de vino en lo de la Rosalía... ¿Qué te estaba yo diciendo? ¡Ah, sí,! ¿Va a venir tu prima, la Engracia, al final? ¿Dónde vivía…? ¿No era en Villadolid?... Tú no te sofoques: Si no viene no se lo tengas en cuenta, y si viene le plantas dos besos en mitad de la cara y aquí paz y después gloria, que no hay que darle cuartos al pregonero y estará toel mundo al pendiente, que las discursiones entre familias hay que olvidarlas en las ocasiones señalás como ésta y el que más y el que menos tenemos lo nuestro, que “en toas las casa cuecen habas, y en la mía a calderás”, y si hay una buena herencia de por medio ya se sabe; que estuvo feo lo que hizo, pues en eso estamos, feo no, fiísimo, lo decía todo el pueblo, por eso ella va a ser siempre una desperdiciá, una sin lustre, y encima a mí me mira por encima del hombro, la mu vanidosa, desde que me la eché en cara y le canté las verdades del barquero cuando aquello... Este tabicón lo tenías que tirar y te se quedaba una salita ni más primorosa, ahí ponías tú el arcón que te dejó tu abuela, el de las asas dorás y los labraos, y allí la tarima con su mesa y su braserico y tan ricamente, aunque a las obras les tengo puesta la cruz, me dan grima los de la artesilla, y ya no es lo que valen, ¡un potosín! - ¡Sí!, Paca tiene un problema grave con las “íes” al final de la palabra - que también, es como te lo dejan to, que luego te ties que escojonar otras dos semanas pa escaporrarlo un poco... ¡Qué gentío está viniendo, hija! y eso que se ha muerto, Ave María Purísima, a una hora mu mala, después del mercaillo, y no se ha corrío la noticia, que si llega a ser por la mañana ahora mismo se había abocicao aquí más de un ciento de creaturas... Me he visto negra pa localizar al cura, porque yo, en cuanto que lo he visto sin color, amarillo como un limón, pajizo como una alpaca, a medio día me lo he olíome se ha puesto aquí -y se señala la nariz con cara de repugnancia - que no pasaba de hoy, y encima como no le teníais puesto la bombona del orsígeno, que si no os conociera, hija, cualquiera diría que estabais deseando facturarlo, ganas de que se fuese prontico; menos mal que yo sé la sangre tan noble que sos corre por las venas... y por eso le he pedío el teléfono a la nena, pero no estaba en su casa, el cura, digo, y he mandao al chiquillo de la Vicenta a que diera una restribá por las tascas y anca la Espatarrá, que está mu malica desde que le dio el paralís en las piernas y yo me creo que no va a llegar ni a cobrar la vejez, después de pagar los sellos tantos años, la probetica, que es un año más nueva que mi hermana Grabiela, figúrate... El hombre venía por la acera del horno y el zagal le ha referío mi encomienda: Que se llegase a la iglesia a por el óleo y las vestimentas para dar la extremunción, y en dos saltos ya has visto que se ha presentao con tiempo de sobra... a mi madre, bien te acuerdas, le dimos la extremunción diez veces más, aunque decía don Paulino que no hacía falta, yo me empeñé y cuando me parecía que se estaba apagando le mandaba recao... ¡Ah, cucha!, ¿no te has enterao...?, claro, tú con esto no te has enterao, no te has enterao, no te has enterao…  qué te vas a enterar tú con la que te ha caído, bastante que llevas lo tuyo, bastantico... ¡que tenemos otro intierro mañana!, lo que no sé es la hora, meses enteros sin que se muera un cristiano y mañana se nos juntan dos sipelios, el de tu marío, que Dios lo haya acogío ya en su Gloria, - Paca se santigua tres veces mirando al techo, más pendiente de descubrir alguna telaraña que de buscar al Espíritu Santo- y el de la Pepitilla, sí hija, la PepitillaLa Lenteja, la que vive, bueno, la que vivía en la Cuesta de Santa Fulgencia; resulta ser que la mujer estaba pachucha, eso sí lo sabes, con lo suyo, y de unos días a esta parte más, con los trajines de la boda de la nieta y tanta gente saliendo y entrando, que ella lo que requería era tranquilidad y las cosas a su tiempo: su sopa, su papilla, su pañal, sus pastillas... Pero morirse asín tiene mala sombra, mu mala sombra tiene morirse en un día asín: La nieta vestía de blanco camino del altar y la abuela en el coche hasta con una peina teja, que hay que tener valor para presentar semejante fantoche, ya conoces lo pintureras que son estas Lentejas y lo chabacanas, lo sin gusto... ya ves tú, por no decir lo que no se debe, pero estoy segura que se ha muerto en el viaje o antes de salir encluso, porque en la Misa no ha estao, y que no han dicho na hasta que no se ha terminao el convite por no fastidiar la cosa. Pues pa mí que la han dejao en el coche, ya de cuerpo presente, y le habrán puesto el aire acondicionao pa que aguantase unas horas con el motor en marcha sin goler y no se cociese, segura estoy como que hoy es domingo y si me equivoco que me se sequen las entrañas y mi nieto ciegue, y luego en qué se han visto pa sacar a la mujer del asiento, se ve que las coyonturas se le han quedao tiesas, agarrotás, como régidas, con rigormorten de ese, y han tenío que esfaratar la puerta del coche pa sacarla como un cuatro, mismamente como un cuatro... Si te gusta más le podemos hacer unos tostones al consomé, que eso no cuesta trabajo, mujer, que aquí estamos las vecinas pa lo que sea menester, que ya sabes que hemos sío toa la vida como familia, qué digo,  más que familia, si tu madre y la mía ya iban juntas a lavar al río y mocearon a la par y nunca ni una mala discusión, ni una pelea siquiera, ni por novios, ni por la Guerra, ni por na, cada una en un bando de la Guerra y ni por esas, y mira que motivos siempre hay... porque no te lo iba a decir, no te lo tomes a mal, Ernestina, pero mira, ya que ha relucío el tema de conversación te voy a tener las quejas... no me sentó mu bien que dijeras que mi chiquilla era floja de pernios cuando se quedó preñá, ¿a quién no le puede pasar en estos tiempos? La juventud no hace caso de naide y por más advertía que estaba se descuidió con el gañán de mi yerno y mira ahora... en fin que no merece la pena sacar rencillas y menos hoy y entre nosotras... ¡mira que nieto tengo, que es un sol, un ángel!, y eso que su padre... ¡Oye!, antes que me se orvide, me ha preguntao mi hombre que si lo vais a enterrar en el pantión que hizo tu abuelo Nicasio o en un nicho de obra, común y corriente, de los del Ayuntamiento. Te lo digo porque se acerque él y le dé una restribá antes al sitio que decidáis y se lleve unos rasillones y un par de sacos de yeso, y por si tiene que descorrer la lápida y no puede él solo, aunque Martín no creo yo que se presente sin naide en el cimenterio, con lo mariconazo que es. Mu hombre, pero mu mariconazo pa cuando hay ataúles de por medio. Si me pides parecer, yo creo que está mejor ahí, con tu familia, que después de lo que pasó el infeliz con tu madre desde que dijo de quererte, me río yo de otra romería con más santos, hay que ver la de feos que le hicieron y lo poco en consideración que lo han tenío en tu casa a este hombre desde que os casasteis, porque tú misma tampoco lo has hecho de respetar ante ellos, reconócelo, y ahora mejor asín, los dos junticos en la misma tumba por la eternidad de las eternidades, amén Jesús…           
            Paca vuelve a persignarse y acto seguido se agarra del bracete de la hija mayor del fallecido y de Ernestina, que se llama igual que su madre, y se va con ella, pasillo adentro, diciéndole: - ¡No preocuparse, Ernestina, que la nena y yo hemos dispuesto un calderillo a cocer caldo…!                   FIN

martes, 30 de abril de 2019

TERCER PREMIO DE RELATO EN MARBELLA

Me acabo de enterar por la página de 
Premios Literarios 
que mi relato 
"LA FAMILIA CAGANER" 
ha obtenido el TERCER PREMIO 
del certamen "MARBELLA ACTIVA"

sábado, 27 de abril de 2019

PRIMER PREMIO "LOS NOVIOS DEL MOJÓN" EN TEGUISE (LAS PALMAS)




Mi texto "CARTA DESDE LANZAROTE" ha sido galardonada con el primer premio del certamen de Teguise (Las Palmas) de cartas de amor y desamor "LOS NOVIOS DEL MOJÓN" .

Fallo del XIII CERTAMEN DE CARTAS DE AMOR Y DESAMOR LOS NOVIOS DEL MOJÓN 2019
Miembros del jurado:
Dña. María Moreira León, Dña. Pilar Santander Bardají, Dña. Ricardo Flores Sánchez.
El Jurado examina las 190 cartas presentadas en el plazo establecido, comprobándose que cumplen las medidas establecidas en las bases. Tras una primera ronda eliminatoria y por unanimidad se procede a descartar los 180 trabajos, quedando como cartas finalistas las 10 siguientes con numeración de registro: Confesión Nº Reg: 2019 – 009123, Alzheimer Nº Reg: 2019 -009161, Adiós Carlota Nº Reg:2019 - 009241, Carta desde Lanzarote Nº Reg:2019 - 008926, Tú Nº Reg: 2019 - 009298, Tu a Londres y yo a California Nº Reg: 2019 - 008913, La carta que nunca escrigí Nº Reg:2019 – 009131, La última carta para Ana Nº Reg:2019 - 009166, Carta par Adelina Nº Reg: 2019 – 009127, Paralelismo Nº Reg: 2019 - 009120. Finalmente se someten a votación, resultando como primer premio y segundo premio por unanimidad:
2ª Carta ganadora La última carta para Ana
Nombre.- Sonia Pérez
Adra - Almería 
La última carta para Ana
Sean
Querida Ana
Estas serían mis últimas letras. Pronto dejaré de tener voz. No quiero hacerte daño. No mereces ser una cifra de telediario.
Siempre te dije que te amé. No es así. O al menos es lo que he comprendido demasiado tarde, no para ti, para mí.
No se puede amar a quien se daña. Los moretones escondidos tras mil capas de maquillaje hicieron creer al mundo que éramos la pareja perfecta. Si tu piel hablase...
Deseo ser el hombre que acabo con su existencia por amor al ser humano, el hombre que quiso evitar una tragedia, aquel que no quise hacer de ti la víctima número 56.
Apostaste por un amor que no era tal, posiblemente la educación que recibí no fuera acertada. En casa de mis padres y la de mis abuelos era lo normal. No había de nada de extraño en que la mujer siempre callarse y recibiese gritos por parte del hombre de la casa. Hasta ahora siempre creí que esa situación era hogar. Estaba tan equivocado. Mi mentalidad siempre me traiciona, me empuja a ser más que tú, a imponer lo que yo diga y a dejarte sin opinión.
Cuántas veces te callé clavándote la mirada, no supe ver el miedo que te recorría el cuerpo, no descubrir la importancia que debías sentir por ser libre de mí.
Fuiste mi prisionera hasta el día de hoy. Volarás libre. Sin la angustia pegada a tus talones, sin mirar mientras paseas por si te sorprendo por detrás, te lo debo.
Por todos los cardenales, por las lágrimas que durante años te provoqué. Dejaras de tener miedo mientras vivas. Yo no seré más tu problema. Dejaré de ser tu maltratador, porque es lo que fui, lo que soy y lo que sería de seguir con vida. No seré tu posible asesino.
Solo deseo con esta carta saber que nunca permitirás a nadie, bajo ningún concepto, lo que yo era contigo. Tú no eres de nadie. Eres tuya.
Sin más, he de despedirme de ti y de la vida, y en esta despedida sí que existe el amor hacia tu persona.
Con amor, que nunca más te hará daño.
1ª Carta ganadora CARTA DESDE LANZAROTE
ÚBEDA (JAÉN)
025 CARTA DESDE LANZAROTE. 
QUERIDA CARIDAD:
Hola , Cari, aunque me echaste de tu vida sin darme cauce a reaccionar ni conocer las causas de tu desamor, espero que te encuentres bien cuando recibas esta carta. Acaso el desamor no necesita ningún motivo, me dirás. Cuando se acaba se acaba, y todo lo demás son argucias demasiado onerosas que no hacen sino prolongarlo en el tiempo artificiosamente, con respiración asistida, sabiendo que el final es irremediable y está escrito en nuestros ojos. Lo que pasa es que, por lógica, uno de los dos se da cuenta antes que el otro y en nuestro caso fuiste tú la pionera, siempre tan adelantada. Aunque tampoco son maneras –las formas dicen mucho de las personas- ponerme el equipaje en el dintel y arrojar por el hueco de la escalera mi ropa interior, por mucho que te urgiera mi desalojo, y lanzar por el balcón el resto de mis pertenencias, que solamente pude entrar a por mi cepillo como un último favor después de rogarte un rato. Sí, tus fuertes nunca han sido ni la educación, ni la diplomacia, ni la mesura; te lo digo como lo siento.
Con el paso de estas tres semanas me quiero poner en tu lugar y he ido difuminando mi animadversión a ti, hasta tal punto que creí necesario confesarte por escrito, sin ninguna intención subliminal, sin pretender levantar un monolito a mi ego, que yo también hace tiempo que dejé de quererte, que pasé, tal vez sin advertirlo, de la pasión ciega y descomedida de los primeros tiempos (¿te acuerdas de aquel viaje a Santander?) a la inercia de vivir compartiendo las ruindades de la vida, a pasear juntos la soledad individual por el bulevar y a tomar cerveza en silencio en las terrazas de los bares. Que fueras tú la que diese forma a la ruptura es sólo una anécdota que, desde la perspectiva de estos días, agranda tu imagen para mí y te reviste de una valentía admirable. Ya sabes que me enfadé mucho cuando tuve que recoger los discos de la acera, pues ver mis vinilos de Simon&Garfunkel y de Serrat a los pies de los transeúntes, temiendo lo peor para su integridad después de planear desde un sexto piso, me supuso un trauma innecesario entre personas civilizadas. A propósito, no te lo tomes a mal, y deja ya de buscar el Chanel número 5, el de 500 cc., que tenías casi entero, porque acabó en el W.C. cuando fingí llorar y penetré en el cuarto de baño para coger mi cepillo de dientes y la espuma de afeitar, tras anunciarme la ruptura. Llámalo reacción pueril, si quieres, o daño colateral, como yo prefiero; pero se me quedó una sensación como de pájaro que se libera y debí argüir para mis adentros que de ahora en adelante con tus posteriores conquistas, es seguro que cambiarías el pijama de la Monroe por uno de tergal. Y a tu cocker spaniel, a Cosita, tampoco lo sigas llamando por el parque… no es cierto que se me perdiera aquella mañana mientras lo distraía; mejor pregunta a Rafa, el vecino del tercero izquierda, cómo le hizo el bollo al parachoques de su BMW. Hicimos un pacto de caballeros y su seguro a todo riesgo corrió con los gastos. En fin, que muerta la rabia se acabó el perro, o viceversa (perdóname la frase, tan poco apropiada para el momento).
En absoluto te guardo rencor, imagino que lo sabes, como tributo a los tres años maravillosos que pasamos juntos, con sus altibajos y monotonías, con sus grandes momentos inolvidables y sus ratos anodinos. El balance debe ser positivo y borrar los malos recuerdos y enmarcar los buenos instantes con la plata de la nostalgia.
Y ya para terminar te deseo lo mejor en el futuro a nivel personal y en tu carrera; que encuentres a alguien que te quiera al menos como yo te quise al principio y, si lo hallas, te aconsejo que no vuelvas a ponerlo de titular en tu cuenta corriente, que por despecho, cuando el amor se acaba y te despiden tan ineducadamente, es tentador pegarse unas vacaciones a costa del otro, aquí, en Lanzarote, como yo, o en una isla del Caribe, o en el Egeo, o donde sea. Cuando hay que aplacar tanto dolor y se dispone de mucho tiempo, ante las ofertas de última hora de las agencias de viaje y sabiendo que tienes tan buena nómina, es difícil resistirse a la tentación, ya lo sabes. 
Cuídate mucho, Cari.
Un beso.


sábado, 18 de agosto de 2018

TERCERO EN CERTAMEN DE RELATO VILLA DE SORIHUELA

Ayer por la noche se celebró el acto de entrega de premios en "VILLA DE SORIHUELA" en el que mi relato "SORIHUELA, SU PUEBLO Y EL MÍO" que más abajo reproduzco mereció a juicio del jurado el tercer premio, dotado con 150 euros, diploma y publicación junto a los diez finalistas seleccionados. Espero que os guste.

Los relatos debían estar ambientados en Sorihuela y mencionar a Alejandro Cintas, compositor y cantaor de la localidad fallecido en 2017 y conocido artísticamente como "El Niño de Orihuela". Entre sus obras más conocidas "El carro" (Manolo Escobar), "Torito guapo" (El Fary) o "Torre de Arena" (Marifé de Triana)



jueves, 10 de mayo de 2018

PRIMER PREMIO DE RELATO EN ÓRGIVA

Mi relato titulado "EL MÉTODO NÁJERA" ha sido galardonado con el PRIMER PREMIO "JOSÉ RODRÍGUEZ DUMONT" en el certamen del mismo nombre organizado por el Ayuntamiento de Órgiva (Granada)



EL MÉTODO NÁJERA                     

Corroboro que recibimos ayer una llamada a las tres y cuarto de la tarde, tal y como he hecho constar en el informe. Mi compañero y yo nos desplazamos a la calle Miranda, a la altura del número 15 con el coche patrulla, como tantas otras veces. Tardamos apenas tres minutos en llegar porque a esa hora no suele haber tráfico, como sabe usted. Allí nos aguardaba un par de abuelos muy amables, sobre todo él, bien porteados y sumamente simpáticos. Ella vestía un abrigo de pieles, como de visón, iba muy maquillada y se adornaba con algunas pulseras que me parecieron valiosas a simple vista, igual que el collar y los pendientes, todo a juego. También exhibía un bolso negro enorme que llamaba la atención por su tamaño. El señor lucía un traje gris con raya diplomática y un bigotito muy cuidado, camisa blanca impecable con gemelos de brillantes, corbata granate con alfiler compañero a los gemelos y un maletín de piel marrón, de marca, nuevo a estrenar.
Nos saludaron en la puerta de la Joyería Nájera e incluso el hombre nos mostró su carnet de identidad sin nosotros pedírselo para identificarse: Se llamaba Alberto, Alberto Nájera, pero no recuerdo haber leído el segundo apellido porque creo que lo tapaba con su dedo pulgar. Dijo que nos había llamado para que estuviéramos presentes cuando saltase la alarma del establecimiento, pues había olvidado la contraseña del dispositivo así como el lugar en el que podrían estar las llaves de la cancela de seguridad y necesitaba urgentemente acceder al inmueble por un asunto indemorable. Por eso, junto a ellos, aguardaba un cerrajero con toda clase de sopletes y artilugios, llaves y palancas, junto a su furgoneta, una Fiat Ducato bastante vieja. Tras nuestro consentimiento, el profesional se dispuso a cortar la cerradura, no sin mucho esfuerzo, hasta que consiguió, por las bravas, franquear el acceso a la joyería. Al instante sonó la alarma, como había predicho el señor Nájera, quien no pudo desactivarla a pesar de varios intentos parsimoniosos tecleando sobre la centralita. Achacaba a su edad la falta de memoria y aducía que el que se encargaba de estas cosas normalmente era Víctor, Víctor Nájera, su pariente y socio, a quien yo conozco de vista aunque no sabía nada de su familia, pero que había tenido que emprender un viaje urgente por enfermedad. El hombre se excusó mil veces por molestarnos y, durante el trasiego de la cancela, hizo comentarios sobre lo mal que pintaban los negocios como aquél por la inseguridad y la crisis, que cada vez la gente compra menos mercancía y roba más, y que los autónomos están muy desprotegidos porque todo el mundo se piensa que son ricos y que se pasan el día de restaurante en restaurante. Al cabo llegó una patrulla de la Local, atraídos por la sirena y por el grupo de personas que curioseaban por los alrededores. Los saludamos y les dijimos que podían marcharse, que estaba todo controlado. Escuetamente les explicamos la situación y se sonrieron con complicidad al ser saludados por don Alberto, quien no escatimó en disculpas. Cuando acabó el cerrajero, el señor Nájera le pidió la cuenta por su trabajo, que ascendía a noventa euros, y le alargó un billete de cien. Le agradeció la diligencia y la profesionalidad y le dijo que se quedara con la vuelta como propina. Es más, incluso le encargó que volviera con una cerradura igual a la que acababa de destrozar para sustituirla antes del cierre, pues la joyería no podía quedarse abierta después de las ocho y media, como es lógico. También llamó, en nuestra compañía, a los de las alarmas desde el móvil y les expuso el problema, invitándoles a reactivar el dispositivo lo antes posible.  Una vez más se ofreció para lo que necesitásemos y nos obsequio con unos vales para descontar un treinta por ciento de rebaja en el precio de cualquier artículo de la tienda y, tras reiterarnos la importancia de nuestro trabajo y la prontitud con la que habíamos acudido a su demanda, nos despedimos afablemente quedando a disposición mutuamente.
Ya no volvimos a saber nada de ellos hasta que a eso de las cinco recibimos otra llamada, esta vez del verdadero dueño de la joyería, don Víctor Nájera, denunciando el robo de la misma.
Comprenda, señor Comisario, que el modus operandi, de puro simple, nos ha cogido desprevenidos a Gutiérrez y a mí, aunque entiendo que debe ser difícil explicarle al joyero nuestra negligencia y ahora mismo debemos ser el hazmerreír de toda la Policía. Y sí, ya he comprobado en los archivos que hay treinta y cuatro joyerías llamadas Nájera en España, y que once de ellas han sido desvalijadas en los últimos meses con el mismo método por don Alberto y su señora.                                                   


FIN








domingo, 29 de abril de 2018

RELATO PREMIADO EN EL "HELÉNIDES DE SALAMINA"




 Un auténtico placer recibir el premio de relato 
"HELÉNIDES DE SALAMINA"
por mi texto 
"LA BURBUJA"
en Casar de Cáceres 
el pasado sábado 28 de abril. 



                          LA BURBUJA.                                

Todo empezó cuando Ekall eligió un sitio a las afueras del poblado, allende las palmeras centenarias, para erigir la cabaña de sus sueños. Estaba alejado del centro, la verdad,  a unos doscientos pies más o menos grandes de donde vivía el jefe de la tribu, Kimyo, que significa “Ki Mando Yo”, pero con el carro-taxi tirado por un cebú que hace de transporte público, se podía tardar, como mucho, un par de minutos en el viaje. Así que no le dio importancia al asunto de la lejanía y comenzó a talar bambúes y pimpollos de sicomoro para enjaretar el primer armazón de su vivienda, algo arcaica y sin excesos, ya que a pesar de la tasa de paro de la aldea, que rondaba el seis por ciento según la última EPA (Encuesta de Población nAtiva), pues a Basir le mordió una hiena en el calcañar y estaba de baja con un parte del curandero y Kambusi sufría intoxicación por comerse el intestino descompuesto de un lagarto, la cosa podía ir a peor si las gacelas tomaban las de Villadiego y se iban buscando pastos más septentrionales, o los barbos con rayas lilas, especie endémica, sufrían otra epidemia de moquillo y fenecían a cientos, como el año de marras. Por eso Ekall se autoimpuso la austeridad como norma.
         El lugar tenía vistas a la selva desde su pequeña atalaya, y por el otro lado a la zona de expansión natural, en la que tenía proyectado construir Nueme, en un futuro próximo, un cobertizo para que durmieran sus suegros y evitar los ronquidos en sus esporádicas visitas, a modo de incipiente motel de carretera: con agua corriente, (estaba al lado del arroyo), camas ecológicas de uno cincuenta por cinco pasos (de hojas de palmera) y otros lujos, como paja arrocera en el suelo y asientos de tronco forrados de leopardo, con pieles de antes de que su esposa se hiciese  ecologista.
        
La casa, orientada hacia el sur, llamaba la atención de los vecinos, que hasta entonces no habían reparado en la idoneidad del sitio para construir. Y a medida que progresaba su rudimentaria arquitectura iba siendo la envidia de cualquiera. Por eso el hijo del jefe Kimyo, pidió a su padre que se la regalase como dote para sus próximas nupcias. Ekall se enteró por los rumores del interés del cacique por su choza y se negó en rotundo a cambiarla por dos cabras, un avestruz enano y una vieja chimpancé instruida para espantar a las zarigüeyas. Sin embargo, se dejó caer por sus inmediaciones el taimado Komi, que en el idioma ancestral quiere decir “El Que Va A Komisión” y le explicó lo provechoso que podía resultarle aquel trato si le exigía también al comprador que le nombrase miembro del Consejo de Ancianos, no en balde Ekall rondaba ya los veinticinco, y que le hiciese el encargado del PGOU, es decir, “el que autoriza edificar en los solares públicos y convierte los parques de jirafas en centros comerciales para el trueque y en campos donde practicar el lanzamiento de ubres de búfala rellenos de estiércol, el deporte local por excelencia”.  El precio final, con la intermediación de Komi, superó con diferencia las previsiones más optimistas del vendedor y la gente del poblado se llevaba las manos a la cabeza al enterarse del mismo, pues nadie entendía cómo podía pagarse aquel capital por una vivienda en las afueras. Kimyo tuvo que pedir un préstamo a Bhotyn que significa “El Que De Verdad Manda”. Le prestó tres carneros de Antioquía a devolver en cien lunas, con el incremento de dos perdices australes cada siete, por lo que el jefe tuvo que trabajar por las noches en un espectáculo tribal en las turísticas ciudades próximas de Ben y Dorm para afrontar su compromiso.
         Ekall convenció a su amigo de la infancia, Seoane, para que se asociara con él en el negocio inmobiliario. Debía aportar su búfalo dócil y el carro de cañas, con sus atalajes correspondientes, a la empresa común. Pronto comenzaron a desbrozar la selva de la parte norte para levantar tres pequeñas residencias, las cuáles vendieron sobre plano (de papiro) antes de comenzar a edificarlas, con lo que sacaron veinte cerdos de cría, trece gallinas de Borneo, nueve cabras de pelo rojo y un íbice, que no servía para nada. Tuvieron que contratar a cuatro niños de seis años para que cuidaran del ganado y a dos hombres fuertes para poder entregar las viviendas en el plazo previsto.
         Su siguiente proyecto encontró la oposición del Consejo de Ancianos, porque, entre otras cosas, debían desviar el curso del riachuelo que abastecía a Kombeze, su aldea, la aldea que estaba creciendo más en aquella estación seca que en las diez últimas. Regalaron una cerda preñada al jefe Kimyo, que se puso de su parte de inmediato y convenció a la Asamblea de la conveniencia para la artesanía y el comercio locales de aquella obra. Hubo que adiestrar dos elefantes para acometer el trasvase y transportar madera. Seoane tuvo la idea de ahorrar materiales en las nuevas urbanizaciones y logró casi un treinta por ciento menos de gasto, con lo que el beneficio sería mayor, aunque las estructuras más enclenques, pero nadie lo notaría, a no ser que se moviera la Tierra por un enfado del Dios Sismo. Fueron quince bungalows adosados con vistas a un pequeño lago artificial poblado de flamencos, grullas coronadas y algunas gallinetas, y a un campo de lanzamiento de ubres, por lo que todos los hacendados de la tribu quisieron disponer de una segunda vivienda en propiedad en aquel paraíso. Ya contaban con veinte hombres trabajando a turnos. Tuvieron que venir de otras aldeas oficiales y peones, que para ahorrarse el desacarreo de dos horas andando cada mañana y cada tarde, comenzaron a interesarse por las viviendas de segunda mano, las que quedaban libres tras adquirir sus propietarios una nueva, por lo que este mercado supuso un nuevo empuje para la economía local. Poco a poco los sueldos subieron en la construcción hasta casi lo inconfesable, por lo que los pescadores de barbos con rayas lilas, la especie endémica, y los cazadores de gacelas fueron aprendiendo el oficio e incorporándose a la nómina de EKASESA, la empresa  original: EKAll y SEoane, Siempre Amigos. La prosperidad se instaló en Kombeze y como había muchos semovientes para el canje, se disparó la demanda de los servicios y, arrastrados por ella, los precios de todo. Bhotyn alquiló una céntrica cabaña como sede central de su BANKO, que así se bautizó en suajiri a este modo novedoso de hacer fortuna y que viene a significar “Beneficiarse A Nuestra KOsta. Pronto no quedó nadie que no se hubiese comprometido con un préstamo de 200 ó 300 lunas en todo el valle del río Oouala.
         Al brillo de las finanzas, las nuevas construcciones constaban de dos alturas, dejando la planta de abajo como local en alquiler para los comerciantes y artesanos que llegaron de otros pueblos menos prósperos y que estaban dispuestos a pagar una piel curtida de castor o el hígado de un armadillo cada luna. Se conformó un sistema casi perfecto en el que los elementos de trueque más codiciados, como las cabras de leche rojas y los colmillos de rata almizclera, circulaban de mano en mano a velocidad de vértigo. La propia compañía de Ekall advirtió la necesidad de las gentes de gastar sus fungibles en cualquier sibaritismo y probó con una casa de comidas, donde se servía a diario solomillo de antílope al aroma del marsupial sobre cama de frutas caramelizadas, o criadillas de rinoceronte negro aliñadas con hierbas aromáticas y virutas de coco, siendo el jefe de cocina un viejo caníbal reconvertido, con mucha experiencia en la preparación de la carne, de una tribu casi desaparecida. En vista de su éxito y de su lleno casi diario, los dirigentes de EKASESA abrieron también un concesionario de potentes cebras mansas, para los potentados, y de burritos pigmeos, para sus señoras, pensados para pequeños desplazamientos en el casco urbano y fáciles de aparcar, ambos con aguaderas grandes para cargar las compras del ultramarino y que consumían solamente un par de zanahorias crudas y un  balde de agua cada mil metros. En muchas casas se contrató a una o dos internas, muchas sin derecho a curandero ni a pócimas, que se encargaban de las tareas domésticas y liberaban a las dueñas de quehaceres. Eran chicas venidas de aldeas más pobres que debían permitir que las explotasen laboralmente para poder subsistir, porque la mayoría ni hablaban siquiera este dialecto. El Consejo de Ancianos multiplicó su actividad y convocó cuatro plazas de administración para poder documentar mejor sus presupuestos en las Asambleas con números pintados sobre papiros con sangre de oso hormiguero.       
Así transcurrieron muchas lunas bajo el sol de Kombeze. Ekall no sabía a ciencia cierta ni cuántas personas trabajaban para él, ni los bienes que poseía, aunque se cuidó bien de ocultarlos a los ojos de la Asamblea, por consejo de Komi, para no pagar el estipendio acordado, llevándose los mismos a la ciudad fronteriza de Shuizá, donde le estaba permitido acumular más y más riqueza sin tener que colaborar en las fiestas tribales del mes séptimo, ni en la poda de los baobats municipales, ni en la comida de la red de cebúes públicos, ni en socorrer a los que no podían trabajar por alguna lesión o accidente sobrevenido trabajando para él, o a los viejos y viudas que quedaban desamparados repentinamente. Bhotyn publicitaba su BANKO y otorgaba préstamos sin ton ni son, dejándose llevar por la vorágine de aquella sociedad consumista y desarrollada a la que no la conminaban los importes abusivos de los servicios y los bienes. Ahora estaba permitido pagar hasta en 600 lunas, y la gente se proveyó de los adelantos técnicos más novedosos, aunque tuvieron que trabajar de sol a sol para juntar los intereses que debían. Otros siguieron los pasos de Seoane y Ekall y emprendieron asociaciones semejantes, por lo que se llegaron a construir en la aldea hasta tres campos de lanzamiento de ubres de búfala rellenos de estiércol, ahora perfumado, y más de cuarenta casas entre cada dos estaciones de lluvias, lo cual quintuplicaba las necesidades reales de aquella población que no se veía harta de acumular inmuebles y de agrandar sus deudas. El brujo quiso advertir desde su cubículo del riesgo que corrían, agravado por el abandono de las actividades tradicionales de la aldea, menos lucrativas pero más necesarias, como la caza de gacelas y la pesca del barbo con rayas lilas, la especie endémica,  pero nadie parecía oírle y le tildaban de viejo loco, desfasado y antisistema.
         Un empleado del BANKO pidió ver a Bhotyn una mañana del mes quinto, cuando el celo de los mandriles se desacerba y no dejan dormir a nadie con sus gritos de cortejo. En una revisión rutinaria de las cuentas había descubierto que Moró Soo no pagaba su deuda a tiempo, a lo que llamó “morosidad” en su honor, pues, a pesar de trabajar sin descanso, la subida de intereses acordada en la última reunión se le había incrementado la cuota a niveles inasumibles. La mujer que limpiaba el bambú del despacho de Bhotyn, llamada Karme Le, que significa “La Que Gusta Del Chisme”, oyó la conversación y vio la cara de circunstancias de su jefe, que no podía broncearse más porque era de mucha melanina, y corrió a airear la noticia, magnificándola, por los mentideros del poblado. El pánico se apoderó de los poderosos, al pensar que aquella señal negativa podía afectarles a ellos, por lo que al instante pusieron en venta las casas que habían comprado como inversiones, y muchos artesanos y comerciantes previeron nubarrones y dificultades, confirmados pronto, cuando los de la tribu bajaron drásticamente sus gastos en espera de mejores tiempos. Los que no tenían locales propios decidieron cerrar sus tiendas, y por tanto ahorrarse el arrendamiento, con lo que los dueños de los bajos sufrieron una merma considerable de sus rentas, las cuales dedicaban al pago de los préstamos con los que compraron más locales. Por ello también los poderosos con cuantía de bienes inmuebles pero sin liquidez, se vieron en la necesidad de renegociar sus deudas con el BANKO, que se negó en redondo al contemplar el negro panorama. El abastecimiento de zanahorias comenzó a ser parco, pues la gente comenzó a ir andando a todos sitios para ahorrar mantenimiento en los medios de transporte y muchos pusieron a la venta sus cebras y sus burritos pigmeos de segunda mano. EKASESA advirtió que no iba a poder vender las promociones que estaba construyendo ante la caída del consumo, por lo que decidió suspender las obras hasta nuevo aviso, dejando sin trabajo y sin cobrar a los sesenta y cinco empleados directos, que a su vez, al quedarse en paro, no pudieron hacer frente a los pagos comprometidos en las próximas lunas. Hubo que dar descanso a los cocineros de la casa de comida en vista de que nadie iba a yantar desde el comienzo de la Krisis, que significa “Mal Va La Cosa”, pero que al principio se llamó “ajuste coyuntural” o “burbuja inmobiliaria” por el portavoz del Consejo de Ancianos. Quedaron sin empleo los cazadores de antílopes y de rinocerontes negros, y los recolectores de hierbas aromáticas, y los que endulzaban la fruta. A la casa de huéspedes de Nueme no venía nadie, por lo que la hostelería también se sumó a la Krisis del “ladrillo”, palabra extranjera usada para designar el conjunto de elementos que intervienen en la construcción de una vivienda de ramas. La Encuesta de Población Nativa arrojaba los datos más pesimistas que se recuerdan en Kombeze. Se dijo que los reajustes iban a durar veinte lunas y luego que cincuenta y después que cien, pero Ekall y Seoane desaparecieron con sus familias mucho antes sin que nadie sepa adónde fueron, aunque se sospecha que viven en Shuizá, a veinte lunas de aquí.
         En Kombeze rige la desolación y triunfan los presagios agoreros. El brujo ha fundado un partido político alternativo que cada vez tiene más adeptos. Amenaza la hambruna a los sectores más desfavorecidos del entramado social y las hordas de hombres, sin nada que hacer, aburridos de buscar trabajo y de presentar currículum en los poblados vecinos, se pasan los lunes al sol.                                                         



         FIN