El quiromante miope, de Esteban Torres
Cuando se rompió el espejo recordé sus palabras agoreras al leerme la mano, antes de que se la retirara: "...tiene una raya de la vida superficial y muy corta, y dentro de poco le parecerá que el mundo se hace añicos ante sus ojos..." por eso entendí que se había cumplido al dedillo la segunda parte de su predicción.
Desde entonces he estado reuniendo valor para intentarlo de nuevo, y hoy, noventa días después de la rotura especular, he vuelto para que detallara -en vista del éxito anterior- el poco tiempo que me resta en este mundo.
Él no se acordaba de mí y, al ojear mi palma, ha dicho: "...su línea de la vida es larga y profunda: morirá muy, muy viejo..."
Y yo, por mi propio interés, no he querido decirle que estaba leyendo la cicatriz que me produjo el espejo al romperse.
Desde entonces he estado reuniendo valor para intentarlo de nuevo, y hoy, noventa días después de la rotura especular, he vuelto para que detallara -en vista del éxito anterior- el poco tiempo que me resta en este mundo.
Él no se acordaba de mí y, al ojear mi palma, ha dicho: "...su línea de la vida es larga y profunda: morirá muy, muy viejo..."
Y yo, por mi propio interés, no he querido decirle que estaba leyendo la cicatriz que me produjo el espejo al romperse.