IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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domingo, 6 de julio de 2025

PREMIO EN EL MOLINO DE LA BELLA QUITERIA




Mi poema "CRÓNICAS DESDE EL CASTILLO" ha resultado acreedor del segundo premio del certamen que anualmente convoca la familia García-Gaviria, propietaria del Molino de la Bella Quiteria, ubicado en Munera (Albacete) 

El próximo día 5 de julio es la entrega de premios y posterior merienda tradicional, con gachas manchegas, torreznos y cuerva típica, así como queso y roscos de la tierra. 


CRÓNICA DESDE EL CASTILLO.        

                                           Castillo de Montizón

                          1467. Se produce un tercer asedio en el que participa

                           el joven capitán Jorge Manrique. El castillo capitula.

                          Ya convertido en Comendador de Montizón, inicia

                           obras de reforma en él, trasladándose a vivir en él junto 

                           a  su esposa doña Guiomar de Meneses.                                                                                         

(www.campodemontiel.es)

 

 

Señor, aún le prestan las cornejas 

majestad con su vuelo a las cornisas,

traspasan los vencejos la cuesta 

inacabada con su vuelo raso

y hay azores esporádicos que buscan 

sustento a su linaje

tras alguna paloma enamorada 

que zurea por las inmediaciones

sobrevolando el último rastrojo. 

 

Un verde puño de hierba en fiel abrazo

estruja las entrañas del Castillo

y eleva sus cimientos como un cáliz

en ofrenda pagana

a dioses lisonjeros;

asoma más si cabe arquitectura

al escarpe del palco sobre el río

y en el alcor que lo cobija duerme 

un brochazo rosicler de pintura 

que se enciende tras cada primavera

y mancha de azafrán el voladizo.

No he visto avanzadillas de abedules,

surtidores en pinos centenarios 

de una sombra cuajada de frescuras;

no he visto en mucho tiempo cigüeñatos

surcando la calina de septiembre,

ni a su dama asomada a las almenas

- que no existen - espantando bandadas

de estorninos en álamos linderos.

No quedan del adarve y de la iglesia

más que breves reseñas en los libros,

del horno y del aljibe primigenios

un detalle de autores escribanos,

y de los treinta pesebres genuinos

que testimonian el abolengo de la saga,

halitosis de estiércol y cenizas

por el belfo esquilmado de los años

y un escombro ambulante de granzones

como único vestigio en la memoria.

 

Tapiza un pasto seco la albacara 

que cruje a cada paso y nos recuerda

los sonidos ingratos de la inquina:

la sed, el hambre, el reguero grana

que las armas exigen al vasallo

como precio por darse en las conquistas

a cambio de ganar una Encomienda.

Aún abrevan ovejas en el balde

del Guadalén cautivo,

reconvertido en foso de atalaya,

y mesnadas de anfibios cantautores

ensayan sus horrísonos conciertos 

al frescor del ribazo y los cañejes

apenas si adivinan el solsticio;

algún zorro se acerca cauteloso

a beberse el azogue de los charcos

mientras tizna el visillo de la aurora

en occidente su índiga acuarela

con la breve desmesura de un incendio,

y salpican estrellas con sus ganchas

el impoluto cielo del verano.

 

Yo intercedo ante el Todopoderoso

por la orgullosa estirpe manriqueña,

por la sangre, que se hizo escorrentía,

añadiendo caudal a los arroyos 

y privó del aliento a los soldados

sin degustar la miel de la victoria, 

con algún Padrenuestro balbuciente...

 

Y ya dejo, doña Guiomar, don Jorge, 

vagar tranquilas sus almas por los aposentos... 

pues respirando esta paz absoluta

que magnifica el campo montieleño,

para otro menester se me hizo tarde.

viernes, 30 de mayo de 2025

RECONOCIMIENTO EN PARADELA



Mi poema

 "ÚLTIMAS PALABRAS DE JOSEFINA MANRESA" 

ha sido merecedor a juicio del jurado del 

SEGUNDO PREMIO 

"MANUEL ORESTE RODRÍGUEZ LÓPEZ", 

en Paradela (Lugo)

Enhorabuena al resto de los premiados y gracias a la organización por este reconocimiento.

Espero que les guste


ÚLTIMAS PALABRAS DE JOSEFINA MANRESA

                    

 Miguel, aquí mi hombro, en fase de mórula,

para que siempre duerman a cobijo

las cabras juntas y tus versos todos

en la carne redonda de su curva;

para que el odio ciego de las cárceles venideras 

que, infame, cercena tus sueños,

vierta su veneno en la cuneta de mi axila 

y forme un río de ternura, hasta llegar al codo,

donde sumerjas tu frente de cebolla.

 

Aquí mi corazón, en fase trágica,

borbotón de la luz en Orihuela,

para que entierres cuitas en sus brotes

y puedas recorrer mis venas largas,

y tu sangre prolongue los caminos

que la vida te niega entre las sombras,

y se una con mi sangre de aceituna

hilvanando tu aliento al horizonte

en un renglón escrito con su tinta.

 

Aquí mis manos, en fase náufraga,

manivelas que Dios puso al alcance

de tu perito en lunas, asideros dulces

donde amainen los estertores de tu pena

y los toros negros entierren sus pezuñas negras 

en el surco de las libertades, 

donde se entrelacen tus dedos con mis dedos

en una encrucijada de condenas

que abracen a nuestros hijos en su cuna.

 

Aquí mi garganta, ahíta de parásitos

que proclaman las verdades del duelo,

la que nunca se cansará de amarte,

recién encalada para ti, para una nana

tierna o para una lluvia de sonetos

en los que el luto diga lo que sientes,

para que consigas vibrar en ella

los tétricos silencios que incardinas en los ojos, 

que ni la muerte podrá cerrarte.

 

Aquí mi nombre, con sabor a tierra,

con vientos del pueblo en sus ladridos,

el que inventas cada vez que lo pronuncias

si dices “Josefina” muy despacio

entre la soledad de tus barrotes, 

para que te aferres a él como a un brillo 

de luciérnaga que ilumine el cielo

y te guíe otra vez a las palabras,

restituyendo en ellas tu memoria.

 

Aquí mi alma, hoja en blanco,

como la sierra que me vio nacer

en mi Quesada humilde,

lienzo donde pintar las ilusiones,

página dedicada a los valientes

que te regalo a cuenta de tus lápices

para que la obres con palabras nuevas,

las palabras que yo vendiendo iré,

junto a los vestigios de nuestra historia,  

en los días de viuda que me resten.

 

 

 

domingo, 11 de mayo de 2025

PREMIO "YOLANDA SÁENZ DE TEJADA" EN EL BONILLO

 

Bases XIV certamen internacional poesía Yolanda saenz de tejada 2025 EL  BONILLO

Mi poema "CICATRICES" ha sido galardonado con el segundo premio del certamen de este año.

Espero que os guste:

Sus rúbricas son siempre cicatrices

sobre el blando papel de mi epidermis,

deletéreo aluminio que tatúa, 

sin ningún argumento razonable,

sin que yo oponga resistencia,

sus huellas estentóreas en mi nieve.

 

Si viene con el brío generoso

(generosamente ebrio)

además me amorata la autoestima

(y el pecho, y la garganta, y la cintura)

cuando piensa en mi débil entelequia

como en un juguete roto

a disposición de su albedrío.

 

Y continúa odiándose en silencio,

y, como casi siempre que se odia,

golpea mis vísceras sin causa

para amargarme la vida lentamente

entre gritos en fuga que se mezclan

con líquidos sonámbulos.

 

Su excusa perfecta son los celos:

la obsesión por poseerme hasta la médula

y la incongruencia de quererme con locura

enturbian su sentido -según me vocifera-

como banda sonora de su furia

cuando da rienda suelta a su violencia

y me agrede con saña troglodita.

 

Su teatro preferido es nuestra sala

y su público dilecto nuestros hijos.

 

Si me arreglo me insulta con vocablos

la fiebre que calienta su garganta,

y a pasos de gigante se agiganta,

y sus manos se vuelven manicomios

de garras y puños gananciales.   

 

Si no me arreglo me reprocha,

en su lenguaje de golpes sin sentido

bajo el amortiguador de alguna almohada,

soeces vocablos de insolencia en frases 

que no pueden repetirse sin oprobio.

 

Me siento involuntario pergamino 

abierto a su prosodia,

a su impulso banal y sustantivo,

ciega amargura de una infancia triste

escrita con tinta, roja o blanca:

sangre cuando dice que me odia

y esperma cuando dice que me ama;

que nunca distingue una, en su ignorancia, 

con la boca reclusa entre cojines,

si entre ambos existen diferencias.

 

domingo, 4 de mayo de 2025

ACCÉSIT EN SAN FULGENCIO


Mi relato "DINÁMICA DE FLUIDOS" ha sido distinguido con el accésit del certamen de relato "VILLA DE SAN FULGENCIO". 

Espero que os guste:

DINÁMICA DE FLUIDOS

                                                                                              

Estoy solo, solo y dolorido, y, por lo que sea, me apetece no llamarte por teléfono, no hablar contigo, no transmitirte mi desasosiego, del que no eres en absoluto cómplice ni causa. Me queda poca batería y es también por eso, quizás solo por eso. He solicitado a una auxiliar un trozo de papel y un boli, que no necesitan conexión eléctrica todavía en su versión bic cristal y folio en blanco. Le ha extrañado mi petición: se ve que no suelen atender próstatas narrativas en esta época.

Quiero y no quiero que intuyas mi estremecimiento, mi miedo, mi previsión nefanda de futuro analizando lo que me rodea, al que sin duda me acerco al ir sumando dígitos; aquí, rodeado por ancianos que dicen disparates y se quejan de estigmas que la soledad y el tiempo les han adjudicado sin subasta; por alguien que pide, por favor, un bote para orinar su miseria y cuya voz apenas sobrepasa el perímetro de sus sábanas, cada vez más urgente, decayendo ciertamente hasta saltarse la baranda de la resignación o del pudor y consumar el pujo; o por otro, seguramente irreconocible para sus seres queridos desde hace mucho, que reclama metadona con voz barítona y a quien calman con una inyección tranquilizante en la vía que desemboca en el delta de su brazo…

Es viernes de madrugada en el hospital y no acabo de acostumbrarme a su digestión de turnos, gritos sordos, muecas que en la penumbra solo se intuyen, pero que las noto flotar entre las camas del pabellón como ellos, sus ocupantes, deben notar las mías. Es una sala mal distribuida, mal ventilada, caótica, llena de perchas caricaturizadas pero funcionales para sujetar los continentes del suero, atestada de aparatos arrinconados, en espera de saltar a la cancha en algún momento de emergencia de alguno de nosotros; una nave rectangular con más inquilinos de la cuenta, con personal de todas las condiciones deambulando entre goteros, pantallas con luces que marcan números digitales, de las que penden vidas, y alguna excentricidad con cables que pasa desapercibida cuando te vas habituando a la cruda permanencia sin filtros de color, sin ambages en la percepción de tu estado. 

El oído se acostumbra, descarta los ruidos conforme pasan las horas y el cansancio vence al pulso y cierra mis párpados, y me traslada cerca de ti por un instante para alejarme luego con brusquedad y sin aviso, como en una alfombra mágica o en el vórtice de un tornado fugaz, de nuestro dormitorio; hasta que esa sensación, o sueño, o lo que sea, me devuelve al reino de los débiles, al escenario grotesco de la naturaleza en estado puro. Pero estar un rato contigo, aunque sea de esa manera onírica, para mí significa mucho: me da la fuerza interior suficiente para soportar los estigmas que requiere cada cura, cada lavado con una jeringa, que extrae mis jugos íntimos sin conmiseración, y me renueva la energía para enclavijar los dientes y burlar las astas de las agujas que me embisten con la intención de restaurar mis entresijos. Sólo tú recuerdo es su artífice. Sólo tú eres el aliento indeleble que respalda mi coraje y mi voluntad en este vía crucis moderno.

Tengo una sonda uretral -me la han instalado hace un par de horas- por la que fluye un líquido que parece agua de lavar carne -como dicen las enfermeras- o lambrusco -como yo prefiero denominar su color sanguinolento-. Estoy pendiente de su flujo y a veces me desespero porque no entiendo la dinámica de los fluidos. Cuando creo que no cumple la misión para la que me fue implantada, levanto la goma y el líquido sube la pendiente en contra de cualquier lógica y a favor de mi empuje, hasta que alcanza la cumbre de mi osadía y, entonces, cuando lo más fácil sería precipitarse a la bolsa residual cuesta abajo y sin freno, decide regresar hasta el origen, desandando su periplo lento con rapidez no mostrada antes y desafiando la ley gravitatoria, de la que parece escapar impunemente, y decepcionando mi anhelo. Antes de darme por vencido en mi obsesión por llenar el depósito de los residuos, también le provoco dobleces a mi cordón umbilical, como intentado provocar un vacío de presión que aligere el tránsito, recordando viejas enseñanzas del instituto, pero nunca consigo su avance. He debido olvidar por completo las leyes de la Hidráulica.

En fin, no sé porqué te cuento estas pequeñeces sin sentido, estos pánicos psicológicos y escatológicos a la finitud de nuestra genética que se traducen en maniobras absurdas, en reflexiones de alguien que se está dando cuenta de haber atravesado el túnel de demasiadas décadas sin apreciar los detalles que prestigian la existencia. Verte es uno de ellos, pasear contigo es otro, comer juntos, despertarme oliéndote el cabello y abrazarte como si la ternura se regenerarse al dispensarla o tuviese suficiente en mi mochila para despilfarrarla sin comedimiento mientras viva, mientras vivamos. Abrazar a nuestros hijos también y, a tu lado, acompañarlos en su andadura, transmitirles confianza y optimismo evitando en sus miradas el drama del paso de las vicisitudes por mi carne y dando para ellos una mano de pintura alegre al horizonte.

Aunque no lo creyeses, si llegaras a leerla -aún no he decidido mostrártela porque sé que la capa freática de tus lágrimas roza siempre los lacrimales cuando te hablo de nosotros- esto es lo más parecido a una carta de amor, de necesidad, de deseo, de confesiones existenciales, que he escrito nunca. Te echo de menos visceralmente, como un niño asustado, como un náufrago a la deriva cuando el frío le va comiendo los cartílagos, y no hay islas avizor, y ve que no llega a ninguna parte.

Quiero reponerme para volver junto a ti, mi lugar preferido en todo el universo. Para redescubrir los secretos que ya ni nos planteábamos, los gozos repetidos, las rutinas de los viernes y los sábados, la dicha de entrelazar nuestros dedos como una inercia voluptuosa de la convivencia y que parecemos obviar a cada instante, presuponiendo que siempre estarán disponibles, que siempre estaremos disponibles el uno para el otro. 

Creo que no voy a permitir que pasees tus ojos por estos renglones sucios y poco paralelos, no vaya a ser que desentierres la profunda melancolía que subyace y te creas que me estoy desilusionando contigo, aburriendo, desesperanzando, diciéndote lo contrario de lo que pienso. Es al revés, pero quizás mis facultades como redactor de cartas amorosas hagan que descubras, junto a la confesión eterna de mi cariño por ti, el cual te garantizo con todas mis fuerzas y ganas, aunque no estalle a primera vista en estos párrafos, esa otra incógnita que va sembrando telarañas en mis ilusiones y en mis expectativas y aparece sombreada a lápiz en el poso de sus letras.

Voy a releer con detalle y con parsimonia cada trozo, si es que entiendo mi propia caligrafía y la tenebrosa iluminación continúa de mi parte. Pronto sabrás mi decisión de entregártela o no, que dependerá en exclusiva del sabor reminiscente, en el retrogusto que me quede en la memoria tras reproducir de nuevo las palabras entre el bisbiseo de mis labios. 

Ahora he de concluir este resumen de reflexiones vitales a la escasa luz ambiental de una zona de observación para enfermos que no hemos vuelto a casa tras ser atendidos en las urgencias de un hospital comarcal – ¡qué poco se necesita en las situaciones extremas para sacar a relucir lo más secreto de nuestros corazones y nuestros pensamientos!- pues el tiempo sigue arrollando con su tren las casetas de ese futuro inmediato que se nos escurre como una anguila entre los dedos fríos; pero concluyo, sobre todo, porque acabo de darme cuenta que la bolsa de cuatro litros que envasa mis micciones, esas con el color del agua tras lavar la carne, -como adjetivan las enfermeras- o mejor color lambrusco -como prefiero yo-, acaba de llegar a la última raya de su capacidad y de mi paciencia.

                                                           

 

FIN

 

sábado, 26 de abril de 2025

SEGUNDO PREMIO EN HARO

 Vuelvo a recibir el segundo premio del certamen de relato 

"SAN FELICES DE BILIBIO". 

Enhorabuena a mi amigo Faustino Lara, que ha ganado el primero y además me hace el favor de representarme.




TERCER PREMIO DE POESÍA EN LA CAROLINA

 Mi poema 

"TIEMPO DE DAMAJUANAS" 

ha resultado galardonado con el tercer premio del certamen. 


Enhorabuena al resto de ganadores.

domingo, 22 de diciembre de 2024

BALANCE DE 2024


En cifras, han sido 19 distinciones, 
siete más que en 2023, 
y algunas especialmente perseguidas 
a lo largo de los años: 


9 en poesía, 
3 en microrrelato 
y 7 en relato

11 primeros premios
6 segundos
1 tercero
1 accésit 

además he sido finalista en unos cuantos más.

Por provincias:

Cádiz (2)
Ciudad Real (5)
Córdoba (1)
Jaén(2)
La Rioja (1)
Las Palmas (1)
Madrid (1)
Málaga (2)
Tenerife (1)
Valencia (1)
Valladolid (1)
Zaragoza (1)

Espero no perder la ilusión por escribir y participar y que el año que viene sea más favorable (o al menos igual de prolífico en creación y resultados) 
¡¡¡FELIZ 2025!!! 
(Sí, es un copia y pega actualizado del año anterior)

lunes, 25 de noviembre de 2024

NUEVO RECONOCIMIENTO A UN MICRORRELATO MÍO EN TENERIFE

Ganadores del V Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género de Santiago del Teide

Las obras premiadas en categoría general e “IES Serafín Pardo” reflejan el compromiso con la igualdad y la lucha contra la violencia machista

 El Ayuntamiento de Santiago del Teide ha revelado este lunes 25 de noviembre, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, a los ganadores del V Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género.

Este certamen tiene como objetivo sensibilizar a la población sobre la violencia de género, promoviendo los valores de respeto e igualdad, con la meta de erradicar esta lacra social entre todos y todas.

Premiados

Categoría General

 Primer premio (500€): Rocío Graffigña González por su microrrelato “LIBRE Y SOBERANA”.

 Segundo premio (300€): Carla María Gil Peña por su obra “RECETA PARA LA ESPERANZA”.

 Tercer premio (200€): Esteban Torres Sagra por su microrrelato “TOLERANCIA CERO”.


martes, 19 de noviembre de 2024

PREMIO DE MICRORRELATO EN LA SOLANA


 Mi microrrelato "EL FRÍO DE CIUDAD REAL" 

ha sido distinguido con el segundo premio de este año por el grupo Pan de Trigo de La Solana.


EL FRÍO DE CIUDAD REAL

 

Mi padre era un hombre muy atractivo que se ganaba bien la vida como comercial de máquinas de coser. Con las futuras clientas solía emplear todos sus encantos con tal de conseguir la venta y su correspondiente comisión. Hubo semanas que facturó más de veinte aparatos yendo de domicilio en domicilio a horas en las que cogía a las mujeres desprevenidas y solas. Mi madre era quien mejor lo conocía y se imaginaba al dedillo los métodos que empleaba, pero se hacía la tonta porque había supeditado su propia felicidad a nuestro confort, especialmente le preocupaba que no pasásemos nunca frío. Estaba obsesionada con las bajas temperaturas porque se crio en un pueblo de Ciudad Real, en una casa con demasiadas rendijas y poca leña. Por esa condescendencia y comprensión el matrimonio de mis padres duró hasta el final, lo sé; por eso y porque el señor Emilio venía a casa a traerle todas las mañanas, incluso en verano, en cuanto se iba mi padre a trabajar y nosotros a la escuela, un saco de carbonilla.