IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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viernes, 30 de mayo de 2025

RECONOCIMIENTO EN PARADELA



Mi poema

 "ÚLTIMAS PALABRAS DE JOSEFINA MANRESA" 

ha sido merecedor a juicio del jurado del 

SEGUNDO PREMIO 

"MANUEL ORESTE RODRÍGUEZ LÓPEZ", 

en Paradela (Lugo)

Enhorabuena al resto de los premiados y gracias a la organización por este reconocimiento.

Espero que les guste


ÚLTIMAS PALABRAS DE JOSEFINA MANRESA

                    

 Miguel, aquí mi hombro, en fase de mórula,

para que siempre duerman a cobijo

las cabras juntas y tus versos todos

en la carne redonda de su curva;

para que el odio ciego de las cárceles venideras 

que, infame, cercena tus sueños,

vierta su veneno en la cuneta de mi axila 

y forme un río de ternura, hasta llegar al codo,

donde sumerjas tu frente de cebolla.

 

Aquí mi corazón, en fase trágica,

borbotón de la luz en Orihuela,

para que entierres cuitas en sus brotes

y puedas recorrer mis venas largas,

y tu sangre prolongue los caminos

que la vida te niega entre las sombras,

y se una con mi sangre de aceituna

hilvanando tu aliento al horizonte

en un renglón escrito con su tinta.

 

Aquí mis manos, en fase náufraga,

manivelas que Dios puso al alcance

de tu perito en lunas, asideros dulces

donde amainen los estertores de tu pena

y los toros negros entierren sus pezuñas negras 

en el surco de las libertades, 

donde se entrelacen tus dedos con mis dedos

en una encrucijada de condenas

que abracen a nuestros hijos en su cuna.

 

Aquí mi garganta, ahíta de parásitos

que proclaman las verdades del duelo,

la que nunca se cansará de amarte,

recién encalada para ti, para una nana

tierna o para una lluvia de sonetos

en los que el luto diga lo que sientes,

para que consigas vibrar en ella

los tétricos silencios que incardinas en los ojos, 

que ni la muerte podrá cerrarte.

 

Aquí mi nombre, con sabor a tierra,

con vientos del pueblo en sus ladridos,

el que inventas cada vez que lo pronuncias

si dices “Josefina” muy despacio

entre la soledad de tus barrotes, 

para que te aferres a él como a un brillo 

de luciérnaga que ilumine el cielo

y te guíe otra vez a las palabras,

restituyendo en ellas tu memoria.

 

Aquí mi alma, hoja en blanco,

como la sierra que me vio nacer

en mi Quesada humilde,

lienzo donde pintar las ilusiones,

página dedicada a los valientes

que te regalo a cuenta de tus lápices

para que la obres con palabras nuevas,

las palabras que yo vendiendo iré,

junto a los vestigios de nuestra historia,  

en los días de viuda que me resten.

 

 

 

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