ACABA DE APARECER EN PREMIOSLITERARIOS.COM LA NOTICIA DEL PRIMER PREMIO DE RELATO "HELÉNIDES DE SALAMINA" CONCEDIDO A MI RELATO "LA BURBUJA", GALARDÓN QUE RECIBIRÉ EL PRÓXIMO DÍA 28 DE ABRIL EN LA UNIVERSIDAD POPULAR DE CASAR DE CÁCERES.
Bienvenidos a mi blog. Si os gusta la literatura, en él podéis encontrar algunos poemas y relatos y contactar conmigo. Responderé sugerencias y comentarios en eettss@gmail.com.
Mostrando entradas con la etiqueta PREMIOS PROSA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PREMIOS PROSA. Mostrar todas las entradas
martes, 3 de abril de 2018
PRIMER PREMIO DE RELATO "HELÉNIDES DE SALAMINA"
miércoles, 14 de marzo de 2018
PRIMER PREMIO DE RELATO EN FUENLABRADA
Estábamos citados hoy a las 17,30 en Fuenlabrada, en el centro cívico social La Serna los tres premiados en el certamen organizado por la Asociación de Mujeres Fuenlabreñas para el fallo del certamen CARTAS A UNA MUJER, convocado como uno de los actos organizados en torno al 8 de marzo. Mi relato "NASCITURUS" ha resultado galardonado en el primer premio. Muchas gracias al Ayuntamiento y a la Asociación de Mujeres por la organización y el tratamiento recibido.
miércoles, 7 de marzo de 2018
SEGUNDO PREMIO DE RELATO EN VÍCAR
Con el titulado "LA VIUDA NEGRA" el jurado ha decidido escribir mi nombre en el acta como ganador del segundo premio. Volveré otro año a Vícar a recogerlo en los próximos días.
El jurado del XXI Certamen Mujer y Literatura, convocado por el Centro Municipal de Información a la Mujer (CMIM), con motivo de la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ha dado a conocer su fallo, una vez examinados los trabajos presentados en cada una de las modalidades convocadas, Relato corto y Poesía. Una edición a la que han concurrido un total de veinticinco obras, catorce de ellas en el apartado de relato corto. Los profesores del departamento de Lengua del IES Puebla de Vícar, María del Pilar Sobrino Carrillo y del IES Villa de Vícar, José García Cárdenas, junto a las concejalas de Mujer, Mari Carmen García Rueda, Cultura, Vanesa Lidueña Montoya, Educación, Almudena Jiménez Jiménez, y Bienestar Social, Clementina Ortiz Puga y la técnica del CMIM Vícar, Sonia Ortega García, han conformado el jurado de esta edición, en la que ha destacado la buena calidad de las obras presentadas.
El alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, ha mostrado su satisfacción por la acogida dispensada al certamen que en esta edicón ha visto aumentada la cuantía de los premios. Asi mismo el alcalde felicita a los premiados, haciendo extensiva esta feliciatación a todos aquelos autores que han presentado obras a esta vigesimoprimera edición de un certamen que en palabras de Antonio Bonilla, “es el embrión de la amplia programación con la que Vícar conmemora el Dïa Internacional de la Mujer, y que va mas alláde la propia efemérides.
María del Mar de los Ríos, residente en Aguadulce ha obtenido el primer premio de Relato corto, dotado con 450 euros, con la obra titulada ‘Contra el viento’, mientras que el segundo premio en este apartado, dotado con 200 euros, ha sido para el funcionario ubetense, Esteban Torres Sagra, primer premio en la anterior edición y que ha concursado en ésta con la obra ‘La viuda negra’. Las obras presentadas a concurso han tenido un nivel medio alto, según el jurado, lo que ha hecho difícil el fallo,
Por su parte, el cordobés de Montoro, Feliciano Ramos, maestro jubilado, ha sido el ganador en la modalidad de Poesía, con la obra titulada ‘No quiero mi niñez para mis hijas’, siendo segundo José Luis Martínez Clares, maestro residente en Roquetas de Mar, por la poesía titulada ‘La niña del Napalm’ . Ambos premios han contado con la misma cuantía que la otra modalidad
Los premios serán entregados, el viernes 23 de marzo, en el vestíbulo del Teatro Auditorio Ciudad de Vícar, dentro de los actos programados con motivo del Día Internacional de la Mujer, e irá acompañado de la representación teatral ‘La voz de las víctimas’, a cargo del alumnado del CEIP Félix Rodríguez de la Fuente, de Llanos de Vícar.
miércoles, 15 de noviembre de 2017
PREMIO DE RELATO EN MONTORO
HE SIDO GALARDONADO CON EL PRIMER PREMIO DE RELATO CON EL TEMA DE LAS VIVENCIAS EN TORNO A LAS ENFERMEDADES MENTALES EN MONTORO.
Con María García, la cantante que amenizó la velada.
EL RELATO PREMIADO HA SIDO "EL MALDITO ALEMÁN"
jueves, 5 de octubre de 2017
PREMIO DE RELATO EN VILLAHERMOSA
MI RELATO "EL TÍO DE LAS NAVAJAS" HA SIDO MERECEDOR DEL PREMIO EN LA CATEGORÍA SOBRE VILLAHERMOSA Y CAMPO DE MONTIEL.
EL DÍA 14/10/2017 SE REALIZÓ LA GALA DE ENTREGA DE PREMIOS.
domingo, 2 de julio de 2017
PRIMER PREMIO DE RELATO EN MUNERA
A la sombra del Molino de la Bella Quiteria, en Munera, como manda la tradición, en la tarde de ayer, día 1 de julio, primer sábado de julio, fueron entregados los premios que anualmente convoca, desde hace cuarenta y dos, la propiedad del Molino, viuda, doña Amparo Gaviria, y familiares de don Enrique García Solana.
Tuve el privilegio de que mi "DÍA DE MARRAS" fuese distinguido con el primer premio de relato y de saludar a un nutrido grupo del selecto plantel de poetas y escritores manchegos que allí se personaron: Natividad Cepeda, Isabel del Rey, Francisco Jiménez, Juan Lorenzo Collado, Alfonso Gómez... Después merendamos opíparamente las típicas gachas, los torreznos, el queso y los rolletes, todo regado por cuerva bien fresquita.
Los primeros oradores en intervenir fueron los ganadores de la modalidad de prosa. El tercer premio fue para Sergio Generelo Tresaco, de Logroño (La Rioja) con su trabajo “Yo te pregunto ¿quién es Laura?”. El segundo premio fue otorgado a Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez de Castellar de Santiago (Ciudad Real) por su trabajo titulado “En Sevilla vendiendo torraos”. El primer premio de la modalidad fue para Esteban Torres Sagra de Aldeahermosa de Montizón en Jaén que leyó “Día de marras”.
Los primeros oradores en intervenir fueron los ganadores de la modalidad de prosa. El tercer premio fue para Sergio Generelo Tresaco, de Logroño (La Rioja) con su trabajo “Yo te pregunto ¿quién es Laura?”. El segundo premio fue otorgado a Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez de Castellar de Santiago (Ciudad Real) por su trabajo titulado “En Sevilla vendiendo torraos”. El primer premio de la modalidad fue para Esteban Torres Sagra de Aldeahermosa de Montizón en Jaén que leyó “Día de marras”.
El siguiente turno fue para los trabajos presentados en la modalidad verso. El tercer premio fue a parar a las manos de Fructuoso Atencia Requena de Munera (Albacete) por su trabajo titulado “Sinfonía de Amor a cuatro voces”. El segundo premio fue otorgado a Manuel Fernández de la Cueva Villalba, de Corral de Almaguer (Toledo), por su trabajo titulado “Adolescencia solitaria”. El primer premio fue el presentado por Julia Flores Arenas, de Villarrobledo (Albacete) y que recibió numerosos aplausos con la lectura de su trabajo “Más allá de la memoria”.
DÍA DE MARRAS
DÍA DE MARRAS
Hay bodas a las que uno no debería ser invitado bajo ningún pretexto.
Es lo primero que pensé cuando recibí el sobre y vi en el remite “Srta. Aitana
Líndez”. Me puse las gafas y leí los
detalles: El día tal del mes cual a las 19 horas en la iglesia de San no sé
quién…
Aitana siempre ha llamado la atención de los hombres por una
cosa y de las mujeres por lo contrario. Y sí, no lo voy a negar, tuvimos una
relación muy apasionada, una relación que ya creo haber superado completamente.
A mi parecer, éramos la pareja perfecta, pero ella, sin dar ninguna explicación
convincente, decidió dejarme el pasado junio, justo después de que le pidiese
matrimonio lo más románticamente que supe. Entendí que quizás no fui oportuno o
que volqué muy deprisa la balanza de sus dudas hacia el lado de las decisiones.
Arrodillarme en el restaurante chino y ofrecerle una anilla de una lata de
cerveza como anillo se volvió en mi contra. Y acabamos como acaban estas cosas,
lo que pasa es que el tiempo lija las arrugas del odio repentino y parecen
gustarle los finales felices. Decidí no acudir a la llamada nupcial. ¿Qué
pintaba yo en aquella boda?
Recuerdo con especial énfasis su risa contagiosa y su
afición, casi enfermiza, a las sorpresas, cuanto más disparatadas mejor. Pero,
por supuesto, no es mi mejor recuerdo de ella; lo que más echo de menos es el
flan de sus labios dulces y el mousse de limón que cobija en su escote.
Aquí estoy, en el día de marras, el mes tal a la hora cual
en la iglesia de no sé quién… trajeado en la tercera fila de la derecha según
se mira. Esperando que suene la marcha de Mendelssohn. Aguardando que la novia
haga acto de presencia y todo se perpetre según las convenciones. Al final he
venido…
El pobre Ricardo suda hasta por sitios en los que no tiene poros.
Sé que no me traga. Lo sé. Pero también reconozco que los hombres nos venimos
arriba en ocasiones difíciles y desde que me lo presentó Aitana como a un
“amigo muy especial”, hace seis semanas, con una sonrisa que podría
interpretarse en siete idiomas, ha sobreactuado conmigo y, en verdad, no tengo
queja del muchacho. Es como si quisiera demostrar con su amabilidad exquisita y
su simpatía encantadora que no le importa lo más mínimo el pasado de su futura,
aunque tampoco ofrece la impresión de que se compadezca de mí, que soy ese
pasado, sabiendo cómo terminamos, pues parece a todas luces que rompió lo
nuestro para enzarzarse con él y eso, se mire como se mire, es un agravio
comparativo siempre. A mí no me entra en la cabeza que tan sólo a los nueve
días de dejarlo ella me anunciara esta nueva relación como lo más natural del
mundo. Por eso supuse que estaban liados ya de antes, lo que más me dolió.
Aunque ahora que recapacito mientras comienza la “nupcial”, acabo de comprender
todo el intríngulis.
Se oyen las primeras notas del órgano y
se exclama un ¡ohhh! unánime y sobrenatural por el eco de las bóvedas, cuando
Aitana hace acto de presencia y va marcando los pasos hacia el ara. No puedo
contener un par de lágrimas que ruedan mejilla abajo sin oposición alguna. Al
pasar a mi altura me ha sonreído sin complejos y me ha guiñado un ojo, algo que
he interpretado como previsible después de mi análisis tras el último punto y
seguido del párrafo anterior. Yo he permanecido como si fuera de mármol, como
si pasara por allí buscando un estanco o se tratase de la boda de alguna prima
segunda a la que no veía desde niño.
El sacerdote ha ido avanzando en la
liturgia hasta llegar al ritual que nos congrega. Lentamente, y con la
solemnidad que requieren las ocasiones especiales, ha preguntado:
- Aitana, ¿quieres recibir a
Ricardo como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la
adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así, amarlo y respetarlo todos
los días de tu vida?... - Entonces ha ocurrido lo inesperado. Lo más inesperado
por todo el mundo, menos por mí. Ella ha pronunciado, con la misma solemnidad en
su respuesta:
- ¡No, padre, mi corazón
y mi cuerpo pertenecen a otro hombre!- Y ante la perplejidad del párroco, y la
de todos los presentes, se ha girado hacia la asistencia y me ha señalado a mí con
su dedo índice, y luego lo ha flexionado lentamente, repetidas veces, como si
estuviese haciéndole cosquillas al aire, citándome a su lado. Tal y como yo lo
había visualizado hace unos minutos. Instintivamente he mirado al novio y, tras
comprobar su resplandeciente cara de felicidad, he comprendido que estaba al
tanto de la situación y que ha sido parte imprescindible en la gestación de la
sorpresa con la que Aitana ha querido culminar el día más importante de su vida
y de la mía. Ya advertí que era adicta a las sorpresas en los primeros
renglones de esta historia.
Justo entonces ha entrado
–siempre llega tarde a todos los eventos- Leticia, a quien le guardaba sitio a
mi derecha, conociendo la costumbre de su demora, y de quien me había olvidado
completamente, absorto en el tempo de la ceremonia. Me ha besado con vehemencia
en los labios, ajena al episodio que estaba sucediendo y al lugar sagrado, y
luego me ha interrogado con los ojos. No he tenido más remedio que intervenir
para pronunciar unas palabras, las palabras más difíciles de toda mi vida:
- Aitana, ésta es Leticia. No te había dicho
que me iba a acompañar para que fuese una sorpresa, que sé que te chiflan, pero
en realidad no es mi novia. Es una actriz que he contratado para que hiciese el
papel de mi novia –valga la redundancia- y que creyeras que puedo vivir sin ti
y que había encontrado el amor de nuevo…-
Justo en ese momento del
discurso se ha levantado, de la fila de atrás, Mario, mi mejor amigo. Se ha
dirigido al altar –yo diría que flotando a dos centímetros del suelo- y se ha
fundido en un beso -el más tórrido que he contemplado nunca- con Aitana. Al
parecer la sorpresa no era para la fila tres según se mira desde la derecha,
sino para la cuarta y yo me había equivocado –aunque sólo en parte- al prever
el final de la historia.
Leti me ha mirado
llorando y sin acertar a decir nada. FIN
miércoles, 24 de mayo de 2017
PRIMER PREMIO DE RELATO EN ALBACETE
Ayer recibí el primer premio de relato de la fundación FAMA, de Albacete, por mi obra MI NIÑO CHICO. Esta es la foto de familia en la que aparecemos los premiados el jurado y representantes del Ayuntamiento de Albacete, Global Caja y el periódico La Tribuna de Albacete, patrocinadores del evento. El relato será publicado por dicho periódico y después lo colgaré en este blog. Enhorabuena al resto de premiados y mucho ánimo para la organización para que convoque la siguiente edición.
miércoles, 12 de abril de 2017
lunes, 27 de marzo de 2017
SEGUNDO PREMIO EN LINARES
Mi relato "LAS MIL CARAS DE MI FE" ha resultado galardonado con el segundo premio del certamen. La entrega de premios será el próximo día 31 de marzo a las siete de la tarde en la Casa Museo Andrés Segovia.
Mi enhorabuena a los otros ganadores.
LAS MIL
CARAS DE MI FE
Tengo miedo de creer tanto en ti, Señor, de afiliar mi fe continuamente a
tu imagen y de profesarla, unas veces en silencio, recatado e íntimo, y otras,
como cuando se acerca la Semana Santa, a la vista pública; como alardeando de
ella, como haciendo una demostración innecesaria que, sin embargo, me llena de
satisfacción y colma mis sentimientos más profundos.
Es el miedo a perder algo que valoro más que mi propia vida, aunque sea
precisamente esa idolatría que te tengo el auténtico fanal que da sentido a mis
actos. No concibo la existencia si no es entregándote su fruto. No disfrutaría
de las metas si no contara con tus bendiciones. En ti busco mi armonía e
intento hacer cómplices de mis principios a todos los que me rodean. Creo que
no sirve especular con nuestra conciencia y lavarla en los remansos de la
cobardía. Hay que saltar al mundo cada mañana pleno de compromiso y dejarse la
piel intentando coronar el puerto de la entrega.
Convivo con una mezcla extraña y antagónica de exhibición y veto, dos
caras, seguramente, de una misma moneda, la de mi veneración por ti, que se
aceleran cuando las fechas avanzan por los primeros meses del nuevo año. Por
eso durante el resto de las calendas me dedico a tareas furtivas, imprescindibles
no obstante en el seno de nuestra Cofradía: burocracia y voluntariado para
sacar adelante el tedio de la intendencia: Recaudo, ordeno, archivo, dispongo,
fotocopio, encuaderno, escribo, lavo, mando fotografías, redacto noticias,
obituarios, bienvenidas, despedidas, disculpas; corrijo pregones, catequizo, robo
tiempo a mi tiempo, convenzo, mancho mi alma con purpurina y me doy por entero
en cada circunstancia. Porque sé que todo es un preámbulo, un protocolo útil,
la infraestructura imprescindible que demanda cualquier organización. Y la
nuestra lo es. Estamos estructurados para amarte, para serte fieles, para darlo
todo y condensar nuestro amor profundo y vehemente en una procesión cada año,
aunque no se concreta sólo en eso, Tú lo sabes mejor que nosotros mismos. Sí. Parece
que apenas unas horas culminan y dan sentido a doce meses de trabajo
ilusionado, de pasión metódica, pero nunca carentes de dirección y guía. Concibo
cada instante como un culmen, aunque es cierto y reconozco que la Procesión ejemplifica
y da esplendor a todas nuestras vivencias mejor que ningún otro acontecimiento.
Todo templo necesita unas columnas sólidas para sustentarse en el espacio,
una base compacta y sólida sobre la que crecer y arropar las incorporaciones de
nuevos hermanos y empastar el espíritu de los ya integrados. Y yo me siento pieza
fundamental, desde mi modesta contribución directiva, cimiento de mi iglesia,
dedicando mi esfuerzo y mi ocio a tan alto y sublime cometido, la mejor forma
que conozco de enaltecerte y cultivar mi fe, de practicar tus enseñanzas.
Hay quien dice que Linares es una ciudad fea, industrial en el peor
sentido. Que no tiene la suerte de sus hermanas de La Loma, plagadas de
monumentos renacentistas únicos, reconocidos por el Mundo entero. Y añaden que
nuestra Semana Santa no puede compararse a las suyas por ese paisaje de siglos
pasados que acompaña cada estación de penitencia. A quienes esto afirman sólo
puedo contestarles que están muy equivocados. Que Linares es un ecosistema
único donde se mezclan en amalgama las distintas etnias, las culturas, el saber
de una sociedad cosmopolita y moderna, adelantada a su tiempo, una ciudad que
se torna impresionante e inigualable en la Semana de Pasión por excelencia,
cuando todos nos volcamos desde las asociaciones cofrades, a la sombra de sus
pasos preciosos, con el mimo de una madre, en hacer realidad las fantasías, en
modelar los sueños de un pueblo grande y fuerte que sobrevive a los
imponderables aferrado a la fe y demostrando que se puede ganar al futuro cada
batalla, cada escaramuza, cada reto imposible. Y les grito que el paisaje
monumental va por dentro, en cada entraña, y que las nuestras están revestidas
de oropeles y templanza, de respeto y de silencio ejemplar, de orden y de
arraigo, de compromiso y de emoción, como venimos demostrando lustro a lustro.
A medida que se acerca la fecha, un entusiasmo empieza a rodar desde lo
alto de nuestra esencia, de mi esencia, en la cota más alta y a la vez profunda
del alma, como una insignificante bola de nieve que se va engrandeciendo a
medida que discurre por la ladera de nuestra pasión y se acerca el Viernes. Es por eso que los nervios
afloran y creemos que el tiempo es un aforismo puesto en contra de nuestras
intenciones, porque todo se aglomera y surgen inconvenientes desde los sitios
más insospechados que parece no nos van a permitir iterar el esplendor de otros
ejercicios. Entonces, lo tengo por norma, me voy a la capilla de nuestra
parroquia, donde reposa nuestra imagen, cualquier tarde del mes de marzo. Me
arrodillo a solas. Si me apetece verter mis miedos y mis temores en forma de
lluvia, lloro. Si me apetece rezar por mis seres queridos abro mi corazón al
Cristo que yace y le entrego mis desvaríos, mis miedos, mi dolor, mis dudas, mi
angustia, mi esperanza. Si me apetece encomendarle mis humanas torpezas para
que me fortalezca y las soslaye, Él me responde como sólo Dios sabe hacerlo:
Sin palabras, sin mover un ápice en su desmayo artístico. Lo hace llenando los
pozos de mi inquietud con su hálito, abasteciendo los manantiales esquilmados
de mi confianza con avalanchas apacibles de serenidad, los ríos secos de mi
entraña con un rocío fresquísimo que los apacienta. Y sale del camarín un
hombre renovado, un ser distinto, o, tal vez, el mismo hombre que entró, sólo
que con una versión nueva, despojado de sus titubeos y de sus pequeñas
elucubraciones, de sus rémoras, un hombre distinto que deja atrás la piel de la
serpiente que lo aprisionaba, las escamas del hartazgo que se han ido
depositando sobre su cuero en los últimos trescientos sesenta y cinco días.
Y a mi paso se abren las alamedas y mis pies encuentran mullidas las calles
linarenses, camino de mi casa. Algo me notan mis allegados porque me miran como
a un aparecido, como a un emisario de nuevas que no pueden comunicarse por
técnicas convencionales ni con vocablos. Y se contagian, sí, se contagian de mi
aura, del plasma emotivo y del positivismo que desprendo, y me convierten en
motor de sus ánimos, en la batería recién estrenada que impulsa sus denuedos y
optimiza sus tareas, pues la luz novísima nos lleva en andas hacia la plenitud
de nuestra creencia. Y es en su virtud, en este nuevo impulso, cuando ya las
fuerzas flaquean, cuando perfilamos los detalles más tediosos de nuestra
intendencia, esos remates imprescindibles para que seamos ejemplo e imagen de
armonía y no desentonemos con el resto de nuestros hermanos en la Semana más
grande del año… en este punto justo de inflexión, un tropel de energía se apila
en nuestras vísceras y afrontamos la recta final, el sprint postrero, con el
ímpetu de los elegidos, de los que no se rinden nunca. Porque somos dichosos, piedras
angulares en las que descansa una tradición ímproba, un pretérito esplendoroso
que habremos de magnificar y traspasar íntegro a las siguientes generaciones.
Cuando nos vean nuestros hijos en las fotografías, cuando repasen nuestro
anuario, nuestras actas, nuestras reuniones, se sentirán henchidos de orgullo
por el trabajo que hicimos, que estamos haciendo, sordo a veces y aburrido,
tedioso, pero necesario, y querrán abrazar el testigo de la piedad y del fervor
como se accede a una herencia preciosa y valiosísima. Y alguno escribirá, como
lo hago yo ahora mismo, palabras parecidas a las mías, crónicas personales conteniendo
sus lágrimas al sentir tan cerca la emoción y el reto próximo que un año más
nos pone a prueba como personas individuales y como testigos activos de una organización
tan excelsa.
Vuelvo a Linares. A mi Linares. A respirar su tráfico de hombres y mujeres
que transitan por sus venas asfaltadas y portan esa alegría genuina, ese modo
de afrontar la vida que tan particulares nos hace y nos distingue del resto de los
andaluces. Y miro las chimeneas de las minas, vestigios de un ayer con enjundia
que se alzan cual saetas de ladrillo para acariciar el cielo inigualable, y las
incorporo a mis latidos cuando se reflejan en el perfil de una lágrima que
achaco al aura vespertina y que me molesta reconocer como arpegio de mi
sensibilidad. Me baño de brisa por el Paseo de Linarejos y a cada paso se me
hinchan los pulmones de prestigio por haber tenido la suerte de nacer en esta
ciudad sin parangón y por ser un retal en su tejido, un hilo que se ensarta en
la aguja de la tradición, con nombres y apellidos, nada de anonimatos,
entregado hasta la médula, sin eludir la responsabilidad a que me obligan mi fe
y mi destino.
Y mis hijos me contemplan como a un héroe que vuelve de las Termópilas. Y
mi esposa me abraza con un gesto grandioso y una ternura infinitas, como una Penélope
de nuestro tiempo, y me dice sin articular ninguna sílaba que es el camino
correcto, que lo estoy consiguiendo, que soy capaz de dar forma a mis
sentimientos y a mis creencias sin escurrir el bulto, sin excusas, sin
anteponer intereses personales a la empresa cofrade a la que pertenezco desde
mis raíces, desde que apenas levantaba un palmo del suelo y me alistó mi abuelo
en este ejército de hormigas. Y en su abrazo compendia y resume aquel otro que
mi madre ofrecía a mi padre cuando él también entregaba su don más preciado, su
trabajo, su tiempo y su valentía en aras de engrandecer el acervo
inconmensurable al que tenemos el privilegio de pertenecer.
Así entiendo la vida y así lo transmito a mis retoños. No sirve lamentarse
y criticar la labor de las personas que se dan sin pedir nada a cambio, no
sirve ser espectadores de lujo desde un balcón de una calle principal por la
que desfilan nuestros hermanos sin inmiscuirse hasta el tuétano de su
idiosincrasia, sin asumir el dolor y el placer del protagonismo, sin notar la
llaga o el frío de la sandalia en el pie húmedo, sin que nos duela el hombro al
izar al Cristo yacente.
Avanzan
los días con prisa desmesurada y el almanaque cuece su infusión de
contrariedades. Se respira tensión acrisolada en nervios que explotan.
Repasamos los detalles como un orfebre los engarces de su mejor joya antes de
entregarla a su cliente y descubrimos pequeñas imperfecciones, como no podía
ser de otra forma en esta empresa titánica. Duermo poco, presa de una
excitación que se repite cada año y que no logro vencer con mi entusiasmo, o
tal vez sea una rama principal del mismo y su intranquilidad fructifique en mi
denuedo.
Ya está la primavera en los alrededores de Linares dando sus brochazos de
verdor exclusivo, barnizando los olivares, despertando las jaras y las genistas.
En los jardines y en las plazas, en los arriates y en las macetas que salpican algunos
balcones. Pero sobre todo prende dentro de nuestro ímpetu y da color a las
adelfas que brillan en el fondo de nuestras miradas.
¡Por fin llega la Semana Santa!. Este año abril se viste de penitente y
mezcla los olores del incienso y de la cera con los de los claveles y las
rosas, el trino de los pájaros exaltados y díscolos con el silencio proverbial
y el comedimiento de los pasos.
Y yo este año me he propuesto procesionar descalzo, prescindir de cualquier
suela que mitigue mis llagas o proteja mis plantas de los rigores físicos. Y no
se lo he dicho ni siquiera a mi esposa. Sólo deseo notar una mínima parte del
dolor que Tú sentiste hace mil novecientos ochenta y cuatro años. Solidarizarme
con tu sed. Comprender mejor el último aliento que exhalaste. Interiorizar tu
misericordia y tu generosidad: Tú, desnudo en lo alto de la Cruz y yo, así
vestido, con esta túnica blanca doliente que representa el espíritu de la
esperanza y mi caperuz negro bajo el cual se produce una metamorfosis mística
mientras desfilo acompañándote, una regeneración que me reviste de poderes silenciosos
para iniciar otro ciclo con tanta o más fuerza que hasta ahora.
El sol calienta la espalda de los costaleros y compensa el escalofrío del
sistema nervioso cuando la aldaba golpea el dorado y la voz del capataz quiebra
el aire con su voz precisa.
FIN
lunes, 16 de enero de 2017
RELATO PREMIADO EN ALCORISA (TERUEL)
Una vez realizado el acto de entrega de premios en Alcorisa, paso a publicar OLOR A LILAS, relato de menos de quinientas palabras (lo que estipulaban las bases) que resultó ganador del primer premio en dicha localidad turolense.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)