IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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viernes, 17 de junio de 2022

PREMIO DE POESÍA EN PINOS PUENTE


 Mi poema 
"OTRO DÍA SE PASA SIN HERIRNOS" 
ha resultado finalista (algo así como segundo premio) del certamen 
CASTILLEJO-BENIGNO VAQUERO, 
celebrado ayer noche en PINOS PUENTE. 
Mi enhorabuena A Nélida Leal, a Ernesto Tubía, (galardonados en relato) y a Antonio Mejías, los otros premiados.


OTRO DIA SE PASA SIN HERIRNOS
(Fragmentos del principio y final del poema)

 

 


 


Asiste a la función de idilios 

que organiza el recuerdo

para festejar este primer año de distancia,

no de alejamiento,

que eso es otra forma de morirse;

y no te olvides nunca de esgrimir 

este episodio de tu estancia

como un resuelo de almíbar

en el pozo sin fondo del pasado, 

cita inevitable desde ahora 

en toda referencia fidedigna a tu persona 

que se precie de plácemes o goces. 

 

Procura que no sea, sólo, 

este lúdico ejercicio de memoria

un etéreo pulular de voces que se abrazan 

a la quilla del recuerdo omnipresente 

y emprenden periplos por la noche: 

también ha de ser recuento riguroso 

de mágicos abracadabras,  

de conceptos que unzan su acervo de historias

a la cabalgadura del júbilo 

y te suban, sin quererlo,

a montículos verdes de orfebrerías y quincallas, 

insuperables por tu espíritu extranjero, 

poco acostumbrado a destilar 

el mar en alambiques.


 

Función que te regrese a los lugares del ancestro 

y convierta en sueños tus pesadillas urbanas, 

y las transforme en un páramo irrepetible

de vuelos sensoriales y quimeras 

del que no desees retornar a la consciencia; 

porque no hay, nunca hay

demasiados verbos transitivos, 

excusas o ambages, 

que justifiquen tanto distanciamiento,

tanto existir cotidiano ajeno al aire del sur,

ajeno a tu estirpe. 

 


 

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Debe ser la lealtad de uno mismo con un linaje de glosas 

y aventuras argentadas, 

la lógica vivida que ha instalado en nuestros pabellones 

su raigambre de costumbres, 

porque, cómo explicar, si no, este abatimiento, 

esta lasitud asarmientada, 

este desvarío de veletas 

en el que todas las inquietudes y todas las expectativas 

nos hacen dudar y huir de nosotros mismos 

acelerados hacia un burdo solar de pasiones ajenas, 

de lujurias ajenas, 

cuando, además, obramos según la conciencia heredada.

 

Quién dijo alguna vez que la primavera inmortaliza. 

Pabellones de orgullo 

en lontananza solitarios. 

La cantera del amor está inextinta,

mas nadie puede explotarla con esta infraestructura, 

y lo mismo las minas de la posible riqueza. 


           Se calcula la magnitud de una derrota por el peso de un abrazo. 

           Se cuelan por la puerta de atrás de nuestra juventud pretérita

           los pormenores ridículos de un contrato imposible: 

           las exigencias de antaño,

           lo que pudo haber sido. 

 

           Debimos conocernos al contraluz y su beneplácito, 

           en otra cultura y otra hora,

           con otros vínculos, 

           y así este peregrinar que hoy termina 

           hubiera resultado lo que el mar quisiera en su capricho, 

           siempre el mar, 

           que nos une y nos separa a su díscolo albedrío.

 

           Puede que sea aliada nuestra la brisa 

           para esparcir avena sobre el agua, 

           o que nos perfume el pubis 

           con su aliento salitre; 

           que se inicie un laberinto 

           en el interior de cada hombre 

           y que podamos amar dentro sus pistilos. 

 

          Otro día se pasa sin herirnos 

          aunque todos hieren desde la distancia.

 

         Apartarás de ti la carne de tu hermano,  

         al que sólo visitarás en estaciones estivales,  

         al ritmo laboral y frenético del tráfico

         que la profecía os brinde. 

viernes, 10 de junio de 2022

PREMIO DE MICRORRELATO EN ÁVILA

 

Mi microrrelato 
"LITURGIAS QUE PUGNAN CON TUS LABIOS" ha sido acreedor del segundo premio 
en el certamen que organiza 
la Bodeguita de San Segundo, de Ávila.


LITURGIAS QUE PUGNAN CON TUS LABIOS


 

 

La taberna es un muro de cal cuyo refugio nos impregna con su olor a otros tiempos, olor que se aferra al aliento y nos devuelve, en pequeñas dosis, los recuerdos que su barra ha ido atesorando a lo largo y ancho de los lustros.

 

Mientras consumimos la vida en sus altares, las bayetas se obstinan en deslindar las migrañas de los sueños a base de lustrar los cromos y los grifos donde brota la cerveza, de pulir los expositores que preservan los manjares del aliento bacteriano bajo sus urnas de cristal y agua caliente.

 

A mi lo que me encanta es ese espíritu bohemio e ir contigo por comerme a tientas tus muslos de pistacho y patatillas, tras susurrarte románticas promesas rebozadas en harina, huevo y pan rallado; aunque en realidad lo que busco es habitar en la bruma de tu vientre aceitunero, en el abismo de tus ojos almendrados y poder morder cada día tu nariz alcaparreña entre sorbos de vino expósito, subido a mi amado taburete.

domingo, 5 de junio de 2022

TERCER PREMIO DE MICRORRELATO EN LEPE

 

Mi texto "EL OCTAVO PASAJERO" 
ha obtenido el tercer premio del certamen. Enhorabuena a los otros dos premiados.

 EL OCTAVO PASAJERO                                

 

Su afición por la astronomía la tiene absorta y solo decora su habitación con póster de galaxias y naves espaciales. Sus amigos son igual de friquis, sobre todo uno que viene mucho por casa y se invita solo cuando huele mis lentejas. Se zampa dos platos, pone cara de extraterrestre y me lo agradece con su mejor sonrisa. No sabemos si se trata de un experimento promovido por la NASA o qué, pero lo cierto es que la prueba de gravidez ha dado positivo y que en la ecografía de la niña aparece una especie de alien. 

viernes, 27 de mayo de 2022

PREMIO DE POESÍA COFRADE



Mi colección de sonetos 
"LA BRÚJULA ENCENDIDA" 
ha sido reconocida con el primer premio de poesía 


LA BRÚJULA ENCENDIDA

 

I

 

¡Cobarde te maldigo, Muerte impía,

sombra abominable, indigna Parca,

porque tu ira signa con su marca

las entrañas del Hijo de María!

 

Perdonar no puedo, impía Muerte,

abominable sombra, Parca indigna,

porque tu ira con su marca signa

un manantial de lágrimas inerte.

 

Gastamos media vida en asechanzas.

La vileza es un gen hereditario.

¡Perdónanos, Señor, tantas matanzas!

 

Debiéramos seguir tus enseñanzas,

esconder el odio en un armario

y practicar las bienaventuranzas.

 

II

 

No sé si la fe arraiga en tu suplicio

o sólo se convierte en su notario.

Sólo sé que en el fondo de mi armario

no queda sin amor ningún resquicio.

 

Ya es hora de firmar el armisticio:

no siempre por sentencia es necesario

que repitas cada Jueves tu Calvario

por las calles de Jaén en sacrificio.

 

Tu fin es el principio de otra Vida,

tu cruda soledad nuestra clemencia

y tu Cruz es su brújula encendida,

 

el eje que apuntala el pensamiento,

y blinda el corazón sin penitencia,

y santifica cada sufrimiento.

 

III

 

Perdón y cuenta nueva, ¿eso es todo?

¿y el dolor de un pueblo aceitunero…?

¿y la esperanza de ese jornalero

tan ahíta de llorar por tu incomodo?

 

Bajo la santa Cruz, rodilla en lodo,

un charco bermejizo nos cercena.

Manado del desagüe de tu vena

nos cura del pecado con su yodo.

 

Morir para vencer la muerte espuria

y devolver la vida a cada inválido

midiendo tu templanza con su furia.

 

La tiniebla, de facto irreversible,

será expulsada de tu pecho cálido

cuando el Domingo alcances lo imposible. 

miércoles, 25 de mayo de 2022

SEGUNDO PREMIO DE POESÍA EN LORCA



 Mi poema "LOS MEDIOCRES" ha sido galardonado con el segundo premio en el certamen anual que organiza la ASOCIACIÓN DE AMAS DE CASA, CONSUMIDORES Y USUARIOS de LORCA (Murcia). Un placer coincidir con Juan Lorenzo Collado y Juan Manuel Sainz, así como conocer a Francisco de Paz.

LOS MEDIOCRES              


Tal vez por las esquinas de mis días

deambulo sonámbulo,

extranjero

de mí mismo,

levantando relámpagos de arena en mi desierto.

Rafael Alfaro 

(Tierra enamorada)

 

Donde empiezan a brotar las certidumbres,

a saltos de caballo en un damero,

metáfora que ahorra rebeliones

a gente como nosotros, 

los mediocres,

gente que se deja bogar corriente abajo

echando de menos sus raíces.

 

En las redes invisibles que surcan la memoria

y sirven de soporte a la materia

cuando dos cuerpos se abrazan en la sombra

y se reparten las migajas de su soledad

creyendo inaugurar algún refugio

donde estar a salvo de intemperies,

pero solo se descubren derrotados

a la luz del nuevo día 

y no distinguen dónde ir a arrepentirse, 

ni por qué, 

cuál camino puede llevarlos de regreso 

al principio de su historia,

qué alimento repondrá sus famélicos espíritus

ahora que lo saben.

 

En lo alto de un muro que separa dos ambientes,

por donde no paran de trepar las salamandras,

los indicios patrocinan ilusiones 

que se van quedando sin gas 

a medida que se avanza por el precipicio,

porque todo consiste en regresar de un viaje

que nos decepciona, bajar del muro 

tras descubrir atónitos que el otro lado de la tapia 

es idéntico a este lado. 

Solemos llamarlo amor, 

pero puede ser melancolía, miedo a la soledad

o cualquier cosa.

 

O quizás querer sea precisamente lo contrario, 

dejar el puerto sin la seguridad de un rumbo cierto

montando al equino que progresa en eles

lejos del cedazo, abrazar cada encrucijada

con ojos primerizos, apoyarnos en el otro 

como un báculo sin garantía contrastada

e ir abriendo telarañas de algodón en los armarios, 

cuando esas pequeñas burbujas de champán 

las sientes dentro, aun antes de servirte la primera copa,

y la risa es una campanada que se abre.

 

Tal vez amar consista en volver a sufragar expediciones,

en repetir el camino muchas veces por el muro

a lomos de una salamandra 

hasta descubrir que al otro lado de la cima

se puede ser tan feliz como a este lado:

solo cambian los ojos y los tiempos

que avanzan con sus eles por el dogma 

llevándonos a cuestas a nosotros, 

los bisnietos de la ira de don Dámaso. 

Los auténticos protagonistas.

Los mediocres.

 

 

viernes, 20 de mayo de 2022

PREMIO DE POESÍA EN MIAJADAS




 ACABO DE REGRESAR DE MIAJADAS (CÁCERES) DE RECOGER EL SEGUNDO PREMIO DE POESÍA DE SU CERTAMEN ANUAL.  ENHORABUENA A LOS DEMÁS PREMIADOS.

ESPERO QUE OS GUSTE EL POEMA



INTROITO

 

                                     

 

Dicen que se puebla el aire

de un remoto perfume a trenes y alaridos, 

de un extraño gas irrespirable,

mágica pócima de celofán y mirtos.

 

Y que son los cuerpos jalea aderezada

cuando el éter penetra en los sentidos 

y los hace prisioneros de sus jaulas. 

 

Que la carne se amotina en tinajas sensuales 

y se convierte en una bodega de pasiones 

de la que es mejor huir sin palpitar su vino.

 

Dicen que se dispara el deseo del joven 

como ballesta en manos de inexperto arquero 

y que cualquiera puede resultar herido. 

 

Que nadie llega, artesano de hornos, 

desde la otra orilla de la vida,

en la noche atávica del primer encuentro

a calentar con sus manos los contornos.

 

Las vituallas no alcanzan para tantos lujos 

cuando el placer se alía con los cuerpos 

enredados en las celosías y en las redes 

de la mórbida pasión que los indujo.

 

Dicen que varía el sombraje llantas de franela 

según le resulte el ángulo propicio; 

y que al otro lado el amante agita velas. 

 

Avanza la escollera alamares de espuma 

sobre su propia crin, 

y el mar yergue árboles de sal 

en un bosque insostenible, 

de tal modo que, -aunque dura un solo instante

hasta su voluptuoso fin-, 

ya nunca te olvidas del idilio.

martes, 10 de mayo de 2022

PRIMER PREMIO DE POESÍA EN SEGURA DE LA SIERRA


 Mi poema "NANAS DE GUIOMAR" ha obtenido el primer premio del certamen "Jorge Manrique" de Segura de la Sierra.

NANAS DE GUIOMAR  

 

 

Mira Luna, 

desde Segura y su Sierra

don Jorge ensarta los versos

con el filo de su pluma

mientras los tibios resoles

cuando atardece en Segura

se acicalan de aceituna

y apagan sus arreboles

para que el niño se duerma.

 

Mira Luna,

nuestras vidas son los ríos

y nuestras manos los juncos

que sustentan en la orilla

amores y desvaríos,

amor cuando estamos juntos

y cuando duermen locura

si vienen las pesadillas

a la vera de la cuna 

a importunar sus asuntos.

 

Mira Luna, 

si decoras el paisaje

de los campos segureños

con nácar de tus adobos,

y deshaces las escarchas,

y blindas el caserío

donde crecen mis retoños

para que los venza el sueño

arrullados por el río,

dispondré un collar de plata 

en la Torre de Homenaje

y una pandereta blanca

para que te hagas espejos.

 

Mira Luna,

si apaciguas los caballos

y silencias sus relinchos

en el sopor de las cuadras,

si acaricias los collados

que circundan el Castillo

y ahuyentas sus alimañas,

te daré flores de mayo

para que te hagas vestidos

con su terciopelo blanco. 

 

 

Mira Luna,

arría nuestro estandarte

en la cumbre de los cerros,

hilado de seda pura,

que cuando entreabran los ojos

los querubines que velo,

no quiero que sus brocados,

encendidos de plata y oro,

les impidan admirarte

en tu redonda hermosura.

 

Mira Luna,

los pajarillos del campo

sujetan entre sus picos

los tallos de enredadera

y los posan en mi mano

para que yo le haga un nido

a mi jilguero y se duerma.

 

Mira Luna,

y al padre de estas criaturas

protégelo en la batalla,

porque en Segura yo sola

moriría de amargura,

incomprendida en la alcoba,

si sus coplas me faltaran.


Mira Luna,

ordena a los luceritos

que juegan sobre tu falda 

a esta hora con sus destellos,

que apaguen sus resplandores,

pues mis niños se desvelan

con tantos fulgores gualdas

y despilfarran el sueño.

 

Mira Luna,

haz a doña Luisa Manrique,

la del color de la miel, 

comendadora de hiniestas,

que alguna grácil alondra

derrame sobre sus ojos

celosías de ataurique

y estrellitas de papel,

para que aguante la siesta 

y se cumplan sus antojos

hasta que venga la Aurora

y se la lleve de fiesta.

 

Mira Luna,

y que a don Luis, en los párpados,

se le pare una cigüeña,

portadora de presagios,

que deje la noche en prenda

y que mañana regrese,

cuando mi niño despierte,

a recoger las tinieblas.

                        

 

FIN