TODOS LOS DÍAS LE RESULTAN VIERNES
Deshoja sintagmas como pétalos de lluvia,
él, que ya superó todos los retos,
y va combando las sílabas de algún terceto
que vaga en su memoria
mientras mira pasar los vagones de su vida
desde una barbacana,
un puente elevado que le otorga perspectiva.
Hace malabares con los restos de la noche
cuyas migajas guarda en el bolsillo de su traje,
cuando se encamina, con los dedos atestados
de yemas amarillas,
a la umbría caliente, a la solana fría
de un lóbrego paisaje.
La aorta exhibe bajo el arquitrabe de su brazo
y un periódico en el otro para hacerse un quite
a modo de báculo incunable o contraseña
para una cita a ciegas con un ángel;
vestigios de juventud (amores y tauromaquia
a partes casi iguales)
ocupan su corazón, expuesto a la intemperie,
y la falta de humildad para pedir clemencia
o reconocer como ingredientes de la vida
el miedo inexplicable y el pánico a la muerte.
Cada mañana pasea en el mismo itinerario,
saluda a los troncos de idénticas acacias
y se disculpa consigo mismo si tropieza
o levanta un arco iris de agua sucia
al pisar una baldosa tambaleante
con sus viejos zapatones, manchados de barbecho.
Emérito de cada época, ¡y son tantas
las décadas que acumula ya en su debe!,
lleva siempre una prisa principiante,
como el que llega tarde a una corrida,
como el que busca algo bajo un grifo,
como el que nunca da nada por hecho,
como quien teme perderse un juicio rápido
o su propia muerte detrás de cada esquina.
Todos los días le resultan viernes
y predica una religión de anacreontes.
(Fue mi profesor en los setenta
y plantó en mi biografía una letra mayúscula
y un renglón vacío, unos gorgojos de tinta
y un plumier que rebosaba placentas
con estrofas en ciernes.)
Bienvenidos a mi blog. Si os gusta la literatura, en él podéis encontrar algunos poemas y relatos y contactar conmigo. Responderé sugerencias y comentarios en eettss@gmail.com.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario