IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

Etiquetas

martes, 14 de marzo de 2017

MÁTER MÂTRIX









    
MÁTER MÂTRIX
(Primer premio de poesía MUJER Y LITERATURA 2017        
                                         (Vícar- Almería)


A Sole la cegaban las luces de las rosas
y no se fijaba en su acerico.
Salía por el portón con la fogosidad
de los soles fugaces
que se caen al océano,
y a veces era cálida como un mar con termo,
y otras espiaba la fragilidad de las gallinas
para sentirse hercúlea y demostrar su fuerza
a las aves domésticas
que corrían a buscar refugio en los geranios.

Las más, gritaba en el oído del pozo
su salmodia injusta de frustraciones
y éstas salían rebotadas desde el fondo
en las alas del eco de los pájaros
que duermen en los huecos de las piedras:
Un redil de gorriones oscuros y mojados
llevaban en el pico sus palabras
como hojas de perejil por el mundo,
y ella se quedaba sola en el brocal,
sola y con más miedo, cuando pasaba
la tromba por su lado.
Sus hijos quisieron rescatarla como intentan
rescatar siempre los hijos:
desde un ángulo, desde la ciudad cartesiana
en la que todo se resuelve con la lógica
y no cabe la manera de mirar de un gato
o la sangre que gotea en los terrones;
donde todo obedece
a la filosofía de un semáforo
y ni siquiera los jueves barren las iglesias,
ni llueve sobre la tierra blanda de un corral
una sempiterna letanía de canales,
ni aligera el céfiro el volumen de una higuera
o crecen las ortigas frondosas sin plantarlas
a los pies de un bardal medio caído.

Pero de repente se acordaron que tenían
que llevar a sus hijos a academias
y a sus perros domésticos al parque,
y, como ya eran hombres de ciudad,
creyeron que la distancia es una excusa
y achacaron a su madre efectos de la edad
en nombre de una extraña certidumbre:
“Las mujeres de pueblo
siempre han sabido arreglárselas solas”.

Y pudieron dormir todas las noches
mientras ella se hería con las rosas
las yemas de los dedos
y regaba con sangre los terrones,
o espantaba en la aurora a las gallinas
gritando sin parar
disparates antiguos de su infancia,
los viejos nombres de ancestros mezclados
con los modernos nombres de sus nietas.

Y pudieron dormir incluso cuando
llamaron desde el pueblo las vecinas
informando que Sole cayó al agua
detrás de una palabra que no quiso
arrojar a lo más hondo para siempre.

Porque ni las comadres ni los pájaros
pudieron hacer nada por salvarla
la noche que se ahogó en el viejo pozo

ante la indiferencia cobarde de sus hijos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario