IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

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Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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domingo, 16 de abril de 2017

PRIMER PREMIO EN LAS JUSTAS POÉTICAS DE LOSCOS



Mi romance de ciego "A LA LUZ TENUE DE LAS TEAS" ha sido proclamado como vencedor de las IX JUSTAS POÉTICAS EN HONOR DEL VENERABLE FRAY DOMINGO ANADÓN.

Mi más sincero agradecimiento a la Asociación TRASSIERRA por el trato exquisito que nos han dispensado, pendientes de todos los detalles, y por esa cena "exaltación del adobo" de la que hemos dado tan buena cuenta.

Mi enhorabuena también a los demás poetas finalistas.

A LA LUZ TENUE DE LAS TEAS. 

Para despertar magines
al resol de las leyendas
que redecoran semblanzas
en las noches sin estrellas
bajo antorchas encendidas,
a la luz tenue de las teas…

Para avivar fantasías
y regocijarse en ellas,
y revivir sus andanzas
en las estrofas eternas
¡oigan lo que va a contarles
este ciego que ve a medias!

Es la historia de Anadón,
el limosnero en Valencia
del convento dominico,
fray Domingo por más señas,
el mejor hijo de Loscos,
¡no se vayan de esta iglesia,
señoras y caballeros,
asociados de Trassierra,
sin atender los romances
donde se glosa su herencia!

De caridad y servicio
ejemplo siempre sin tregua
para esbozar sus hazañas
¡despejen bien las orejas,
el alma dejen a oscuras,
cual noche de luna nueva,
y paladeen las estrofas
del trovador que las cuenta!

Con un millar por delante
corría el quinientos treinta
cuando en la calle El Moral,
en una familia sin renta,
nació Domingo Anadón,
el de mirada serena,
el de espíritu admirable,
el refugio de las penas.

Huérfanos pronto quedaron
los ocho hermanos que eran,
con un breve pegujal
llamado estajo de ovejas
al cuido del venerable
en los prados de la Sierra.


Pastorcico con su hermano
pronto lo llamó la letra
y quiso acercarse a Dios
a través de sus profetas
para entregarse de lleno
a repartir sus prebendas.

Oración y misericordia
como norma y como lema
le hicieron imprescindible
entre los siervos de gleba,
entre los monjes hermanos
y hasta en la propia nobleza.

Se le atribuyen milagros
generosos por doquiera:
multiplicaba los panes
para paliar las miserias
y curaba a los enfermos
que acudían a su vera.

O en el paraje de los Olmos
cuando con su cayado en tierra
afloró una fuente inagotable,
la que nunca se vio seca.
Y falleció el Venerable
una velada en Valencia
tras setenta y pocos años
mitigando la pobreza
de los más menesterosos,
de humilde naturaleza,
en olor de santidad,
aceptando la encomienda
de profesar la limosna
y remediar las tristezas
tras recibir la visita
del santo Juan de Ribera.

Y entregó su aliento a Dios
aquella misma vesperta,
con la oración en los labios
aquilatando sus creencias,
con la sonrisa en el rostro
y en su entraña la entereza
de haber cumplido el encargo
hecho por la Providencia.

Y aquí se acaba la historia,
a la luz tenue de las teas,
del dominico de Loscos,
fray Domingo por más señas,
el Venerable Anadón,
en las estrofas eternas
que acaba de relatar,
con ilusión y torpeza
a partes proporcionales,
este ciego que ve a medias.





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