Finalmente, en Relato de Adultos fue premiada Carmen Salinas Arrojo por “Haz el esfuerzo”. Recibió 165 €. Obtuvo accésit Álvaro Cueli Caro, por la obra “Fernanda”. En Poesía, el ganador fue Esteban Torres Sagra por el trabajo titulado “Sonetario de Objetos”, galardonado con el mismo premio en metálico. Miriam Soledad Zhapa Sisalima consiguió un accésit por la obra “Surcos”, y diploma de finalista el gerenense Antonio Barril Caballero por “Los Tres Jinetes”.
Mi poemario "SONETARIO DE OBJETOS" ha sido reconocido con el primer premio de poesía esta misma tarde en el Centro Cívico de Gerena (Sevilla) en la modalidad de adultos, con 122 poemas presentados.
SONETARIO DE OBJETOS
A UNA TALADRADORA
Artefacto de besos
peculiares
a base de palancas y
tornillos:
el vampiro moderno de
colmillos
acerados, secretos, regulares.
Terror de las doncellas
capilares
que adentran sus perfiles en
tus brillos
de una en una, o en dos, o
en cuadernillos,
y se dejan dos trozos
circulares.
Serpentinas digieren tus
mantecas,
suministro de guasas
proletarias,
papelillos vomitas o
defecas.
Extraña variedad de
rumiadora,
asidua de las mesas
secretarias,
en genuina catarsis
limpiadora.
A UN LAPICERO
Piel de cono, en láminas
presuntas,
de otras tintas columna
precursora,
liada, como medida
protectora,
en materia que cede al
sacapuntas.
En el frágil manuscrito
sombra untas
sobre el papel albino, donde
mora,
a veces por siempre y a
veces una hora,
según la voluntad de quien
las junta.
En su espina dorsal
carbonatada
todos los átomos del
pensamiento
conjeturan los trazos del
esbozo.
La Humanidad le debe su
avanzada:
no hay teoría, o idea, sin
nacimiento
en las aguas oscuras de su
pozo.
A UNA IMPRESORA
Guiña su ojo verde y escueta
parpadea
si sufre por mi parte el
abandono,
entiendo que se queje y le
perdono
la provocación y el gesto
que plantea.
Con artefactos ineptos se
codea
encima de una mesa, sin
encono;
el último trabajo que le
endono
la colapsa, la atribula, la
marea.
Su alma es tinta guardada en
un cartucho,
su cuerpo una bandeja que
devora
el papel en paquetes de
quinientos.
Prodigio incomprendido
cuando escucho
el ruido intestinal de la
impresora
en un folio plasmar mis
sentimientos.
A UNA GRAPADORA
Quien casa cuando casa lo
que casa
a golpe inesperado de
pulpejo,
no puede casi nunca hacerse
viejo
porque luego le pasa lo que
pasa.
En su ataque de víbora
sarasa
ayunta para siempre en su
trebejo
papel original, o su cotejo,
con los hijos bastardos del
Espasa.
Y como aquello dura lo que
dura
si no aparece pronto el
sacagrapas,
eterna se les hace la juntura.
Aunque a veces su acero
inoxidable
con el tiempo se oxida en
las gualdrapas
y consigue evitar lo
inevitable.
A
UN TECLADO
Sin el carro de bueyes
circulares
que sujetan papel sin el rodillo,
sin cinta, sin los golpes al
nudillo
cuando fallan las huellas
dactilares.
Con las letras en los mismos
lugares
que aprendimos a base de
martillo,
sin los espacios huecos
entre el brillo
de las teclas, sin muelles
auxiliares,
sin palancas, sin sangría
francesa,
sin atranque por múltiples
resortes.
Se trata de un teclado que
no pesa.
De mi vieja olivetti sin la
casta,
perdimos glamur y ganamos
portes
cuando trocaron su hierro
por tu pasta.
A UN ROTULADOR FOSFORITO
Al pasar con su lúbrico
cepillo
sobre espíritus de textos
renuentes,
acelera el estudio para mentes
que persiguen la estela de
su brillo.
Como un as en la manga para
un pillo,
báculo para legos o
invidentes,
se desangran sus tintas
fluorescentes
sobre arroyos pintados de
amarillo.
Y, frutal, la frescura de su
aliento
almibara cualquier
conocimiento
dando lustre a las ideas
fugitivas.
Mas no abusemos de sus
comitivas
y malgastemos tiempo en el
preludio
en vez de dedicarnos al
estudio.
A UNAS TIJERAS
Zancuda de la mesa de
escritorio
con ojos de lechuza sin
pupila,
verdugo que separa y que
mutila
el sobre que servía de
envoltorio.
Advenediza pieza de otro
emporio
gestada en el negocio de la
esquila,
el primer instrumento que se
afila
cuando pone una piedra el
consistorio.
Entre papeles blancos
bailarina
si recorta inocentes
monigotes
para ingenuas espaldas de
oficina,
peligrosa en la mente
malandrina
si al gato le aligera los
bigotes
o coge por rehén a una
gallina.
Un muy fuerte abrazo, Esteban! He encontrado tu blog por casualidad y me ha dado mucha alegría saber de ti!
ResponderEliminar(Carmen Salinas)
Muchas gracias. Espero que te guste.
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