Voy buscando quien aprecie
la libertad como dogma
y el respeto como norma,
alguien que traiga de serie
la empatía como forma
de relación con la especie.
Y si ambos lo deseamos,
-me sobran los tutoriales-
el sexo será acordado.
Desde tiempos ancestrales
decir que “no” siempre ha sido
el fin a un malentendido
en un acuerdo entre iguales.
Sangre íntegra de una estirpe
-que en mis venas corre libre-
demuestra cada mañana
que no poseo una diana
donde confluyen mis ingles.
Y dígalo quien lo diga
no soy propiedad de nadie
-si acaso del sol y el aire-
ni nací de una costilla,
ni necesito apostilla,
ni tolero la barbarie
ni pongo la otra mejilla
al que intenta silenciarme.
Con rima y sin ella, es un placer leerte, Esteban.
ResponderEliminarMuchas gracias. El placer es que me leas y te guste. Un abrazo.
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