IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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jueves, 16 de agosto de 2018

PRIMER PREMIO DE POESÍA EN RENEDO DE ESGUEVA


Renedo, 16 de agosto de 2018.- Una vez reunidos el jurado del concurso de poesía y evaluadas todas las obras poéticas presentadas por los concursantes, esta ha sido la resolución:

martes, 14 de agosto de 2018

PREMIO DE POESÍA EN OSSA DE MONTIEL

Un honor acudir al paraje de la Cueva de Montesinos y Castillo de Rochafrida, en Ossa de Montiel, para recibir el primer premio de poesía "CASTILLO DE ROCHAFRIDA" por mi poema titulado "IGUAL QUE SIEMPRE".

 

 
 
 
 
 
 

domingo, 5 de agosto de 2018

PREMIO DE POESÍA EN BOCA DE HUÉRGANO

Mi poema "TRÓPICO DE CÁNCER", que más abajo reproduzco, ha sido merecedor del segundo premio de poesía organizado por el Ayuntamiento de Boca de Huérgano (León). 
He tenido la fortuna de conocer a don José María Rodríguez, ganador del primer premio, y a su esposa, Marichu. Detalles como este inicio de amistad hacen inolvidables algunos actos de entrega de premio, aunque no siempre se prodigan.  
Trópico de Cáncer 
I
 

A mi duermevela le crecen juncos
en esta habitación con vistas a un aparcamiento.
Y una pleamar de electrones en cada uno de mis párpados
intenta comerse sus manzanas podridas
cada vez que espanto a los mirlos de tus sienes.
Un abalorio hecho con gomas y puntos suspensivos
-negros, como tus pupilas-
se relevan en el arte de estirar tu sonrisa por el páramo.
Se oye un tranvía sin bautizar por los alféizares de mi agonía
y unas manos que lo frenan,
y un chillido de gaviotas sin cabeza en la estación de la fiebre.

Yo te observo como a un paisaje hecho para mi disfrute
en esta sala sin cortinas, sin espejos;
desde un reportaje filmado con luz artificial
sobre el interior de tu escote minúsculo
por algún ganglio centinela que se duerme
en los aledaños de tu axila.

Yo miro con mi ojo pirata a medio abrir y lo vigilo todo.
No me fío de los escáneres. No me fío del éter.
Inspiro cada átomo de aire antes que tú lo respires.
Antes que tú alecciono las vías en mis brazos
para enseñar a las agujas lo delicados
que pueden llegar a ser tus capilares.


II

Espero que te roce con su aura un ángel color púrpura,
y que te unja con su aliento de espíritu invencible,
capaz de enmendar los presagios agoreros
que se escriben a lápiz en los márgenes de un síntoma
y enturbian tu mirada desde el último análisis.

Deseo que el plasma enderece su rumbo en los mapas celulares
y salve el arrecife que se avista desde el ático,
que se quede vacío el aparcamiento que veo desde la ventana
y que la evidencia clara deje de ser una clarividencia
a los ojos prosaicos de los hermeneutas
que manejan las coordenadas de cada imponderable.

Mientras tanto, mi desvelo se traduce en la templanza
que reflejan estos versos para gastar el insomnio
con su tiza de colores delicados,
en esta desazón que me quema el intestino
y me hace llorar con la impotencia del marinero
al que el mar vuelca su barco en lontananza.

No quiero oír más esa palabra masculina que me suena a trópico
seguida por el nombre de una parte de tu cuerpo tan precisa,
pignorar mi miedo en los mercados de la resignación,
desentrañar los tecnicismos que le sirven de cohorte
a ese protocolo inclemente que arrea su caballo
por hipódromos empapelados con lienzos de radiografías.

Esta madrugada huelo el zumo de los astros vertido en los arrabales
e interrogo al infinito sobre la probabilidad de las margaritas
cuando les preguntas idioteces.

Adjudico a cada estrella la ley del albedrío
y lo apuesto todo al número de tu carnet
sobre la mesa del quirófano,
y grito por qué algunas mitocondrias
desobedecen las reglas grabadas a fuego en los genes
y te llevan en volandas por la senda del cansancio.
Y quiero ponerle al miedo todos los nombres que suscita,
ponerle un candado en cada página, un menhir
para que no levante nunca su vuelo atroz estando tú presente.

Clavo interjecciones a todos sus sinónimos
como alfileres a las mariposas que coleccionaba;
corto sus huidas,
le impido los atajos con caricias templadas,
aviso a los trapecistas del rescate
para que te extraigan diligentes de cada sobredosis,
azuzo los mecanismos de la espera
para que jueguen con nosotros a las siemprevivas
y levanto una coraza de sonrisas meridianas
cada vez que una mueca dibuja un croquis en tus labios quebradizos.

Juro acelerar el tiempo de la lucha y de la entrega
cuando la victoria signifique un nacimiento eterno,
otro nacimiento que nos haga querernos con más ímpetu, mejores,
sin treguas, sin rutinas ni menudencias que lo mengüen nunca.

Prometo comprarte, comprarme, comprarnos
unas alas nuevas para remontar juntos el vuelo

en cuanto salgamos triunfales de la última terapia.
 







miércoles, 25 de julio de 2018

PRIMER PREMIO DE MICRORRELATO EN BREÑA BAJA

Mi microrrelato "TRENDING TOPIC" ha sido merecedor del PRIMER PREMIO "BREÑA BAJA MÁGICA" en el municipio de la isla de La Palma. A continuación transcribo la noticia:


Esteban Torres Sagra, natural de Jaén, ha ganado el III Concurso de Microrrelato Breña Baja Mágica con el microrrelato 'Trending Topic'. El ganador se lleva un premio de 400 euros. 
Nos hemos reunido en la Plaza de Las Madres de Breña Baja para entregar este premio que viene a recordarnos cómo la literatura, además de emocionarnos, también nos narra la vida. 
Muchas gracias al Ayuntamiento de Breña Baja por apostar un año más por la literatura y por el microrrelato dando prestigio al municipio con una cita que inspira a propios y extraños para regalarnos la magia de la creatividad. 
El propio ganador envió su agradecimiento a través de un vídeo que se proyectó en el acto y Ana Vidal leyó también el microrrelato regalándonos un inolvidable momento de lectura a viva voz. 
En esta ocasión, he tenido el placer de formar parte del jurado junto con las escritoras Ana VidalBelén Lorenzo y la escritora y periodista Eugenia Paiz Lorenzo, Julio Marante, cronista oficial de Breña Baja, el músico y poeta Héctor José Rodríguez Riverol y María Milagros Díaz de la Cruz, como representante del Ayuntamiento de Breña Baja. Evelia Cabrera Millán, también de la corporación municipal, ejerció de secretaria del jurado y leyó el veredicto.


TRENDING TOPIC


Sí, yo era tu regalo… yo y un ramo rojo como único vestido. Había adelantado mi vuelo. Pulsé, tapando con las flores la mirilla. Pero las sorpresas tienen ese punto trágico a veces. Se ve que no estabas y allí permanecí, sintiéndome cada vez más ridícula por la ocurrencia. Con una cartera o un cinturón hubiese quedado de fábula. Sin haber decidido qué hacer, oí el ascensor pararse a la altura de tu apartamento. Subí con rapidez las escaleras hasta el descansillo siguiente -con las flores y la maleta-. Erais tú y esa nueva compañera tuya. Entre risas y jadeos os fuisteis devorando antes de llegar a la puerta. Alguien que bajaba me fotografió y ahora soy trending topic. Fíjate: yo, que creí que jamás marcaría tendencia en nada, he puesto de moda el desnudo para celebrar los cumpleaños.

lunes, 25 de junio de 2018

PRIMER PREMIO DE MICRORRELATO


·Esteban Torres, Raúl Clavero y Alberto Muñoz, premios del V Concurso de Microrrelato Valle de Cayón


La Biblioteca Pública Municipal 'Jerónimo Arozamena' de Sarón (Cantabria) acaba de publicar el fallo del V Concurso Internacional de Microrrelato 'Valle de Cayón', emitido por el jurado el lunes 18 de junio y hecho público ayer en la entrega de premios.

• Primer premio (450 €): 'El quiromante miope', de Esteban Torres Sagra

• Segundo premio (150 €): 'Veintisiete', de Raúl Clavero Blázquez

• Tercer premio (150 €): 'Infalible guadaña', de Alberto Muñoz García

(21/06/18)



El quiromante miope, de Esteban Torres
Cuando se rompió el espejo recordé sus palabras agoreras al leerme la mano, antes de que se la retirara: "...tiene una raya de la vida superficial y muy corta, y dentro de poco le parecerá que el mundo se hace añicos ante sus ojos..." por eso entendí que se había cumplido al dedillo la segunda parte de su predicción.
Desde entonces he estado reuniendo valor para intentarlo de nuevo, y hoy, noventa días después de la rotura especular, he vuelto para que detallara -en vista del éxito anterior- el poco tiempo que me resta en este mundo.
Él no se acordaba de mí y, al ojear mi palma, ha dicho: "...su línea de la vida es larga y profunda: morirá muy, muy viejo..."
Y yo, por mi propio interés, no he querido decirle que estaba leyendo la cicatriz que me produjo el espejo al romperse.

martes, 15 de mayo de 2018

SEGUNDO PREMIO DE POESÍA EN MÓSTOLES

Mi poema "LA GÉNESIS" ha sido distinguido con el segundo premio de la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE AMIGOS DE LA POESÍA, en Móstoles (Madrid)


jueves, 10 de mayo de 2018

PRIMER PREMIO DE RELATO EN ÓRGIVA

Mi relato titulado "EL MÉTODO NÁJERA" ha sido galardonado con el PRIMER PREMIO "JOSÉ RODRÍGUEZ DUMONT" en el certamen del mismo nombre organizado por el Ayuntamiento de Órgiva (Granada)



EL MÉTODO NÁJERA                     

Corroboro que recibimos ayer una llamada a las tres y cuarto de la tarde, tal y como he hecho constar en el informe. Mi compañero y yo nos desplazamos a la calle Miranda, a la altura del número 15 con el coche patrulla, como tantas otras veces. Tardamos apenas tres minutos en llegar porque a esa hora no suele haber tráfico, como sabe usted. Allí nos aguardaba un par de abuelos muy amables, sobre todo él, bien porteados y sumamente simpáticos. Ella vestía un abrigo de pieles, como de visón, iba muy maquillada y se adornaba con algunas pulseras que me parecieron valiosas a simple vista, igual que el collar y los pendientes, todo a juego. También exhibía un bolso negro enorme que llamaba la atención por su tamaño. El señor lucía un traje gris con raya diplomática y un bigotito muy cuidado, camisa blanca impecable con gemelos de brillantes, corbata granate con alfiler compañero a los gemelos y un maletín de piel marrón, de marca, nuevo a estrenar.
Nos saludaron en la puerta de la Joyería Nájera e incluso el hombre nos mostró su carnet de identidad sin nosotros pedírselo para identificarse: Se llamaba Alberto, Alberto Nájera, pero no recuerdo haber leído el segundo apellido porque creo que lo tapaba con su dedo pulgar. Dijo que nos había llamado para que estuviéramos presentes cuando saltase la alarma del establecimiento, pues había olvidado la contraseña del dispositivo así como el lugar en el que podrían estar las llaves de la cancela de seguridad y necesitaba urgentemente acceder al inmueble por un asunto indemorable. Por eso, junto a ellos, aguardaba un cerrajero con toda clase de sopletes y artilugios, llaves y palancas, junto a su furgoneta, una Fiat Ducato bastante vieja. Tras nuestro consentimiento, el profesional se dispuso a cortar la cerradura, no sin mucho esfuerzo, hasta que consiguió, por las bravas, franquear el acceso a la joyería. Al instante sonó la alarma, como había predicho el señor Nájera, quien no pudo desactivarla a pesar de varios intentos parsimoniosos tecleando sobre la centralita. Achacaba a su edad la falta de memoria y aducía que el que se encargaba de estas cosas normalmente era Víctor, Víctor Nájera, su pariente y socio, a quien yo conozco de vista aunque no sabía nada de su familia, pero que había tenido que emprender un viaje urgente por enfermedad. El hombre se excusó mil veces por molestarnos y, durante el trasiego de la cancela, hizo comentarios sobre lo mal que pintaban los negocios como aquél por la inseguridad y la crisis, que cada vez la gente compra menos mercancía y roba más, y que los autónomos están muy desprotegidos porque todo el mundo se piensa que son ricos y que se pasan el día de restaurante en restaurante. Al cabo llegó una patrulla de la Local, atraídos por la sirena y por el grupo de personas que curioseaban por los alrededores. Los saludamos y les dijimos que podían marcharse, que estaba todo controlado. Escuetamente les explicamos la situación y se sonrieron con complicidad al ser saludados por don Alberto, quien no escatimó en disculpas. Cuando acabó el cerrajero, el señor Nájera le pidió la cuenta por su trabajo, que ascendía a noventa euros, y le alargó un billete de cien. Le agradeció la diligencia y la profesionalidad y le dijo que se quedara con la vuelta como propina. Es más, incluso le encargó que volviera con una cerradura igual a la que acababa de destrozar para sustituirla antes del cierre, pues la joyería no podía quedarse abierta después de las ocho y media, como es lógico. También llamó, en nuestra compañía, a los de las alarmas desde el móvil y les expuso el problema, invitándoles a reactivar el dispositivo lo antes posible.  Una vez más se ofreció para lo que necesitásemos y nos obsequio con unos vales para descontar un treinta por ciento de rebaja en el precio de cualquier artículo de la tienda y, tras reiterarnos la importancia de nuestro trabajo y la prontitud con la que habíamos acudido a su demanda, nos despedimos afablemente quedando a disposición mutuamente.
Ya no volvimos a saber nada de ellos hasta que a eso de las cinco recibimos otra llamada, esta vez del verdadero dueño de la joyería, don Víctor Nájera, denunciando el robo de la misma.
Comprenda, señor Comisario, que el modus operandi, de puro simple, nos ha cogido desprevenidos a Gutiérrez y a mí, aunque entiendo que debe ser difícil explicarle al joyero nuestra negligencia y ahora mismo debemos ser el hazmerreír de toda la Policía. Y sí, ya he comprobado en los archivos que hay treinta y cuatro joyerías llamadas Nájera en España, y que once de ellas han sido desvalijadas en los últimos meses con el mismo método por don Alberto y su señora.                                                   


FIN








miércoles, 2 de mayo de 2018

POEMA PREMIADO EN INIESTA

A continuación reproduzco el poema titulado "CUIDADO CON LO QUE DESEAS" galardonado con el primer premio del 
XXVIII CERTAMEN DE POESÍA 
"VILLA DE INIESTA".

CUIDADO CON LO QUE DESEAS

                                                                                                         

                                                                               
Siempre hay un ministerio,
un despacho recóndito en una galería interminable de pasillos,
al final de un laberinto sin señales;
una oficina de atención al público en un edificio obsoleto
-en esto se igualan las monarquías con las repúblicas
y empatan las dictaduras con las democracias-
donde solicitar un árbol, una deforestación, una poda, un escarmiento…
la concesión administrativa del romanticismo o la piedad,
permiso para construir un balneario en la azotea de una casa
o autorizaciones para abrir zanjas al despecho;
empedrar los carriles por los que pasea la desnudez núbil
o instalar depósitos de cristal inoxidable
donde desagüe la envidia el licor que recoge;
rastrillar barro -simple barro, arcilla vulgar, tierra dúctil-
esa substancia emérita con la que moldean sus sueños
las gentes que se obstinan en burlar la existencia
a golpes de espátula o pedaladas de torno.
Siempre hay una ventanilla adonde van los idealistas
en  países que apuran su gama de acuarelas cada tarde
e invitan a café a los foráneos,
para registrar el argumento de alguna fantasía ingobernable
o la fórmula secreta de un sentimiento sin patente.
Se accede tras una larga espera –desayuno y otros imponderables-
a un funcionario de segunda que archiva despacio sus musarañas
y te requiere una póliza,
y te exige fotocopias compulsadas de tu alijo,
hasta que descuelga un sello de su metálica estructura,
catenaria nimia heredada de otras épocas,
y por fin estampa el caucho, con indisimulada ira,
en la frente de tu folio.
Y ya está.
Ya sólo resta esperar las firmas oportunas
que aceleren o retarden el proceso administrativo,
los vistos buenos de la jerarquía
-y pueden pasar muchos meses de silencio burocrático-
las decisiones que aprueben lo que pides
para que te sientas confortado y recuperes
el gusanillo rojo de todo autodidacta.

Morirán más de cien días,
manará en los pozos clausurados agua joven,
la noche parirá cañaverales rubios en charcos relucientes
y esparcirá su sombra en las espigas hasta quedar hecha jirones;
se derretirán las velas en la iglesia que frecuentas,
ebrias de amarillo,
canjearán cromos de la nueva temporada los niños caprichosos,
y hasta el amor puede bendecirte en una esquina
o en una calle llena de autobuses -¡escúchame bien, el amor!,-
en el momento que menos te lo esperes,
mientras pasan borrascas desabridas y tediosas
sin guión, sin esperanza, sin resumen,
por el cielo de tus propósitos legales
y las dudas vomitan en la acera de las pretensiones
los excesos de su hartazgo.

Un mensajero, cuando ya ni te acuerdes,
cuando el olor maduro del durazno
dé sus brochazos sobre los portones,
pulsará el timbre de tu casa bajo un sol de bayonetas
y al abrirle, vestido con ropa informal y macilenta,
te entregará una carta, un bulto chico, no sé…
¡un gran paquete!.
Por eso ten cuidado con lo que ahora solicitas
y atempera bien el acervo de tus ilusiones:
Esta vez fue un sobre con semillas de esperanza
lo que te llegó del Ministerio,

pero otro día pueden aprobarte cualquier cosa.