Bienvenidos a mi blog. Si os gusta la literatura, en él podéis encontrar algunos poemas y relatos y contactar conmigo. Responderé sugerencias y comentarios en eettss@gmail.com.
IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)
Etiquetas
- LEER POEMAS PREMIADOS (63)
- PREMIOS PROSA (36)
miércoles, 28 de julio de 2021
JUSTAS POÉTICAS DE DUEÑAS
martes, 27 de julio de 2021
PREMIO DE RELATO EN MUNERA
El próximo 4 de septiembre asistiré a la entrega de premios en Munera, en el MOLINO DE LA BELLA QUITERIA, al haber sido distinguido con un tercer premio mi relato "JUEGO DE TRONOS".
Las tres veces anteriores que he disfrutado de la merienda manchega me lo he pasado genial, siempre encantado de saludar a la pléyade de autores castellanos que se dejan ver por el recinto y, navaja en mano, degustan las ricas gachas, los torreznos, el queso y los dulces que organiza cada año, desde hace muchos, la familia García-Gavidia.
Espero que la pandemia nos deje en paz y podamos gozar de una velada literaria y al
imenticia.
viernes, 23 de julio de 2021
PRIMER PREMIO DE POESÍA "MANUEL GARRIDO CHAMORRO"
Acta del fallo del XLII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro
edición 2021
En la ciudad de Martos, en la Casa Municipal de Cultura Francisco Delicado, siendo las dieciocho horas y cuarenta minutos del día 12 de julio de 2021, se reúne el jurado compuesto por los siguientes miembros:
- Presidente:
José Cuesta Fernández, profesor de Primaria
- Vocales:
Amador López Morales, monitor de los Clubes de Lectura
Manuel Luna Pérez, técnico jurídico de la Administración del Estado
Antonio Milla Gutiérrez, profesor de Secundaria
Isabel Nicolás Garrido, librera
Mª José Ortega de Toro, escritora
Jesús Vicioso Hoyo, periodista
Secretario:
Antonio Caño Dortez
El jurado pasa fallar el XLII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro, de ámbito internacional. Al mencionado certamen se han presentado 303 trabajos, procedentes de distintos lugares de España, Europa, Asia y América.
Se realiza una primera selección formada por los poemarios:
- Nº 20, La herida mana.
- Nº 22, Conduce siempre por la izquierda.
- Nº 42, Poética Parda.
- Nº 54, Tragicomedia semanal de lo patético.
- Nº 67, Un ejemplo de subliteratura.
- Nº 76, Vendrá otro verso, y pagará el rescate.
- Nº 148, Sed.
- Nº 217, La tierra rota.
- Nº 260, El barro que llevamos siglos pisando.
- Nº 287, La pubertad de Munch.
- Nº 297, Una mujer que quiere morir.
A continuación, el jurado elige como finalistas:
- Nº 22, Conduce siempre por la izquierda.
- Nº 42, Poética Parda.
- Nº 54, Tragicomedia semanal de lo patético.
- Nº 76, Vendrá otro verso, y pagará el rescate.
- Nº 287, La pubertad de Munch.
Tras valorar concienzudamente cada conjunto de estos poemas, resulta ganador del XLII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro, por mayoría, el poemario nº 22, titulado Conduce siempre por la izquierda. El premio está dotado con 1.000 € y diploma. Una vez abierta la correspondiente plica, el autor resulta ser Esteban Torres Sagra, de Úbeda (Jaén).
Y no habiendo más asuntos que tratar, se da por concluida la sesión cuando son las diecinueve horas y veinte minutos del día antes indicado, de todo lo cual, como secretario, doy fe.
lunes, 19 de julio de 2021
SEGUNDO PREMIO DE MICRORRELATO "EL ENCIERRO" DE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES
Primer Premio: 400 € y Trofeo, para el microrrelato titulado Un recuerdo, de Ernesto Hidalga Erenas, de Badalona (Barcelona).
Segundo Premio: 100 € y Diploma, para A su merced, de Esteban Torres Sagra, de Aldeahermosa de Montizón (Jaén).
Nominación Especial inspirada en Sanse: 100 € y Diploma, para Monólogo del sendero, de Jorge Eliécer Valbuena Montoya, de Facatativá (Colombia).
Premio Jóvenes Autores: 100 € y Diploma, para Dos minutos, de Telmo G. Yago, de Valencia.
Los textos de los microrrelatos ganadores de la decimoctava edición (2021) son los siguientes:
Primer Premio 2021: Un recuerdo, de Ernesto Hidalga Erenas, de Badalona (Barcelona)
Última semana de agosto y estoy aquí, en Sanse, a punto de salir a correr delante de los toros. Es mi primera vez. Siento un cosquilleo en el estómago. Y se me cruza por la mente un recuerdo de la infancia. Yo, de niño, en la casa de mis abuelos en San Sebastián. Están de limpieza. Hay un arcón. Lo abro por curiosidad. Está lleno de fotos, cartas, joyas (que tiempo después supe que tenían más valor sentimental que económico), y una cosa que me llama muchísimo la atención: dos pedazos de cuero viejo atravesados por finas cuerdas que cuelgan. Le pregunto a mi abuelo qué son, y me responde que se trata de las zapatillas de su tatarabuelo. ¿Por qué las guardan si ya nadie las usa? Porque son con las que aquel hombre corrió su primer encierro de San Sebastián de los Reyes. Mi abuelo ve el interés en mi mirada y me cuenta cosas sobre los encierros, de su tradición, que se remonta al tatarabuelo de su tatarabuelo, o más atrás; y me habla de la emoción y los nervios antes y durante la carrera, y de los buenos momentos con los amigos. Al final se queda callado y pensativo. Tras esos instantes de silencio, me sonríe y dice que los encierros son algo que no se puede explicar, que se tienen que vivir. Yo quiero vivirlo, le digo, pero me contesta que aún soy demasiado pequeño.
Han pasado doce años y ahora las zapatillas de mi trastatarabuelo las tengo yo, guardadas en una cajita en mi apartamento. Y, mientras rememoro por qué son tan importantes para la familia, aquí estoy, esperando para hacer mi primera carrera en los encierros de San Sebastián. Se la dedicaré a mi abuelo, que espero que me vea allá donde esté y se sienta orgulloso de mí.
Segundo premio 2021:
A su merced, de Esteban Torres Sagra, de Aldeahermosa de Montizón (Jaén).
A su merced. Sin saber cómo había llegado a semejante situación, si por error mío en el cálculo de la distancia de seguridad, o por algún tropezón inoportuno que había querido demostrarme, sin piedad, el paso de los años por mis piernas.
Lo cierto es que allí estaba yo, sobre el suelo, notando la raya de la acera en los huesos de mi espalda. Aovillado y agarrándome los tobillos con los brazos, en posición fetal, en posición de querer volver al útero materno. Y en frente, a un metro en línea recta desde sus pitones a mi alma, un morlaco extraordinario, precioso, impresionante; un toro cinqueño echando espuma por la boca después de galopar medio itinerario, un recorrido que él, con total seguridad, no volvería a hacer jamás y, que a lo mejor yo, casi con total seguridad también, no repetiría tampoco.
Intuitivamente sopesé la oportunidad de salir huyendo hacia la talanquera, apenas a un suspiro de distancia. Para ello cerré los ojos e hice balance de mis daños físicos repasando mentalmente cada centímetro de mi piel y todos los músculos que recordaba de las clases de anatomía. No había ninguna disfuncionalidad manifiesta, sólo las erosiones en las rodillas y en los codos propias del asfalto al frenan mi inercia.
Poca cosa que no me impediría elegir la huida como plan. Volví a abrirlos y el cornúpeta seguía varado frente a mí. Me pareció más grande de lo que recordaba.
Viendo su poderío decidí volver a cerrar los ojos y deseché la opción de arrastrarme hacia el vallado. Lo más sensato era aguantar sin moverme y sin respirar. No sé cuánto tiempo pasé de esa guisa. De pronto un golpe seco en el hombro me dejó sin terminar la frase “así en la tierra como en el cielo” que susurraba interiormente.
Me temí lo peor. Enseguida una voz juvenil me devolvió a la realidad: “¡Eh, señor! ¿está usted bien? ¡Levántese! El eral lleva ya dos minutos enchiquerado”. Alrededor de mí se formó un corro de curiosos que no se atrevían a reírse abiertamente de mi miedo por si estaba herido.
Siempre a esa hora, once de la mañana, y en esa fecha veintiocho de agosto, cada año, he aprendido a descifrar un enorme surco sobre mi piel que empieza como un ligero movimiento repentino hasta convertirse en un remolino que danza sin descanso, durante días, sobre las laderas de mi cuerpo. Siento un trepidar de toros y cabestros que me hacen saltar de mi calma, desde Leopoldo Gimeno hasta El ruedo del Coso. Me viste entonces un delirio de rostros y bufidos, cantos y gritos, me convierto en una extraña ceremonia de bríos, un telar de hilos en movimiento que me envuelven hasta atraparme. Así es como he conocido el misterio que asoma en mis
orillas, hasta encerrarme en un redondel de arena. Soy el aire y el lienzo de esta celebración de sombras, viento de casta, agitada banderilla de respiros, correría, capa invisible del tiempo y sus fronteras.
Premio Jóvenes Autores 2021: Dos minutos, de Telmo G. Yago, de Valencia.
La charanga recorre a pie de la Real Vieja al coso, animando al personal que madruga las vallas. El tiempo pasa lento y los calores se apagan con un helado en las manos, acodado a la protección, y con los ojos clavados en el recorrido. Siempre desde el mismo punto, recordando encierros pasados cuando venía, casi en pañales, con mi abuelo. Ahora, es mi padre el que ha cogido la alternativa. Lo hace por gusto mío y por mantener el recuerdo del viejo.
La música ya se recoge por las puertas y el aire se empapa de los sudores de los que nos rodean. Hay gritos, vítores y tensión, incluso en los que vemos los toros desde la barrera. Suena el silbido y el golpe seco al estallar el aviso. Empieza el trote cansino de los primeros corredores, esos que salen para probarse capaces de pasar la puerta, sin riesgo para las carnes. El pelotón va compactándose y los nervios calan en la masa, sin espacio para respirar.
Entonces sucede. El mar de cuerpos empieza a agitarse. Una ola de energía se propaga y se acelera desde la cola de ese monstruo de centenares de cabezas. Ahí están los que sienten de verdad que los toros vienen.
Acodado a la valla en la calle Estafeta, me dejó inundar por esa sensación indescriptible que dibuja una sonrisa en mi rostro. La piel se me pone de gallina y, al reburdeo de las bestias, me veo corriendo delante de los astados. Pasan los mansos rodeados de corredores. Dos morlacos se rezagan. El pánico provoca empujones y caídas en la curva, mientras los toros mirones visitan con las astas a los rezagados.
Un parpadeo. Y todo ha pasado en menos de dos minutos
martes, 18 de mayo de 2021
PRIMER PREMIO DE POESÍA EN SANLÚCAR DE BARRAMEDA
El delegado de Cultura y Fiestas, Manolo Lobato (Cs), ha dado a conocer el fallo del jurado del primer certamen de poesía cofrade con motivo de la Semana Santa 2021.
El primer premio ha recaído en la obra presentada por Esteban Torres Sagra, titulada Estación de Penitencia, y con la que ha obtenido 500 euros de premio.
El segundo ha sido para la poesía Romance de la Amargura, de Francisco Javier Cantero Márquez, y el tercero para Décimas a Vírgenes de Sanlúcar, de Enrique Romero Vilaseco.
Los poemas que se presentaban debían referirse a íntegramente la Semana Santa de Andalucía, sus imágenes, hermandades, desfiles procesionales, tradiciones, personas relevantes, etc.
sábado, 24 de abril de 2021
PREMIO DE POESÍA EN BINÉFAR
"EL DULCE NOMBRE DE MARÍA"
ha resultado ganador del certamen " PIROPOS A LA VIRGEN DEL ROMERAL"
de Binéfar (Huesca)
Poetas de nueve países de habla hispana y 19 provincias españolas han piropeado hoy, 1 de mayo, a la Virgen del Romeral, de Binéfar. Pese a no poder realizar la tradicional romería, el día del Romeral ha tenido en el templo parroquial de Binéfar una celebración llena de religiosidad, poesía y cariño.
332 años de tradición se han visto conmemorados con una eucaristía, un pregón mariano a cargo del periodista binefarense Paco Aznar y la lectura de poemas-piropo hecha por los ganadores del XI Certamen Poético en honor de la Virgen del Romeral.
EL DULCE NOMBRE DE MARÍA
SE VENDE/NO SE VENDE
Fotos cortesía de José Antonio García Márquez
Acabo de regresar de Vilches, de recoger el PALOMA NAVARRO en su edición XXIV por mi poema "SE VENDE/ NO SE VENDE" que a a continuación publico.
Nadie me desnuda la memoria sin un precio
en este burdel que iza la soledad
sobre la fortaleza donde fui feliz, no hace mucho,
allende las fronteras de mi reino.
Vengo a reflotar promesas antiguas
que se apagan con el tiempo
y que no pude declarar como equipaje,
silencios que duelen si no los escuchas
con orejas de niña,
si no oyes cada poco sus ásperos lamentos
rebotando en las paredes de un lóbrego pasillo.
Y casi lo mismo aquellas marcas,
tatuajes que desaparecen si no les quitas el polvo:
las muescas con que el abuelo nos medía
contra el marco de una puerta a sus nietos
cuando anunciaba -con el leve crujido de su muelle-
la constatación del crecimiento en su linaje
a punta de orgullo y de navaja.
Miro al techo acostada boca arriba
y veo caer recuerdos imprecisos
atados a cuerdas de guita, como antaño,
regalo exclusivo de un ancestro pirata
que vive en el desván, sobre el cañeje;
y jura en porteño; y me maldice
cuando apago las luces sin aviso.
Al irme, sólo me llevé en la maleta
la navaja de mi abuelo y un bulto pesado
con sábanas bordadas: el ajuar de mi madre.
Lo demás quedó en la casa, quieto y solo,
como quedan las sombras del olvido
desafiando a los relojes sin péndulo:
la botella de aguardiente,
un badil, unas tenazas, un fuelle, un saco de cisco;
dos mecedoras de rejilla, unas trébedes,
ilusiones pueriles y el mildiú del abandono.
La casa está casi en ruinas, o sin casi,
y huele a almendras rancias y a tertulias,
aunque yo no quiero repararla por no desahuciar al corsario,
alter ego de la niña que otrora fui,
porque en el fondo sería desterrarme a mí misma
de mi propio presente, de mi propio pasado.
Las cales restregadas en los muros
huelen a posguerra todavía,
(y a heparina, y a hospital, y a nardo)
a pan de higo y a centeno,
a reminiscencias de la cuadra
que hubo en esta misma habitación
hasta que se casaron mis padres
y empezaron a llamarla alcoba.
Se esponjan mis días cuando vengo de visita
a mi querido pueblo, a mi querida tierra,
a recuperar todo el tiempo que gasto en las ciudades:
seis meses de ausencia equivalen a una noche de frío;
agazapada en este colchón de lana
-sin mullir desde el pasado invierno-
un año de náuseas se recupera pronto.
Vengo poco porque no quiero desdecirme en la edad
y ser más joven cuando vuelvo a mi rutina
de paradas de metro y autobuses.
Hay veces que sólo acudo para añadir lágrimas al puchero
que dejó mi madre en la lumbre
y a cambiar las sábanas del inquilino.
Viajo, prostituyo la memoria
en el escenario ideal de los ancestros,
y paso miedo sola, disfrutando de mi inermidad
bajo techos tan altos,
disparando mi claustrofobia en cubiles tan nimios.
Así cargo las pilas cada equis tiempo
entre estos muros de adobes y cal
donde mi alma no tiene cobertura.
Luego regreso a la ciudad en otro cuerpo distinto
y me cambio los ojos de cerca antes de entrar en la urbe,
como quien cambia las gafas o se muda de ropa,
en un acto simbólico que sólo para mí tiene sentido.
En mi corazón ha muerto un pájaro...
¡ah!, y el pirata se ha convertido en un gato con familia
desde la última vez, el gato que no tuve de niña…
He colgado un cartel en la reja del balcón,
debajo de unas buganvillas secas.
Lo miro –solemne- y sonrío, entre pícara y satisfecha.
Me guardo la vieja navaja en el bolsillo.
Cierro la puerta y tiro de ella hacia mí
con ímprobo esfuerzo para una chica de ciudad,
hasta que oigo el chasquido -dos vueltas de llave
dentro de mi corazón- y en mis ojos pueblerinos
-sin darme cuenta- brota lluvia.
El anuncio solo dice: SE VENDE
y debajo hay un número de móvil que no existe.
lunes, 19 de abril de 2021
SEGUNDO PREMIO DE RELATO HIPERBREVE EN BULLAS
viernes, 16 de abril de 2021
miércoles, 14 de abril de 2021
PRIMER PREMIO DE POESÍA "PALOMA NAVARRO"
Buenos días. Desde el Ayuntamiento de Vilches (Jaén), les comunicamos que ya se conocen los ganadores del XXIV Concurso de Poesía Paloma Navarro. El cuadro de honor lo componen los siguientes trabajos.
Primer Premio: “SE VENDE-NO SE VENDE”, de Esteban Torres Sagra (ÚBEDA, Jaén).
Segundo Premio: “ABATE EN OCASIONES EL DESTINO”, de Daniel Expósito Gutiérrez (ALCORCÓN, Madrid).
Tercer Premio: “DESPUÉS DEL DILUVIO”, de Antonio Casasola Benítez (SAN SEBASTIÁN, Guipuzcoa).
Los dos accésit para poetas locales han recaído en Catherine Coury (“De lugar a hogar”) y Castillo Fernández Trapero (“La Cigüeña que voló”).
Profundamente agradecidos por su participación en el concurso y muy satisfechos por la cantidad (252) y calidad de obras presentadas al mismo, reciba un cordial saludo desde Vilches.
Andrés Torres López.
Técnico Municipal de Cultura.
lunes, 8 de marzo de 2021
SEGUNDO PREMIO DE MICRORRELATO EN ABARÁN
María Dolores Pérez Gabaldón, natural de Cieza, ha sido merecedora del primer premio de la primera edición del Concurso de Microrrelatos ‘8M de Mujer’ promovido por la Concejalía de Mujer e Igualdad del Ayuntamiento de Abarán. La obra ganadora, que recibe 150 euros, lleva por título ‘Bolero’.
El segundo premio (100 euros), ha sido para el relato titulado ‘Avance deportivo’, de Esteban Torres Sagra, de Úbeda (Jaén), siendo el tercer relato premiado ‘El Sol de la Alcoba’, de Manuel Martínez Morote, de Cieza. La entrega ‘honorífica’ de los premios (ya que ninguno de los autores ganadores pudo asistir), tuvo lugar este lunes en un acto celebrado en la Sala Adolfo Suárez y presidido por la concejala de Mujer e Igualdad, Leticia Pérez, a quien acompañaron Ana María Torres y María Parra, quienes junto a Ariana Gómez y Juana Tornero (esta última con voz pero sin voto), integraron el jurado.
![[Img #34425]](https://abarandiaadia.com/upload/images/03_2021/9814_avance-deportivo.png)