Mi poema "DESPEDIDA Y CIERRE"
ha sido galardonado en el
XVI certamen "ENTRE NOSOTR@S"
que organiza anualmente la Asociación de Amas de Casa y Usuarios "CALATRAVA"
de Alcázar de San Juan.
Espero que os guste:
DESPEDIDA Y CIERRE
Me vigilas en ropa interior, casi sin ropa
-hay engarces que no he aprendido a desabrochar todavía-
mientras bromeo,
tumbado en el domingo,
y empiezo a comprender
-por tu lenguaje corporal, por tu renuencia-
que no es el momento propicio
para leerte nada.
Te escabulles sin excusas cómplices
cuando intento aprehenderte
en las tenazas de mis brazos;
y, cuando lo consigo, consigues,
sin emoción, parecer que te emocionas,
sonreír sin sonreír y llorar sin lágrimas,
con algún posado intrascendente,
como una actriz de método cualquiera.
Repasas la prensa en los posos del café
y, mientras te bebes a sorbos mi tristeza,
buscas en la contraportada de alguna revista
la excusa perfecta para abandonarme
sin que la culpa te haga la vida imposible,
sin devolverme el anillo que te regalé,
con uno de esos manuales de autoayuda
-porque también has perdido la originalidad-
que enseñan a cualquiera
a hacer cualquier cosa en mil palabras
-permíteme en esta hora la sinceridad-
y no encuentras las gafas sentimentales
con que hasta hace muy poco me leías.
Olvidaste el número de capítulos imprescindibles
para aprender que nuestra historia
no se merecía un final así,
una resolución extemporánea
sin posibilidad de alegaciones,
y arrastras por las aceras más sucias
de esta ciudad, levantada junto a un río,
los fardos con todos los versos que te dediqué.
¿Cuándo mutaste dentro de tu misma sombra…?
porque, aun estando yo presente,
no advertí que sonaran distintas
tus palabras de amor hasta ayer;
hasta el sábado no supe intuir
los primeros síntomas de apostasía
como nítidos heraldos de tu desamor.
¿Cuándo tus ojos comenzaron a mirar a otros
y el olvido a rebozar tus mejores críticas
con harina de lugares comunes y epítetos?
Tú, que has sido siempre tan enemiga de la banalidad.
¿Cuándo tu lengua salobre, otrora lúbrica,
empezó a mojar mis labios como si cerraras un sobre
con mi biografía y mi finiquito dentro?
¿Desde cuándo, al oírme declamar, no te tiembla la barbilla?
No sé si me has sido infiel desde hace mucho
con otros escritores, vanguardistas o extranjeros,
con otros funcionarios a sueldo de la rima,
o simplemente si asisto al estertor espontáneo
de algo que culmina su postrera culpa
mientras se apaga el ascua que nos hizo únicos
y envío por correo sus últimas cenizas,
-aún calientes y con olor a tinta de impresora-
a la dirección de algún premio literario.
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