Bienvenidos a mi blog. Si os gusta la literatura, en él podéis encontrar algunos poemas y relatos y contactar conmigo. Responderé sugerencias y comentarios en eettss@gmail.com.
miércoles, 22 de abril de 2015
lunes, 6 de abril de 2015
PREMIO DE RELATO EN ÓRGIVA (GRANADA)
¡¡¡¡ÚLTIMA NOTICIA!!!!
Tras ponerme en contacto con el Jurado e informarles de que mi relato ha sido publicado (sin mi permiso expreso) por una entidad a cuyo certamen concurrí sin obtener premio alguno, han decidido fallar a favor del segundo clasificado, lo cual acato aunque me cueste un gran disgusto y me perjudique. Creo que he actuado en consecuencia con mis principios aunque al final el damnificado sea yo.
Lamento haber dado publicidad en facebook, pero no está en mi ánimo defraudar a nadie.
Mi enhorabuena más sincera al nuevo ganador.
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Un relato mío ha sido distinguido con el PREMIO GENERAL de RELATO CORTO "JOSÉ RODRÍGUEZ DUMONT" en Órgiva (Granada),
Tras ponerme en contacto con el Jurado e informarles de que mi relato ha sido publicado (sin mi permiso expreso) por una entidad a cuyo certamen concurrí sin obtener premio alguno, han decidido fallar a favor del segundo clasificado, lo cual acato aunque me cueste un gran disgusto y me perjudique. Creo que he actuado en consecuencia con mis principios aunque al final el damnificado sea yo.
Lamento haber dado publicidad en facebook, pero no está en mi ánimo defraudar a nadie.
Mi enhorabuena más sincera al nuevo ganador.
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Un relato mío ha sido distinguido con el PREMIO GENERAL de RELATO CORTO "JOSÉ RODRÍGUEZ DUMONT" en Órgiva (Granada),
La entrega de premios se celebrará el próximo día 18 de abril de 2015 en el salón de actos del I.E.S. "ALPUJARRA" a las 20,30 horas.
jueves, 5 de marzo de 2015
PREMIO DE RELATO EN VILLANUEVA DEL ARZOBISPO
martes, 16 de diciembre de 2014
POEMA PREMIADO EN ALCALÁ DE HENARES
Estampa de
matrimonio.
I
Matriarcado de
voces que se alzan en penachos
sobre el río
imaginario de la igualdad genuina.
Hembras ateridas,
rudos pechos de tierra, cofias sin pulir;
nervaduras, nudos
de coraje y aspirina,
mujeres sin
rodillas de tanto felar al miedo en su despacho.
Sólido refugio en
la ensenada para el hijo.
Dársena para la
luz morada de los cardenales.
Matrices del
aliento por inercia.
II
Tus labios marcan
una aduana cósmica en sus labios
que inspira y que
señala el condominio de su cuerpo.
Navegas por un
mar bien dibujado en cuadernos de bitácora;
con precisión
geométrica sorteas las dorsales;
conoces todos los
refugios de las olas en su estuche.
En cada mirada te
incorpora pidiendo tu anuencia;
en todos sus
gestos reivindica un gesto tuyo que respalde...
hablas por tu
boca las palabras que ella piensa.
La mimas, la
traes y la llevas a tus compromisos sociales
según te
conviene.
La acompañas y la
exculpas, la distraes...
La humillas y la
ignoras. La posees.
La dominas. La
borras. La
suplantas.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
PREMIO DE POESÍA EN ÓLVEGA
Igual que el año pasado un poema mío ha sido premiado en Ólvega (Soria) por la Asociación "LA JUVE". La composición se titula "PARA LEER ANTES DE IRTE". La dotación consiste en 90 euros y placa.
domingo, 30 de noviembre de 2014
PREMIO DE POESÍA EN ALCALÁ DE HENARES
martes, 25 de noviembre de 2014
RELATO "LA ESPADA Y LA LUZ"
A continuación transcribo el relato que a juicio del Jurado ha merecido el galardón de "LA NOCHE DE LAS QUIMERAS". Se trataba de escribir en directo durante una hora y cuarto, en un salón del palacio Vela de los Cobos de Úbeda, un relato en el que había que incluir obligatoriamente la frase "el mariscal Jorge Robledo", aventurero ubetense de principios del XVI. Casi no me dio tiempo ni de releer lo que sucede y he preferido no corregirlo para que no pierda encanto.
No
estoy aquí por caprichos de las musas, ni por un afán de incrementar mi
currículum literario con un nuevo trofeo para mi vitrina. Tal vez el año pasado
sí respondía a este dictado mi concurrencia. Reto de literatura en vivo y en mi
ciudad. Me sentía como el mariscal Jorge Robledo a la busca de EL Dorado, pero
con otras limitaciones, otro tiempo y otra voluntad menos épica, como podrán
comprender ustedes, miembros del jurado. Y me presenté con mi viejo portátil en
una mano y ese afán que nos lleva a los escritores a oliscar los estímulos.
Vine con un rumor de palabras y con retazos de viejas historias grabadas a
fuego en la piel de mi alma, como ventaja, pensaba yo en aquel momento, sobre
mis adversarios y con un gálibo de autoestima añadido y forjado en tantos años
de hilvanar sílabas y hacer que éstas representen sobre la liturgia blanca de
una pantalla de ordenador una nimia parte de mis sentimientos. Éramos pocos los
llamados a pasar la tarde fría de noviembre ordenando delirios y leyendas,
quimeras y pasiones en un lóbrego local aderezado deprisa para albergarnos.
Cuando comencé a escribir, tras una primera vacilación en el enfoque y un
retractarme a tiempo, parecía que un halo de inspiración se hubiese posado
sobre mi cabeza y transmitiera en morse o yo no sé de qué otra manera, un
ejército ordenado de vocablos que iban llenando la página de mi computadora sin
apenas transiciones o lapsus importantes. Así terminé el primero mi obra breve,
lacónica pero aguerrida, insustancial pero a la vez portadora de dones
literarios fácilmente discernibles por un lector avezado. Tal vez por ello no
me sorprendió la llamada del día siguiente en la que se me concedía el
galardón: ¡Enhorabuena, ha sido usted el ganador del premio de relato “La noche
de las Quimeras”! – fue su escueto comunicado. Después me aclaró la hora y el
lugar de aquel duelo tan agradable en el que se me haría entrega del precioso
trofeo, como decía antes, otro más con el que poblar el anaquel barroco de mi
estantería.
Recuerdo
el acto con nitidez. Algo sencillo y a la vez gratificante para el ego de un
autor. Recibí, no alcanzo a reproducir el nombre de la autoridad encargada de
hacerme la entrega, el saludo afectuoso y el trofeo, al que no alcanzo a
definir sin la angustia interior que me acompaña desde entonces. Hice hueco al
lado de una placa de unas Justas Poéticas, entre un diploma petrificado en
mármol y una escultura pequeña que representaba una pluma en cristal de murano,
grabada con el nombre de la localidad convocante. Procedí a colocar “el trofeo”
ubetense y ya comprendí, tal vez las sensaciones inexplicables usan siempre ese
lenguaje de escalofríos para anunciarnos su voluntad, que mi vida iba a cambiar
desde ese momento, aunque a decir verdad ni en mis peores pesadillas podía
intuir en qué modo.
A
eso de las tres de la madrugada un fuerte impacto me arrojó de los mullidos
brazos de Morfeo a los de mi mujer, sobresaltada y lívida, quien me abrazaba
como primera reacción al intempestivo tropel. Tras reaccionar con entereza
blandí la espada que conservamos de nuestro enlace nupcial a guisa de tizona y
me dirigí al salón cual un Cid del siglo XXI, en pijama de rebajas, en pos del
origen sonoro. Me asaltó una tos nerviosa, que debe ser la defensa de nuestro
sistema simpático para alertar al enemigo de nuestra presencia y ponerle en
huida, cuando iba por el pasillo hacia el salón. Conecté todas las luces y sin
saber cómo así una linterna, tan inútil en semejante circunstancia como
molesta. “La espada y la luz”, pensé en
un arrebato intermedio como título para un futuro relato. Y de ese modo
advertí, con una sonrisa exagerada por
un manojo de neuronas que volvían a sus puestos tras su disposición bélica, que
sólo había sido el trofeo de cristal, ese que llevaba grabado el nombre de una
ciudad perdida donde una vez fui galardonado, el que había producido el
estruendo al hacerse trizas sobre el terrazo. No obstante no llegué a
tranquilizarme del todo cuando observé el rictus –al menos a mí me lo pareció-
entre burlón y desafiante del trofeo recién conquistado, como si quisiera darme
a entender que había sido él el causante del accidente de su compañero de
repisa, algo tan ilógico como improbable, pero que sumó otra canasta de tres
puntos a favor del escalofrío.
Todo
hubiese sido fruto de mi imaginación febril y literaria, y así lo pensé durante
las siguientes jornadas, de no ser porque a la semana exacta de aquel
desaguisado, se repitieron los hechos. La misma hora. El mismo o mayor
estruendo y una nueva víctima, esta vez
el trozo de mármol grabado con mi nombre, que acabó –no entiendo tanta
dureza para acabar así- convertido en diez o doce guijarros blancos y deformes
donde podían leerse letras sueltas que hasta hace poco conformaban mis
apellidos. Al entrar al salón sólo miré el trofeo de la “Noche de las
Quimeras”, el cual me retaba con su mirada mil veces más desafiante y una
sonrisa maquiavélica que sobrecogía.
Como
intuirán ustedes, miembros del Jurado, aunque no lo entiendan todavía hasta que
no alcance a darles las explicación definitiva, los sucesos siguieron
repitiéndose cada vez con mayor frecuencia hasta dejar limpio de galardones la
parte superior de la librería que uso –usaba- a modo de expositor de honores,
panoplia de momentos álgidos en mi ilusa carrera, emuladora de Cervantes, por la
que me gustaba pasear la vista las tardes de poco ingenio para recordarme que
alguna vez había dado con la tecla de la calidad, según atestiguaban con su
testimonio aquellas reliquias. Ahora campeaba como dueña absoluta y señora
feudal de aquel páramo el “Trofeo de la Noche de las Quimeras”. Infeliz de mí, pensé que con aquello
terminaría mi pesadilla, la que comenzó esta noche de hace un año con la
consecución del premio de la edición pasada. Pero no. El espíritu burlón de
aquella pieza artesana siguió martilleándome los pensamientos, hasta tal punto
que en estas dos últimas semanas, cuando voy alcanzando el estado de duermevela
que precede al sueño, oigo una voz entre felina y de ultratumba que me susurra
machaconamente “¡ dame un hermana si quieres que acabe este suplicio, dame una
hermana si quieres que acabe este suplicio…!”
No
sé si la locura se está instalando en mí, fruto quizás de otros excesos o si en
realidad introduje en la intimidad de mi casa un enemigo indescifrable que no
sé de qué puede ser capaz de ahora en adelante. Tras un instante de lucidez
esta mañana he creído ver la luz , la luz mística, no la de la linterna de
marras, y he deducido que se estaba refiriendo a que le consiguiera la figura
de este año, a su hermana, según mi entendimiento, por lo que he acudido con
esa angustia vital de la que hablaba al principio a esta velada creadora, no
por ganar en sí, si no por intentar acallar la maldición de la Noches de las
Quimeras. Suplico vuestra comprensión.
viernes, 21 de noviembre de 2014
PREMIO DE RELATO EN ÚBEDA
Mi relato "La espada y la luz" ha sido galardonado con el premio "LA NOCHE DE LAS QUIMERAS", concurso de relato convocado en el marco del CERTAMEN INTERNACIONAL DE NOVELA HISTÓRICA CIUDAD DE ÚBEDA.
Mañana 22/11/2014 es la entrega de premios en el palacio Vela de los Cobos a las 12.00 A.M.
jueves, 13 de noviembre de 2014
GALA DE ENTREGA DE PREMIOS OROLA 2014
El pasado viernes 7/11/2014 tuvo lugar la entrega de premios y la presentación de la antología OROLA 2014, certamen al que, bajo el lema "FACER ESPAÑAS", habíamos concurrido 184 autores desde los dos lados del Atlántico y que he tenido el inmenso honor de que adjudicaran el PRIMER PREMIO a mi vivencia "OCASIONES PARA ESTREMECERSE". Los otros dos galardones se han ido a Valencia.- Por la vivencia titulada "LOS VERSOS QUE YO ESCRIBO" fue distinguida con el SEGUNDO la escritora María José Toquero y con el TERCERO Laura Cabedo por "EL PASADIZO". Los tres posamos abajo con el artífice de todo esto, don FERNANDO ORLANDO, quien cumplió con nosotros unos envidiables 84 años.
De izquierda a derecha: Mª José Toquero, Laura Cabedo, un servidor y don Fernando Orlando.Más información en www.OROLA.es
Ya están las bases del certamen de 2015
domingo, 26 de octubre de 2014
PREMIO EN ELDA/PETRER
Me acaban de anunciar la concesión del PRIMER PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA "SACRA LEAL", del grupo CUENTAMONTES de Elda y Petrer (Alicante) por mi poema "Carta desde la cumbre" cuyo tema debía girar en torno al montañismo y la escalada
La entrega de premios se realizará en febrero del año que viene y el galardón consiste en la publicación del poema en un libro, 150 euros y estatuilla "CUENTAMONTES"
miércoles, 22 de octubre de 2014
martes, 21 de octubre de 2014
MICRORRELATOS DE ABOGADOS
Mi microrrelato "MENÚ DEL DÍA" ha sido seleccionado en el mes de octubre.
Se puede leer en:
http://www.microrrelatosabogados.com/historico1.asp?mes=10&ano=2014&ed=6
Se puede leer en:
http://www.microrrelatosabogados.com/historico1.asp?mes=10&ano=2014&ed=6
martes, 26 de agosto de 2014
BOTIJO DE BARRO EN DUEÑAS
El pasado 15 de agosto competí en las Justas Poéticas de Dueñas con el poema "TODO DEPENDE" que a continuación publico. Al final quedé tercero. Ganó el Botijo de Oro Francisco Javier Vallín (primero por la derecha). El Botijo de Plata se fue con José Luis Bragado (primero por la izquierda) y el otro Botijo de Barro lo obtuvo José Antonio Galisteo (segundo por la derecha). Una tarde inolvidable en tierra palentina.
domingo, 3 de agosto de 2014
PUBLICACIÓN DE "FIN DEL PRINCIPIO"
Ayer asistí a la entrega de premios de los certámenes literarios de Baños de la Encina. Mi premio consistió en la publicación del poemario "FIN DEL PRINCIPIO" y en el trofeo que aparece en la foto, réplica del Castillo de Burgalimar. Agradezco sinceramente las palabras de Pepa Cantarero y de Alfonso Monteagudo sobre mis versos
Cuelgo los dos poemas que leí:
YA
ME DIJO EL MÉDICO
cuando
niño
que
era una enfermedad de los adjetivos
pero
que en su vademécum
no
venía el nombre por los síntomas
Si
acaso cuando se invente internet
repuso
podrás
buscar alguna asociación o colectivo
de
personas con tu misma dolencia
y
crear un foro
BUSCO
SEÑORA CÉNTRICA PARA AMISTAD CON VISTAS
libre
de cargas y gravámenes
no
imprescindible inglés ni ascensor
armarios
empotrados con ternura
formalidad
demostrable
Tres
dormitorios sin hijos
calefacción
central
curiosas
abstenerse
Salidas
a cenar bajo la luna
excursiones
para mirar escaparates
preferiblemente
religiosa
Fianza
de dos meses
disponibilidad
para viajar por la península
fijo
más incentivos
alta
en seguridad social el primer día
formación
a cargo de la empresa
miércoles, 23 de julio de 2014
JUSTAS POÉTICAS DE DUEÑAS
Mi poema "TODO DEPENDE" acaba de ser seleccionado como finalista en las
JUSTAS POÉTICAS DE DUEÑAS (PALENCIA). El próximo 15 de agosto los cuatro poetas
galardonados hemos de leer nuestros trabajos en la iglesia de Santa María y
después el jurado repartirá 1000 € y Botijo de Oro al primero, 500 € y Botijo de
Plata al segundo y 300 € y Botijo de Barro a los dos terceros. ¡Deseadme
suerte!
jueves, 26 de junio de 2014
PREMIO DE RELATO "PALOMA NAVARRO"
Grata sorpresa ayer al recoger el premio de poesía PALOMA NAVARRO. El Jurado no me había comunicado que también había ganado el PRIMER PREMIO de relato, así que cuando me nombraron no me di por aludido. Un gesto precioso que no olvidaré nunca y que agradeceré siempre.
¡Larga vida al certamen de Vilches que ya ha cumplido diecisiete convocatorias en poesía y dos en prosa!
Relato ganador del II certamen PALOMA NAVARRO.
EL BOMBARDERO DE ATXURI.
¡Larga vida al certamen de Vilches que ya ha cumplido diecisiete convocatorias en poesía y dos en prosa!
Relato ganador del II certamen PALOMA NAVARRO.
EL BOMBARDERO DE ATXURI.
Viene decidido Iñaki, mi nieto, con un
manojo de recortes en la mano izquierda y el asombro pintado a lápiz en sus
ojos limpios. Entre los papeles ha liberado uno, que porta en la derecha, y que
no distingo bien desde la miopía de mis ochenta y nueve años a causa de la luz
deficiente del atardecer en Atxuri: Es una fotografía del tiempo de maricastaña
y que, de pronto, al enfocarla en la retina y distinguir su contenido, ha
desatado dentro de mí algún saco de esencias que ocultaba mal cerrado, como en
una tienda de azafranes, pimentón y orégano, y que se han expandido como el gas
que fueran antes de solidificarse en el pensamiento, fuera de mí, hacia la
estancia contigua y la sala de estar, como el éter, como una plaga de mariposas
diminutas.
El
nieto me dice que le explique aquello que no acierta a comprender acostumbrado
a los mecanismos de colores de los artilugios modernos, a sus diecisiete años,
¡tan inocente todavía!. Es una foto del primer frontón Euskalduna lo que trae
en su mano, aquel que se llevó la Guerra por delante y sobre cuyo solar
edificarían el segundo unos años después, o es acaso una aldaba virtual en un
corazón anciano, fin para el que fue inventada la fotografía, o tal vez una
espoleta que ha activado la ingente bomba de mis recuerdos, o una bujía que ha
puesto en marcha los cigüeñales de mi espíritu y me ha trasladado a aquella
infancia feliz, con matices, que me tocó vivir en suerte y disfrutar en el
primer cuarto del pasado siglo.
El
sudor olía de otra manera en aquel Bilbao de 1928, o mejor no, lo que aromaba
distinto era la forma de eliminarlo: ese jabón ancestral que las matronas
urgían con restos de despensa y sosa cáustica, o el tal Lagarto, no mucho más
sofisticado en su composición aunque igual de eficaz en su profilaxis. El
frontón calaba los sentidos con el perfume a humedad, a pétalos hervidos, de
sus paredes vetustas. Y nosotros, niños románticos, o así nos veo ahora desde
la perspectiva de los años, con los ojos agrandados de mirar desde la grada una
pelota minúscula y la nariz educada en ordenar los efluvios, quizás al no tener
otro entretenimiento más rentable, grabábamos a fuego lento cada recuerdo en
las pituitarias como si se tratara del último, como si al siguiente domingo mi
padre no fuera a llevarnos al Euskalduna. Desde mi puesto perenne, en la misma
baranda del graderío de arriba cada velada, como el grumete de aquel barco
simbólico, en la esquina contraria al marcador, me empapaba el vaho del
linimento que ascendía desde el vestuario y el adobo de las lociones
extremadamente varoniles del que abusaban los pelotaris, recién duchados y
afeitados, hasta tal extremo que no podía respirar en mitad de aquella orgía de
esencias, tosiendo desde el alma, aunque gozando lo inaudito, hasta casi el
éxtasis, por alguna extraña reminiscencia masoquista que debí heredar de mis
ancestros. Cómo no, las vaharadas de habanos, que podían cortarse con un sable
por lo densas, de los escasos puros que encendían los de tribuna, los más
pudientes, vegueros finos de precios inamortizables para un paladar poco
entendido como el de mi padre por aquel entonces, y el roce manido de los
billetes arrugados, como de naipe viejo, como de cartón mohoso empapado en
aliento de ballena, que se cruzaban en las apuestas más atrevidas, rellenaban
hasta rebosarlo el cántaro de mis percepciones. Además, mi hermano crujía
constantemente pipas tostadas con sus enormes incisivos y escupía al suelo las
cáscaras mojadas y hueras. A mí no me gustaba el sabor de los girasoles, en
cambio me moría por aspirar la salmodia a tueste salado que escapaba de
aquellas lámparas maravillosas y diminutas entre los dientes de Txomin. No sé
si me olvido alguno, supongo que, agazapado detrás de sus mayores, o
inadvertidos por la intensidad de los descritos, debieron pasárseme por alto
retazos o reminiscencias de otras fragancias más sutiles, o quizás las
almaceno, como coleccionista avezado, en recónditos campos neuronales, sin
saber de su existir, sin la consciencia de su posesión, hasta que afloren por
extrañas confabulaciones del sentido y me evoquen su natura y la estampa
preciosa en la que los adquirí sin darme cuenta.
Y
junto a los olores he vuelto a oír el crujido de las chisteras, el balazo
dormido de los pelotazos en la pared verdusca, el chirriar de las suelas
rebeldes sobre la pista, los suspiros disimulados de las muchachas adolescentes
ante aquellos hombres curtidos, las maldiciones con sordina que se cocían entre
los labios de los jugadores y de los que apostaban, los aplausos atronadores,
magnificados por el eco del eco de las palmadas en el espacio cerrado del
Euskalduna…
He
vuelto a pasear por los aledaños y a degustar la gaseosa que nos entretenía
después de los partidos, mientras mi padre juzgaba lo visto con sus amistades
en la barra, libando unos chiquitos y
emulando proezas de sus buenos tiempos
deportistas, no en balde presumía de ser el gran Bengoechea III, deudor de una
gran saga de triunfadores que se remontaba a mediados del siglo XIX con su
abuelo Iñaki y trascendía su buen nombre al “Bombardero de Lezama”, su padre,
tradición gloriosa rota por mí y por el resto de mis hermanos, en absoluto
válidos para este arte por nuestra complexión débil y agilidad nula, y
alardeaba de sus huesos rotos y mal curados en una retahíla de falanges
deformadas por una soldadura defectuosa...
Mi
nieto sigue reclamando mudo, absorto, porque ha debido ver algún retazo de
historia en el fondo blanco y negro de mis ojos, que le otorgue una recreación
detallada, si no del paisaje urbano y sus personajes anónimos, sí al menos de
mis emociones, del porqué de haber guardado aquella vieja lámina casi cien años
en el fondo de una caja de latón, entre otras evidentes.
- Hijo mío, cosas de viejos - le digo, como
espantando las moscas de su curiosidad. Pero él insiste en si alguno de los
jugadores era yo, o mi padre, o algún pariente, creyendo rescatar algún rasgo
común entre ellos y nosotros, por lo que me aprovecho de mi ancianidad y
amparado en la demencia y en la falta de coetáneos que pudieran desmentirme, le
digo que sí, que era yo el de la izquierda, el campeón de Vizcaya durante siete
temporadas en la modalidad de cesta y punta, mi favorita, y que hubo una vez
una ovación de quince minutos en mi honor cuando vencí a Bengoechea III, y le
cuento cómo nos lavábamos al finalizar los partidos con jabón casero, y lo bien
que olían las lociones de afeitar de aquel entonces y que me llamaban el
“Bombardero de Atxuri” en los bares de chiquitos del Casco Viejo y que así
enamoré a su abuela un domingo por la tarde, tras sorprenderla suspirando por
mí durante un partido...
Él, que se sabe de
memoria los milagros caseros de la saga, conoce perfectamente que le miento,
pero no le importa seguirme la ocurrencia y, al terminar, me besa en la frente
con una ternura infinita y deja sobre mí la estela afeminada de un aftershave
americano que acaba por borrar el rastro en mi memoria, quizás para siempre, de
aquellos olores bilbaínos de 1928...
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