IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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miércoles, 30 de septiembre de 2020

PREMIO DE MICRORRELATO

Ganadores del concurso Microrrelatos Contra el Desperdicio

AECOC  lanzó el pasado mes de julio la VI Lluvia de Ideas AECOC contra el Desperdicio Alimentario, el conocido concurso anual enmarcado en su campaña ‘La alimentación no tiene desperdicio’ y patrocinado por Carrefour que anima a los consumidores a exprimir su creatividad para poner en relieve el valor de los alimentos y el rechazo a su desaprovechamiento. El concurso de este año ha recopilado más de 500 microrrelatos contra el desperdicio alimentario de un máximo de 150 palabras. Participantes de todo el país han sacado su espíritu literario y creativo para contar grandes historias en pocas palabras.

Hoy, en el 8º Punto de Encuentro Contra el Desperdicio Alimentario, el Jurado ha elegido el microrrelato ganador y el segundo clasificado, llevándose como premio un cheque regalo Carrefour valorado en 500€ y 250€ respectivamente. Estos son los microrrelatos ganadores. ¡Enhorabuena!

 

  • «La nochebuena del solsticio», por Esteban Torres (Microrrelato ganador)

Mamá, con ese discurso convincente que la caracteriza desde que nació, ha logrado involucrarnos a todos en su idea de celebrar la Navidad el 23 de junio. “La nochebuena del solsticio” -dice. ¿Sus motivos? Muchos y variopintos: que si hay que innovar, que las tradiciones familiares comienzan así, que en realidad no queda demostrado que Jesús naciera en diciembre, etc. Magnífico el pavo y los aperitivos que lo han antecedido. Y luego los turrones y las peladillas para rematar la calurosa velada. Pero a mí, que no se me escapa detalle de su proceder y llevo un rato dándole vueltas a esta ocurrencia suya, se me ha ocurrido ir a la cocina y rebuscar en la basura. Así he descubierto su verdadera razón para adelantar las navidades: el turrón caducaba a finales del mes y ella, desde que la conozco, siempre ha sido incapaz de desperdiciar nada.

 

  • «Sin tallas no hay paraíso», por David García (segundo clasificado)

Era muy elegante, vestía muy raro, piel oscura y mirada limpia. Si hubiera sido mayor hubiera pensado en la reina de algún lejano país. Entró al restaurante se sentó y pidió amablemente. Nadie la entendió. Llamamos al cocinero. -“Quiere una 18 de estofado de carne y una 4 de cerveza”. Fruncimos los ceños extrañados. “La princesa” sonreía. Terminamos comprendiendo que se refería a las tallas de la comida y bebida. Le explicamos que no conocíamos restaurante ni lugar alguno con tallas de comida. Reflexionó y gravemente preguntó cuántas personas habitaban España. Incrédulos sus ojos refulgieron y pude ver en ellos como en un cine; bosques inmensos plagados de animales, ríos de agua cristalina, miles de pájaros en el cielo. Finalmente atravesó su mirada lo que había visto hasta llegar al restaurante: cemento, humo, gente estresada, miradas ausentes. Lo comprendió todo, su mirada entristeció. Sus ojos brillaban. Yo también comprendí.

viernes, 11 de septiembre de 2020

SENDOS SEGUNDOS PREMIOS DE RELATO Y DE POESÍA UNIVERSIDAD DE JAÉN


 


Me acaban de comunicar la obtención de los dos segundos premios, tanto en relato como en poesía con  
"ARIAL VERSUS TIMES NEW ROMAN"  
y 
"EL DÍA QUE MURIÓ B.B."  
respectivamente.

 

EL DÍA QUE MURIÓ B.B. 

             

Para esto has quedado,
para cobijar la duda eterna
en un retrato a carboncillo;
para que te llame andrógina
al esbozar tu semblanza
cualquier periodista;
para certificar que la crónica
no se puede reducir estrictamente
a un conjunto de quistes y biopsias,
a un átomo de pírrica esperanza
que establece su hábitat en lo profundo
y que al final sucumbe, como un árbol,
con palabras sin matices
en el confín de una entelequia,
en la lectura prohibida
de unos dedos sin voltaje.

O sobre la pleura,
a lo mejor sobre tu pleura
instala el invierno sus branquias milenarias
y por ellas te sangra la brisa muerta,
la brisa fósil que se cuela,
insoportable y furtiva,
como un narval esquizofrénico,
entre las últimas sacudidas
de tus labios promiscuos.

Para amar sin cimientos,
para eso has quedado.
Para amar sin perlas de detergente
debajo de tu lengua mesetaria,
por si acaso la mentira no se borra,
por si acaso te produjera sonrojos la ira
o sembrase pústulas de grasa, o caries, o hematíes,
allí donde no llega
la anatomía de un hombre.

Para curar las palabras heridas
que bombardean tu entusiasmo
cuando nadie examina entre tus piernas
los ganglios del amanecer.

Para esto, para escribir que el Gólgota
está en cualquier sitio donde mires
y que los mecánicos te llaman
todos los domingos por teléfono
desde un taller inexistente
para susurrarte obscenidades
que sólo dicen los mecánicos.

Para aprender el oficio de las musas  
y cómo ser ambiciosa sin desagradar,
cuando suena el clarín del último disparo
en tus oídos rampantes,
en tus párpados de brea,
ágil para algunas conjeturas
en las que está bien visto
el desnudo integral de Campanilla,
tu alter ego desde siempre.

Para glosar la mímesis de los camaleones
y escribir que los dálmatas
han desaparecido de repente
en los cuentos infantiles.


Tú, que nada entiendes de agonías,
ni de memorias de pájaros,
describes, no obstante,
el tiempo sin palabras por megafonía
y exhortas verdades absolutas
al lobo que caza por tu pecho,
porque ya nadie sabe dónde se oculta
el cánido salvaje de la muerte
con la certeza antigua de los rabadanes.

Eres la que nunca se equivoca
contando los racimos del futuro
y eso que dejaste muy temprano
de estudiar las cábalas
donde macera la inquietud
sus hormonas viscerales.
Bebes agua como si fuese viento
e incorporas la lluvia a tu festín
de hipotenusas que se secan.
Por eso lloras cuando nadie está pendiente
y deseas que el musgo agarre
en las cordilleras de tus muslos infinitos
para olvidarte de regarlas.

Te sientes violada en el lecho de las nubes,
engañada por la vida y sus promesas fáciles,
sola en el sofá,
instalando en tus manos
la penúltima versión del sinsentido,
a horcajadas del tiempo, a horcajadas...
recontando los anillos de los dioses,
esperando que escampe la lluvia insensata
para ir a comprar tu pan de cada día
antes de volver a la tierra para siempre.


jueves, 3 de septiembre de 2020

ACCÉSIT DE MICORRELATO EN UTRILLAS

Me anuncian telefónicamente la concesión de un accésit a mi microrrelato RETRANSMISIÓN EN DIRECTO

miércoles, 2 de septiembre de 2020

SEGUNDO PREMIO DE POESÍA EN ALACUÁS


 El poema que transcribo a continuación ha obtenido el segundo premio en el certamen MARE DE DÉU DE L'OLIVAR, modalidad B.



BALADA DEL SETENTA Y CINCO

 

 

 

Nunca olvidaré las acequias de mi infancia

en el descampado que había detrás de mi piso:

corrientes que inundaban madrigueras de ratas 

entre carriles de azada y de rastrojos

y nos dejaban sin fútbol unas horas

para regar a mansalva los naranjos

y los huertos del camino a Xirivella.

 

Venas secas que despertaban al dictado

de un turno incomprensible para un niño

hasta reventar de agua aquellos cauces,

perennemente secos hasta entonces,

como venas excavadas en el páramo.

 

Ni las tardes en que rompíamos la monotonía

haciendo cola cuando estrenaban

alguna de Tarzán, el hombre mono,

o para ver pelearse a dos romanos

en el cine Hercumar, enfrente de mi escuela.

 

Ni las noches de estrellas, orientados a levante

para vislumbrar el castillo de pólvora

el día de San José, mirando a Valencia

por encima de los edificios y las luces,

sobre tejados convertidos en terraza

en una finca de las afueras de Alaquàs.

 

Nunca olvidaré los primeros escarceos con la vida

para un andaluz emigrante de once años, 

los amigos que dejé y los que pude hacer,

las clases de guitarra que no di 

para disgusto de mis padres,

el susto de mi hermano al cruzar la avenida,

las escapadas algún sábado al Vedat,

los partidos de frontón en la azotea,

y ese olor que se pega a los recuerdos

con retazos de humo y azahar;

o las clases de don Francisco Lerma,

de quien yo era su alumno favorito…

 

Todo bien mezclado con carencias y con ansias

de hacerme mayor, sin yo saberlo,

para soñar con las acequias de mi infancia 

dormido en las entrañas de otra tierra.

                        

 

lunes, 8 de junio de 2020

PREMIO DE RELATO EN TORREDELCAMPO


Buenas noticias desde la otra punta de la provincia:
Mi relato
"LECCIONES PARA EL PRIMÓGENITO"
 ha sido distinguido con el primer premio del certamen.
LECCIONES PARA EL PRIMOGÉNITO                

Hijo mío, has nacido varón y por ello “marcado en la ingle con un fruto”, como diría el de OrihuelaY yo mujer, mujer con el privilegio de ser tu madre y con la obligación de inculcarte nuestros valoresPor eso he de advertirte que heredarás una situación engañosamente favorable para tu género, extrañamente negativa, porque tendrás que dar explicaciones por actitudes y costumbres heredadas de antaño en una época lúcida que intenta equilibrar la balanza de los géneros en apenas un suspiro, una balanza que se ha ido descompensado desde la Prehistoria -si miramos hacia atrás en los anales del tiempo- con el riesgo que siempre conlleva corregir una corriente y enmendar su curso, el resultado de muchas erosiones camufladas de costumbre a lo largo de los siglos. 
Por eso he de asegurarme que entiendes las siguientes reglas y sabrás asumirlas y respetarlas, que serás su adalid y procurarás su cumplimiento por tus semejantes, sin que la situación o el contexto puedan variar un ápice tus principios y tu proceder: 
Hasta que aprendas que “amar” es antónimo de “poseer” no estarás preparado para relacionarte. 
Cuando conozcas e interiorices la diferencia entre los adverbios que afirman y los que niegan, y aceptes la libertad de cada mujer para pronunciar el que más le apetezca en cada momento, serás incapaz de apreciar que no respetar un “no” es el acto más miserable que puedes cometer en tu vida, y que conseguir un “sí” de sus labios es el culmen de la dicha, y al obtenerlo te sentirás pletórico y el ser más afortunado de la Tierra.
Hasta que le hables de igual a igual a tu pareja y ni si te pase por la imaginación humillarla con vocablos o con hechos, con gestos, con poses, con alusiones obscenas, con golpes, con desprecios, con amenazas… no serás digno de considerarte “hombre”.
Cuando aprendas que pedir disculpas es sólo un paso atrás para ganar impulso y que si rompes una cuerda de la guitarra del cariño ya no puede restañarse, entenderás la importancia de una sonrisa sincera y de que las mujeres estamos confeccionadas con un material exclusivo que necesita todos los cuidados, y que hay fronteras que si las traspasas te cierran para siempre el camino del regreso. 
Hasta que destierres los celos y no los interpretes como el carburante necesario para que arranque tu amor, no te darás cuenta que el cariño no necesita motores ajenos a su propia idiosincrasia.
Cada vez que la abraces, ella debe notar un plumón de tórtola en sus hombros y no la garra de un águila en sus brazos; si lo consigues, ese día habrás aprobado el examen de la delicadeza y podrás pedirle solemnemente que comparta contigo los retos del futuro. Y ese día yo estaré muy orgullosa de ti y te bendeciré doblemente como mujer y como madre.
                                               FIN

jueves, 21 de mayo de 2020

PREMIO A UNA CARTA DE DESAMOR

Parece que se me dan mejor las cartas de desamor que las de amor.  La titulada "NOTA DE CATA" que reproduzco a continuación ha sido galardonada con el segundo premio en Platja d'Aro. 
Espero que os guste.


NOTA DE CATA.                                                    
Desquerida mía:

Al igual que el vino se transforma en vinagre a poco que se distraiga el bodeguero y cese en sus cuidados, así nuestro amor se ha ido ajando en estos años compartidos. La luz en exceso de las visitas familiares importunas –tu madre, como primer fotón de este inconveniente-, la falta de humedad en nuestra alcoba o el ruido molesto que la mutua dejadez en las maneras producía, mediaron a la contra en aquel caldo y lo fueron convirtiendo -algo que pudo haber sido un gran reserva portentoso- en un clarete indefinido, casi prescindible, un vino de mesa corriente que hemos seguido bebiendo con desgana muchos años después, mezclado con gaseosa, para ahogar las inquietudes, por el bienestar de nuestros hijos y por evitar el escándalo mayúsculo en ambas familias.
Contábamos con materia prima excelente para obtener magníficas cosechas, lo reconocerás conmigo: Cuerpos fértiles de carne tempranilla, un sentimiento acrisolado por la garantía que los años de noviazgo otorgan a un crianza, la cava idónea donde recrear tanto amor, enriqueciendo sus virtudes, y unas barricas de la mejor madera sentimental posible en las que el reposo hubiese fortalecido sus debilidades. Sin embargo, cada desaire que nos procuramos mutuamente incrementó la posibilidad de que fermentara la levadura del cansancio, cada discusión alteró irremisiblemente las características enológicas de la convivencia, cada inconveniente subió un grado Celsius la temperatura ideal en los toneles y, por eso ahora, notamos su paso largo con reminiscencias a reproche y hay un leve matiz que nos recuerda la desidia en cada sorbo. En nariz aparecen evocaciones de atmósferas enrarecidas y salones sin diálogo, aires de velada con telenovela al fondo y un efluvio de conversaciones muertas en los últimos brindis.  Hasta el color de la ilusión se ha puesto mustio con un velo de sombras y desasosiegos: donde antes brillaba un rojo intenso, envidia y parangón de matrimonios, ahora luce un grana pálido y desteñido que parece contagiarnos su tristeza. 
Lo mejor sería verterlo todo por el sumidero del olvido y comenzar nuevas vendimias en distintos pagos en lugar de empeñarnos en estirar su maridaje con la desilusión y la rutina. Fundar empresas con otra clase de uva, con otra mezcla y otras variedades menos rencorosas, y guardar el recuerdo de las primeras botellas en un lugar mítico, porque fue inolvidable la ebriedad del cariño los primeros años, bien lo recuerdas, antes que el mildiu del conformismo anidara en nuestras cepas. 
Antes pensaba que podríamos cambiar completamente con una poda severa del espíritu a cargo de un terapeuta y volver a los orígenes, cuando cada mirada hacía que nos creciesen pámpanas y brotes de lujuria, cuando las caricias y los besos estrujaban sus taninos por los labios con irreverencia adolescente.  Tal vez la solución hubiese demandado entonces aclarar los lagares del destino y cosechar con otros métodos, o empezar de nuevo en otro sitio: arrancar las vides y plantar, por ejemplo, olivos en la tierra, transformar nuestra bodega amorosa en una almazara moderna y trocar los toneles por depósitos de acero inoxidable donde desnudase el óleo y se posara la desidia. Nos haría falta, desde luego, un préstamo extraordinario de cariño y necesitaríamos un aval de correspondencias mutuas para que el banco Cupido nos concediese una hipoteca a tres o cuatro desencuentros, con un interés por el otro unos puntos por encima de la media. 
Además, los primeros frutos de esta metamorfosis serían a largo plazo y lo mismo después de tanta inversión en compromiso, tras firmar cuotas de esperanza mensuales inasumibles para la autoestima, si el barril de nuestro amor ya no guardaba su solera, como parece certificar tanto vinagre, tal vez el aceite que produjéramos, después de todo, tampoco serviría para ungir tu espalda o engrasar los muelles de nuestro silencio. Por eso, desquerida, socia en estas metáforas de aficionado al vino y al aceite, hoy hago la maleta de mi porvenir en solitario. Sólo me llevo el decantador de amistad y el abrebotellas para corazones díscolos que tú me regalaste. Deseo tu comprensión por este alarde tardío de honestidad, sin miedo a los diretes de la competencia, que al cabo de poco sabrás agradecerme. 
Parto con la lección bien aprendida y con el propósito firme de enmendar los errores si es que el destino, caprichoso siempre, me empujase a crear nuevas marcas en alguna otra denominación de origen. 
Yo sólo espero que tú hagas lo mismo y que pasado el tiempo que precisa el etílico de la desilusión para disiparse en tus entrañas, cuando coincidamos en alguna cata podamos saludarnos con cariño en recuerdo de los primeros tragos.                 FIN                         

lunes, 18 de mayo de 2020

PREMIO DE RELATO EN OVIEDO

Estimado Esteban,
nos ponemos en contacto con usted desde la organización Medicus Mundi Norte para notificarle que ha ganado el Primer Premio del XX Certamen de Cuentos Dr. Luis Estrada con su relato "Operación Pitita", que los miembros del jurado han destacado por su prosa exquisita, emotividad y gran trasfondo social.
Como sabrá por las bases, el premio consiste en 600€ sujetos a las retenciones de impuestos vigentes. Enhorabuena en nombre de todo el equipo que formamos Medicus Mundi.
Próximamente publicaremos un libro de cuentos con los ganadores del certamen de los últimos diez años. Tenemos previsión (si la crisis del coronavirus nos lo permite) de presentarlo, a la vez que hacemos público el nombre de los ganadores, el 16 de mayo en la Feria del Libro de Oviedo.
Si nos envía su número de cuenta en la ficha anexa le haremos próximamente la transferencia.
Quedamos en contacto,
una vez más, enhorabuena!
Un cordial saludo

OPERACIÓN PITITA

¿Quién no conoce a Pitita en este barrio? ¿Quién no ha depositado alguna vez un euro, o veinte céntimos, o cincuenta entre sus mitones de lana, esos mitones legendarios de color desconocido que se deshilachan entre sus dedos sucios, untuosos, morados?
La mujer vive cambiando de banco cada tarde. Si alguien no la visualiza todavía, os diré que es la que va conduciendo siempre un carrito de Mercadona, sin ninguna moneda en la ranura, en el cual transporta -de cualquier sitio a ninguna parte- unos bártulos variopintos y sus pocas pertenencias: cartones y bolsas, una mochila ruinosa, un ventilador sin enchufe, una radio cascada, una manta a cuadros, seis u ocho zapatos inmundos que ni siquiera se sabe si tienen pareja conocida, y qué sé yo qué otros tesoros sin nombre…
Ella rondará la sexta decena. Obesa y desarrapada, va arrastrando su cuerpo como un basilisco sobre unas zapatillas de andar por casa, unas pantuflas que debieron ser azules a su salida de fábrica y que hoy sería imposible catalogar sin la ayuda del carbono catorce. La tela del empeine deja ver sus entrañas acolchadas en tonos beige. La suela está despegada en su parte delantera hasta casi la mitad de la planta y parece que va lamiendo las losas, pues antes de aterrizar sobre ellas el pie, se adelanta al intento y, unas veces por el haz y otras por el envés, siempre limpia de polvo la futura huella con el consiguiente riesgo de accidente para Pitita. Lleva unas medias por debajo de la rodilla con tomates de todas las variedades conocidas del hortal. Y una falda de varias telas distintas que combina con un par de jerseys manidos y abigarrados cuando se acuerda que tiene más de uno, cuando se acuerda que tiene frío. Está marcada por el sol y la penuria, y su piel parece sacada de un tostadero. Sin embargo, posee unas manos delicadas que no concuerdan con el resto de su anatomía en las que acumula toda clase de abalorios circulares, baratijas y colgajos que se encuentra. Entre tanta quincalla sólo guarda de valor un pequeño corazón de oro y una cadena muy fina del mismo metal, arrollados a su muñeca izquierda, vestigios de un tiempo próspero seguramente y que deben tener una historia muy bonita detrás.
Hay leyendas urbanas que dicen que es millonaria y que tiene varias casas diseminadas por la provincia, como pasa con todas las de su condición en cualquier lugar del planeta, y una fortuna en acciones de la Caja de Ahorros, y algunas fincas de naranjos y de almendros, y… lo que pasa es que somos muy dados a escudarnos en la fantasía para justificar ante nosotros mismos cualquier hipótesis, cualquier señal que pueda mellar nuestra confianza o amenace con acentuar el sentimiento de culpa que pudiera invadirnos por permitir entre todos situaciones tan indignas. Si en verdad fuera tan rica como dicen, nos justificaríamos pensando que su vida rastrera y llena de calamidades es una opción legítima, en este caso, de millonaria excéntrica. Pero no lo es. Está abocada a la miseria por un conjunto de circunstancias, de las cuáles quizás sea responsable en mayor o menor medida ella misma, no lo pongo en tela de juicio; o tal vez por delirios del azar, esos caprichos del destino que te lanzan por una cuesta abajo, cuando no escalera, y ya no puedes pararte sin chocar con un cerro, con un desahucio, con una bancarrota…
Ella duerme en el cajero de la esquina, el de La Caixa, sobre unos cartones sin sábanas, bajo unos cartones sin sábanas, los cuáles dobla y ordena cada vez meticulosamente y los coloca en el carrito, pues como no se fía de nadie deambula con todo, a todas horas, todos los días del año, por todas las aceras. Se descalza y coloca con mimo, a la altura casi de su boca, las zapatillas cómodas y desarrapadas, las de la lengua fuera cuyo lamido precede a cada paso. Siempre responde un "hola" casi inaudible a los rezagados que sacamos dinero a deshora y que, aunque procuramos no despertarla en su camastro ni desperdigar las zapatillas con una patada ciega, habitualmente lo hacemos cuando pulsamos las teclas sonoras del robot para introducir nuestro pin en la máquina. Si nos acordamos, solemos bajarle un litro de leche barata y unas magdalenas, a modo de compensación por el sueño robado, y se las dejamos cerca del bulto que forman ella y los cartones, los cartones y ella, a unos centímetros de la lengua de sus zapatillas. Es nuestro pequeño tributo por la molestia causada, por colarnos en su alcoba de duende, por saltarnos su intimidad a la torera, por descolocarle las pantuflas con una patada ciega…
Tiene los dientes contados y sabe abrir los botellines haciendo palanca con un incisivo aislado que le nace como una península en el acantilado de su encía. Si la miras de cerca no puedes contarle las arrugas porque se juntan entre ellas e interseccionan, y no tienen delimitadas áreas concretas fronterizas después de la reforma cutánea que acometió a los cincuenta y cinco años, tras un accidente con el fuego. Lleva el pelo despeinado en un estilo libre, nuevo, despreocupado, que no necesita prelavado y que ahorra agua para la comunidad, un bien tan escaso y tan odioso para ella. Sabe mejor que nadie reciclar la materia orgánica de los contenedores y una ley no escrita le otorga preferencia para hurgar en ellos antes que los otros vagabundos, con menos trienios y menos arraigo en la zona. También se rumorea que sus hijas no saben de su situación porque se vino sin decirles nada de algún lugar muy lejano. Y no tiene cobertura en un móvil obsoleto que debió funcionar bien hace dos décadas, o ni eso, y del que aún intenta desentrañar algún mensaje telepático cuando se aburre por el día y lo saca de su faltriquera y lo usa, más tarde, para partir las nueces que le regalan algunos empleados del Mercadona a modo de martillo.
Tiene los ojos del color del río cuando baja arrastrando légamos tras una tormenta en su curso alto. Y mira como si fuera capaz de llorar tierra o se pudieran sembrar coles en el fondo de sus retinas sin esfuerzo, hermosos jirones telúricos que aumentan la leyenda de su ostentoso linaje. Come cuando come y no hace ascos a casi nada, aunque se vuelve loca con la coca cola y la cerveza, siempre que no sean sin cafeína, o light, o zero, o cero-cero, o las insulsas combinaciones de estas posibilidades. Su preferida es la comida italiana y por eso merodea en la basura de la pizzería "Nápoles" cuando calcula que los camareros arrojan los restos de sus "margaritas". Cuando la ven acercarse, a eso de la medianoche, le suelen alargar sin que se entere el jefe, una lata de refresco y una porción del manjar, pero su dignidad le impide comer en público y por eso esboza una mueca que puede interpretarse como sonrisa daliniana en señal de agradecimiento y guarda bajo un trapo indefinible lo que rebaña o le donan para momentos más íntimos. Luego, en cualquier banco olvidado, casi en penumbra; o en el saliente de algún escaparte mal iluminado, lo primero que hace es sacarse las pantuflas y mover los dedos de los pies como si estuviese tocando una escala en un piano imaginario. Abre la caja cuadrada de la pizzería y lentamente va partiendo trocitos irregulares de alimento que introduce en su boca con la punta de sus dedos, cuellos de avestruz que asoman por los agujeros de sus mitones.
En el noventa y ocho, cuando me mudé a este barrio, ya aparece ella al fondo de una fotografía que me hice en el portal de la entrada de mi edificio, por lo que debe llevar viviendo aquí -y de este modo- más de lo que dura una hipoteca en la Tierra Media.
Está demostrado que no sabe leer, por lo que me he permitido hacer fotocopias de este escrito y ponerlas en todas las paredes que he sido capaz, descartando la posibilidad de que conozca nuestra intención por medio de la lectura. Simplemente propongo que nos organizarnos y aprovechemos las próximas Navidades, su espíritu solidario y su corriente de generosidad para hacerle un regalo original a Pitita, un regalo especial que no olvide nunca, si es que su memoria rige todavía después de tanto tiempo conversando con los pájaros o a través del móvil departirlasnueces:

"Queridos vecinos, por la presente os convoco el día 24 de diciembre, a las cinco de la tarde junto al contenedor de la pizzería "Nápoles" –ya he hablado con el dueño y me ha dado su consentimiento, aparte de aclararme que es sabedor de que sus empleados alimentan a escondidas a Pitita y que muchas veces el promotor de la idea es él mismo- para limpiarlo a conciencia y después para llenarlo y decorarlo como una enorme cesta de regalos. Podéis traer cualquier cosa que se os antoje, desde un jersey potable a una caja de alfajores, fiambre, chocolate, latas de atún, galletas, turrones, queso o mermelada. Yo ya le he comprado unas zapatillas nuevas, unas zapatillas abrigadas, térmicas, de cuadros, unas zapatillas con la lengua pegada al paladar de sus suelas. Os ruego que lo envolváis todo en papel de regalo por aquello de las apariencias. Yo creo que en sesenta minutos, más o menos, si todos nos prestamos y no escurrimos el bulto, seremos capaces de tenerlo listo y estaremos con hora de regresar a nuestras importantes vidas a tiempo de la cena tradicional en familia.
Mi teléfono de contacto es el que aparece en la tirilla del filo de este folio y me he nombrado yo mismo a mí mismo promotor y coordinador del proyecto Pitita.
Si te parece buena idea lo que describo, te espero junto al contenedor a la hora que ya he dicho.
Sé que estos gestos sólo salen bien en las películas americanas, en Acción de Gracias o en San Patricio, o con Santa Claus surcando el cielo en un trineo con tracción renal. También soy consciente de que un momento de emoción este año no le va a solucionar la vida a ella, ni a nosotros nos va a hacer mejores personas, o tal vez sí ambas cosas; sólo considero que si podemos conseguir que su sonrisa huera pase del surrealismo de Dalí al hiperrealismo de Antonio López, y que sus lágrimas de tierra se vayan decantando hacia el azul de un río sin contaminar, y si le evitamos que le salgan sabañones en los pies y reducimos la posibilidad de que pueda tropezarse con la lengua de sus zapatillas, habremos conseguido que esta Nochebuena nos deje su impronta para siempre. Además, las fotografías que subamos a Facebook, se van a compartir más que un compás en una academia de dibujo técnico.
Si conseguimos ir más allá de este propósito y establecer una costumbre, tanto mejor.
Firmado: Alguien que saca dinero a deshora en la alcoba de Pitita.
Os espero. Mi teléfono de contacto es:
61458595 -61458595-61458595-61458595
 
 
 
 


miércoles, 15 de abril de 2020

PREMIO DE RELATO EN VILLA DEL PRADO



Mi relato "A CONTRARIO SENSU" ha obtenido el PRIMER PREMIO en el certamen "LAS PALABRAS ESCONDIDAS" de Villa del Prado (Madrid), entre 125 participantes de toda la geografía española y algunos provenientes del extranjero.

sábado, 28 de marzo de 2020

GALARDONES DE RELATO

Bueno no sabía qué hacer. 
Si decirlo o no, pero ya no puedo aguantar más y en vista de que esto va para largo, anuncio que he recibido la notificación de un par de jurados concediéndome sendos primeros premios de relato, desde tierras asturianas y madrileñas, y precisamente a textos muy placeados -siempre recuerdo a Teresa Núñez cuando dice que cada obra tiene su jurado esperándola- por esos cosos literarios (que me perdonen los animalistas por el uso de términos taurinos).

miércoles, 4 de marzo de 2020

GANADOR CERTAMEN MICRORRELATO EN MANZANARES


El relato titulado No hay quinta mala, de Esteban Torres Sagra, de Úbeda (Jaén), ha sido el ganador del primer premio del II Concurso Nacional de Micorrelatos ‘100 palabras para la igualdad’, dotado con 200 euros. El accésit nacional, de 150 euros, corresponde a La mujer invisible, del madrileño Ernesto Ortega Garrido. Con la misma cuantía, el accésit local lo gana Ángel Montoya Sánchez de Pablo por el microrrelato titulado Nocturnidad. A esta edición se presentaron 333 participantes de toda España, 23 de ellos locales.

                  NO HAY QUINTA MALA.                                   



 Fue la última de sus hermanas en una época con preferencias machistas.
El médico no tuvo más ocurrencia, al ver su sexo, que decirle al padre: 
“Lo siento mucho, Wladyslaw, es otra niña…”. 
Aunque debió añadir:  “…lo cual no obsta para que llegue a dominar cuatro idiomas, se licencie en Física con el número uno de su promoción y en Matemáticas con el dos, gane el Nobel de su especialidad a los treinta y seis y el de Química ocho años más tarde…” 
Lo que hubiese dejado, sin duda, el día que nació Marie, mucho más tranquilo al señor Skłodowski.

miércoles, 29 de enero de 2020

PRIMER PREMIO DE POESÍA "DOÑA LUZ"



Mi poema "REVÁLIDAS DE AUSENCIA" ha sido merecedor del PRIMER PREMIO a juicio del Jurado del certamen "DOÑA LUZ" de Doña Mencía (Córdoba)

 

 

REVÁLIDAS DE AUSENCIA:
                        A Sabina, en su 70 aniversario.

I
 
Marcan el saldo de mi incompetencia

y subrayan en rojo tus valores

diecinueve suspensos en amores

y quinientas reválidas de ausencia.



Hoy me siento como una interferencia

al albur del recuerdo y sus rencores:

ni me planteo gripar otros motores

aunque ella me otorgara su indulgencia.



El mundo por montera y mi resaca

resisten otra noche si tu inquina

pone letra al papel de otro pañuelo.



Desnudo y solo, y hundido en mi butaca,

litros de alcohol y mucha nicotina

mi alma supura, entre peces de hielo.


II

Porque nunca seré nada importante,

escribir se me antoja un mecanismo

que me salva a mí mismo de mí mismo

siendo tú mi dolor y mi calmante.



Pensaba que tu enigma de cantante

era un decálogo contra el cinismo,

pero comprendo que tu catecismo

consiste en disfrutar de cada instante.

Repitiendo tus estrofas no consigo

que una musa, un fantasma o un amigo

-aunque ofrezca un neceser con agravios-



apuesten por mí toda su fortuna;


y me dan las diez, y las doce y la una…
sin que pueda olvidarme de sus labios.



III

A la memoria de una bailarina

o a los sueños prohibidos de un viajante.

A la primera parte contratante

o a un esteta que se zafa de la ruina.



A un señor que esnifa cocaína

por debajo del vientre de su amante,

o al duelo provocado con un guante

para vencer al adalid de la rutina.



Cualquier historia sirve de argumento

para activar ese instinto de poeta

que no soporta el adocenamiento.



Entre los cerros de Úbeda y de Mágina

al diccionario capeas con muleta

sobre el albero blanco de una página.



Torero imaginario de la Loma

que solo cortarías tu coleta

con el borde afilado de una coma.



 


viernes, 24 de enero de 2020

ESTRENO DE 2020


Mi poema "HISTORIA DE MAYTE" ha sido reconocido con el segundo premio de poesía en Miajadas (Cáceres). Agradezco a Juan Carlos Pérez López, que me haya representado en la gala de entrega de premios y lo felicito a él por obtener el primer premio de relato.


HISTORIA DE MAYTE


Sin maquillaje. Sin historia que contar. Sin adrenalina. 
Sin vistas al mar ni a la montaña
Mayte se muerde las uñas y las sombras
echada en una cama de faquir.

Su teléfono no suena desde mil novecientos
noventa y tantos y eso ametralla su clarividencia.

Solo recibe cartas anónimas de una sucursal
y felicitaciones navideñas de las compañías
que le menguan el sueldo mes a mes.

Piensa que a lo mejor no tiene amigas: 
aunque en su facebook aparecen tres,
dos de Canadá y otra de Palencia
que tiene como foto de presentación
un reloj de pared y algunos gatos.

Pero enseguida culpa del agravio a la sociedad,
a su madre, a la educación pueblerina
que la marcó con su hierro incandescente
cuando tuvo que elegir el camino más corto
para conseguir llegar a ser nadie.

Los días pasan anodinos. 
Nada excita su imaginación
cuando repasa las páginas de la niñez
o guarda en el congelador su ropa íntima.

Le sería fácil maldecir, pero no maldice.
Sale con disfraz al exterior del edificio algunas veces, 
solo cuando le falta avituallamiento,
y se prueba una sonrisa en el “todo a cien”.

Compra migrañas de la marca que anuncia
su televisor y se desnuda de espaldas al espejo
antes de abrir la cremallera de su cutis:
cada vez le gusta menos reflejarse en él.

Luego no concilia el sueño y, por casualidad,
descorcha una botella de elucubración
para celebrar otro aniversario,
mientras rellena una solicitud 
donde pone por escrito su arrepentimiento.

Nunca debió aceptar aquella prejubilación
tan ventajosa, tan cruel, tan miserable.

La encontraron muerta sobre un papel
a punto de firmar la rendición.








viernes, 27 de diciembre de 2019

BALANCE DE 2019

¿Decepcionado? Íntimamente sí. Mi realidad y la realidad se alejan por un camino pedregoso. Las sensaciones son extrañas y comienzo a no distinguir la calidad de los textos -míos y ajenos-, casi lo peor que me temía. Todo lleva a perderse en un bosque de versos que uno no sabe si prescindibles -nada es imprescindible, ni las personas, ni las palabras, eso lo tengo grabado a fuego desde hace años- ni si merece la pena dedicarles mi tiempo. No creo que esta percepción dependa directamente del número de reconocimientos obtenidos -indirectamente tal vez sí-. La única certeza es la nimiedad, la fantasía, si obtengo placer con lo que hago, si escribo para mí o no...
En cifras, han sido 14 distinciones: 

6 en poesía, 
3 en microrrelato 
y 5 en relato.

4 primeros premios
4 segundos
6 accésit o terceros premios

además he sido finalista en varios más.

Por provincias:

Córdoba (2)
Ciudad Real (2)
Madrid (2)
Jaén (1)
Valladolid (1)
Asturias (1)
Las Palmas (1)
Teruel (1)
Ávila (1)
Málaga (1)
Santa Cruz de Tenerife (1)

Espero que el año que viene sea más favorable y que no pierda la ilusión por escribir y participar.
¡¡¡Feliz 2020!!!

jueves, 12 de diciembre de 2019

SEGUNDO PREMIO DE MICRORRELATO EN MI PROPIA EMPRESA

Mi micro
 "JUNTOS FOREVER"
ha resultado galardonado con el segundo premio del certamen que organiza el SEPE por su cuarenta aniversario.
 
Lo dejo a continuación para quien quiera leerlo. 
 

JUNTOS FOREVER

Fue mi primer, mi único amor. Lo conocí por casualidad en unas oposiciones extraordinarias y nos fuimos estudiando recíprocamente –yo bastante más, desde luego-. Me dijo que se llamaba Instituto Nacional de Empleo, pero que podía llamarlo Inem, si quería. Algo muy fuerte debió surgir entre ambos porque pronto formalizamos nuestra relación con un nombramiento como funcionario en prácticas y dejé de ser virgen en mi vida laboral.
Pasaron los años y él cambió de nombre y yo de ciudad, siguiéndolo. Se modernizó y se ha convertido en el más eficiente concediendo prestaciones. Yo cada día me esmero más por dar el mejor servicio en su nombre.
Últimamente conocimos a una señora llamada Silcoiweb a través de internet, y a sus hijos Hares y Argos. Intimamos mucho. Entre los cinco hemos ido perdiendo la paciencia con el paso del tiempo hasta que nos hemos convertido en enemigos acérrimos de cualquier demora… ¡incluso conseguimos entregar en mano las resoluciones, nuestro mayor sueño cuando empezamos a salir!.
A día de hoy, que cumple cuarenta años, estamos dispuestos a no estancarnos en la relación y a seguir ofreciendo batalla en la primera línea de la necesidad.
El SEPE y yo, juntos forever.